El comisario José Manuel Villarejo interceptó para el BBVA, el 18 de enero de 2005, una llamada telefónica realizada desde el Palacio de la Moncloa a un directivo del Banco Santander Central Hispano (BSCH), en la que fueron grabados de forma subrepticia la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el jefe de la Oficina Económica en Presidencia del Gobierno, Miguel Sebastián.
En las hojas de cálculo a las que ha tenido acceso MONCLOA.COM hay 65 llamadas en las que el origen o el destino estaba identificado como «Presidencia del Gobierno», «Ministerio de la Presidencia» o «Moncloa».Y en 60 de las 65 ocasiones aparece el móvil corporativo que tenía Sebastián en aquel momento en Presidencia de Gobierno.
Villarejo entregó al BBVA un informe de cuatro páginas (pinche aquí para leerlo) con la supuesta transcripción de la conversación pinchada, aunque entre los más de 4.000 documentos del comisario sobre la entidad financiera a los que ha tenido acceso MONCLOA.COM no está el audio de esta charla.
El documento con las transcripciones se redactó bajo el título ‘Anexo VI: MIKY-CC Control Comunicaciones’. ‘MIKY’ fue el alias que le puso el comisario al que luego fuera ministro socialista de Industria. En el escrito, Villarejo se jacta de que «a pesar de las contramedidas» que había puesto el propio Sebastián para proteger sus comunicaciones telefónicas, el pinchazo de la llamada realizada desde un número fijo de La Moncloa había sido posible ya que ‘RUPER’ tenía el «control afectado».
‘RUPER’ es el acrónimo de Ignacio Rupérez Calvo, un alto directivo del BSCH que, en opinión de Villarejo, era el «enlace» entre el llamado ‘grupo hostil’ y la entidad financiera de Botín. Los extractos de la charla entre Sebastián y Rupérez, a la que se suma De la Vega en un momento de la misma, tienen pausas y partes inaudibles ya que en el Palacio de la Moncloa hay «contramedidas electrónicas» que impiden o, al menos, dificultan la interceptación de llamadas.
Rupérez le confiesa a Sebastián que «el Jefe -presuntamente Emilio Botín- tiene la cabeza en la Audiencia y además lo ve todo muy parado«, lo que confirma que el Santander era renuente a entrar en la operación de Sacyr para echar de la presidencia del BBVA a Francisco González.
Rupérez transmite a Sebastián que su banco cree que el Gobierno no va en serio en su apoyo al grupo que intenta sacar a González del BBVA y duda de los movimientos del entonces presidente de la CNMV, Manuel Conthe, «con la patata» de dicha operación.
Sebastián lamenta que el Santander no se lance en apoyo de Sacyr –«No os veo muy activos», subraya el entonces gurú económico de Zapatero- y le pide a Rupérez un «esfuerzo» porque hay que tener un recambio si al final el financiero Juan Abelló no sigue en la operación para desbancar a González del BBVA. El alto directivo del Santander reconoce que Abelló está «muy asustado» con los «recados» que está recibiendo: «Sospecha de todo el mundo y como salga algo de lo suyo se retira… dice que no comprende que alguien supiera su tema de Hacienda…y hasta que no llegasteis vosotros nadie sabía nada».
En ese momento, Sebastián se da cuenta que están hablando «muy claro» en esa llamada telefónica y le advierte a su interlocutor que la «gente del Calvo -en referencia a FG-» les pueden estar escuchando. «¿Pero tú crees que se atrevería a espiarte a tí…?«, le pregunta Rupérez. «...Y lo están haciendo… lo vamos a descubrir«, le responde el jefe de la Oficina Económica en La Moncloa. Es más, le confiesa que unos días antes habían «detectado una señal que no correspondía al servicio oficial» y que ya la habían anulado. «Lo vamos a descubrir porque las cosas que está filtrando su gente -en referencia al BBVA- solo se sabe oyendo conversaciones», subraya Sebastián.
Tras ello, De la Vega se suma a la conversación y transmite a Rupérez tranquilidad respecto a la situación de Emilio Botín. Rupérez confirma a la vicepresidenta del Gobierno que pueden seguir contando con el BSCH en la operación de Sacyr para asaltar el BBVA. «No quiero más comunicados contra SV (Sacyr Vallehermoso) ni contra nadie… ahora hay que dar aspecto de unidad frente al PP», subraya la número dos del Gobierno.
De la Vega hace hincapié en que Juan Abelló no debe apartarse de la operación en marcha de asalto al BBVA y el alto directivo del Santander le reconoce a la vicepresidenta que el financiero «es muy aprehensivo y está muy nervioso», a lo que la portavoz del Gobierno le responde que hay que tranquilizarlo todo lo posible. «Tenéis el apoyo del Presidente (José Luis Rodríguez Zapatero)», concluye De la Vega antes de pasarle de nuevo el teléfono a Sebastián.
SEBASTIÁN ADMITE QUE ESTÁN «NERVIOSOS»
El jefe de la Oficina Económica admite al alto cargo del BSCH que todos están «muy nerviosos» cuando en realidad el que tenía «que estar preocupado es el Calvo». Ante las dudas del Santander, Sebastián eleva el tono: «Si no se mantiene… vuestra conducta será inaceptable», le espeta.
La transcripción de Villarejo concluye abruptamente con un comentario del comisario sobre las causas de ello: «Se interrumpe súbitamente la recepción… no se vuelve a recuperar la señal y ante la posibilidad de haber sido detectados, se opta por abandonar el lugar». Con ello se sugiere que el pinchazo se consiguió acercándose a corta distancia de Rupérez y por medio de un dispositivo electrónico de espionaje.
Villarejo redactó otro informe ese mismo día explicando con detalle las «contramedidas» que había adoptado Sebastián en aquellas primeras semanas de 2005. El comisario advirtió al BBVA que tanto el jefe de la Oficina Económica en La Moncloa como Carlos Arenillas -entonces número dos de la CNMV- y José Pérez -amigo de Sebastián, presidente de Intermoney y que luego dirigiría el Banco Madrid– se sentían vigilados y que «sospechan de FG», las iniciales con las que se conoce en el mundo financiero al ahora presidente de honor del BBVA.
Es más, llega a precisar que Sebastian habló en el Consejo de Ministros del 21 de enero de ese 2005 con los ministros del Interior y de Defensa -de quien depende el CNI-, José Antonio Alonso y José Bono, para pedirles que empleasen «los medios necesarios para impedirlo y sobre todo para pillar in fraganti a los autores». Villarejo añade que Sebastián estaba seguro que si los espías eran descubiertos, éstos dirían para salvarse que trabajaban «para FG y ello sería definitivo para su caída».
El CNI, en palabra del comisario, no había logrado detectar a ningún miembro del dispositivo de su empresa, pero había activado contramedidas «que inhabilitan cualquier procedimiento de recepción, especialmente en las proximidades de MIKY, usando una sobrecarga que provocan la inhabilitación del equipo por sobredimensión de la señal».
Esta actividad de los servicios secretos fue advertida a T (la inicial con la que se refiere Villarejo al jefe de Seguridad del BBVA, Julio Corrochano, quien era conocido por el apodo de Tomy en circulos policiales). «Ante la desigualdad de fuerzas, las instrucciones de T son las de actuar como guerra de guerrillas, esto es, hostigar y desaparecer. Moviéndose de manera sigilosa y actuando con procedimientos de ‘respuesta clandestina’, para que el rastro dejado sea inexistente».
Villarejo deja constancia en dicho informe de las dificultades para «controlar técnicamente a MIKY» hasta el punto de que «se han averiado cuatro veces dos equipos diferentes» de espionaje telefónico, por lo que ha optado «por emplear dichos medios en otros objetivos». Como consecuencia de ello, el CNI ya no vuelve a detectar pinchazos en torno a Sebastián.
«MIKY puede tener la certeza de que no se le pueden interceptar, pero desconoce que indirectamente sí, cuando está controlado el otro interlocutor«, concluye el comisario. En aquel 18 de enero de 2005, el interlocutor pinchado fue Ignacio Rupérez.
MONCLOA.COM pone a disposición de los afectados un web para comprobar si su teléfono fue monitorizado. Puedes consultarlo introduciendo tu número de teléfono (fijo o móvil) aquí o desde la web del servicio