Los límites políticos de la Unión Europea se difuminan. Al menos entre España y Francia. El exprimer ministro francés Manuel Valls ha iniciado las negociaciones con el PSOE para incorporarse al nuevo Ejecutivo, siempre que Pedro Sánchez consiga la investidura. Valls recogería la cartera de Exteriores, un puesto que ha quedado vacante tras la victoria en las elecciones europeas del todavía ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
El Partido Socialista ya ha iniciado los contactos con Valls para nombrarle ministro. La noche del pasado miércoles, el candidato de Barcelona pel Canvi rompió el hielo con los socialistas en un restaurante llamado Las Tortillas de Gabino. En torno a la mesa del comedor, el PSOE dio los primeros pasos para incorporar a sus filas al exprimer ministro como responsable de Asuntos Exteriores.
El aterrizaje de Valls en la política española no será fugaz. El hispanofrancés es un político de peso. Conocido y respetado en Europa. Y sus malos resultados en las elecciones municipales no parecen frenar su ascenso político. Incluso su vida personal invita a pensar que Valls ha venido para quedarse, ya que se va a casar con la española Susana Gallardo.
Fue socialista en su etapa política en Francia. Y pese a que Ciudadanos apoyó su candidatura a la alcaldía de Barcelona, el divorcio entre la formación de Valls y la de Albert Rivera no ha tardado en llegar. “Ciudadanos era un partido liberal. Ahora pacta con una formación reaccionaria y antieuropea”, ha afirmado el pasado miércoles el político hispanofrancés.
La formación naranja ha pactado con Vox tanto en las comunidades autónomas como en los municipios. El partido de ultraderecha y Ciudadanos han aupado al Partido Popular a recoger el bastón de mando en todas las alcaldías que les ha sido posible. Y a nivel autonómico, el llamado “tripartito de derechas” quiere repetir los pactos “a la andaluza”. Es este acercamiento con Vox el que ha llevado a Valls a romper toda relación con Rivera.
Su nombramiento como ministro de Asuntos Exteriores no solo sería un golpe de efecto a nivel nacional. Valls conoce bien la Unión Europea, especialmente por su etapa como primer ministro de Francia. Su marcado carácter europeísta y su opinión crítica con el independentismo catalán le convierten en un candidato ideal para sustituir a Borrell.
De cara al Parlamento Europeo, el nombramiento de Valls también supondría un portazo a Ciudadanos. Pedro Sánchez y el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ya han iniciado los contactos para establecer una alianza entre el grupo socialista europeo y los liberales en la Eurocámara. Si se consolida, los de Rivera tendrían poca relevancia dentro su propio grupo parlamentario. La entrada de Valls en el Ejecutivo de Sánchez consolidaría dicha alianza y neutralizaría a Ciudadanos.
El único escollo para el nombramiento de Valls está precisamente en su peso político. Su nombre puede hacer sombra al del propio Pedro Sánchez, especialmente en Europa. Una situación que el PSOE prefiere evitar.
PRIMER MINISTRO
Primero, Manuel Valls fue Alcalde de Evry y diputado de Essonne. Luego fue ministro de Interior del expresidente de Francia François Hollande. Tras la renuncia de Jean-Marc Ayraultn en 2014 fue nombrado Primer Ministro del país. Entonces Hollande no pasaba por su mejor momento. Había obtenido unos malos resultados en las elecciones municipales y afirmó haber escuchado el mensaje del pueblo.
Quizás por eso nombró al hispanofrancés. Porque quería un Gobierno de «combate. Y Valls representaba esos valores. Valls, de 56 años y nacido en Barcelona, representaba el ala derecha del partido socialista francés. Y por eso Hollande le nombró primer ministro en una situación de crisis.
El ascenso de Valls no fue bien recibido por otros miembros de su partido. Dos entonces ministros, el de Fomento (Pascal Canfin) y la de Vivienda (Cécile Duflot) renunciaron a su puesto porque «las ideas presentadas por el nuevo primer ministro» no eran «una respuesta adecuada a los problemas de los franceses».
La parte de Valls que se encuentra más a la derecha es su ideario económico. Fue este el aspecto que más sedujo a Ciudadanos para apoyar su candidatura (a pesar de que quiso mantener su condición de independiente), pues su forma de ver la inmigración, la edad de jubilación u otras cuestiones le acerca más a las posturas de la derecha europea.