El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene claro que para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) necesita el apoyo de los partidos independentistas. Que el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, haya anunciado este miércoles que la semana que entra comenzarán a tramitarse los indultos a los presos del procés o que el Gobierno haya vetado la presencia del Rey para presidir el acto de entrega de despachos de la LXIX promoción de jueces en Barcelona son pruebas de que el PSOE quiere a ERC de su lado. La concesiones han irritado a todos, desde la oposición hasta la Casa Real pasando por el propio Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pero el presidente ha apostado por los independentistas como socios de Gobierno y no le importan las consecuencias de su decisión.
El anuncio de Campo ha caído como plomo en el Congreso. Según las palabras del ministro de Justicia, «en cuanto a este Ministerio se refiere (…), también está tramitando los indultos. Por cierto, esos que a usted le preocupan, porque les toca, empezarán a tramitarse la semana que viene». Este comentario se lo ha dado a la diputada de Esquerra Republicana Laura Borrás y deja claras las intenciones del Gobierno, que aderezadas con el acercamiento de según qué presos etarras a las cárceles del País Vasco dejan claro que Sánchez quiere a los independentistas y nacionalistas de su lado para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.
El indulto a los presos del procés era una condición sine qua non para los independentistas, especialmente para ERC. El presidente en un principio no tenía intención de ceder en este punto de una forma tan evidente, pero la presión de los nacionalistas ha surtido efecto y Sánchez ha cedido con la complicidad de Unidas Podemos. Si los presos del procés se libran, ERC apoyará los Presupuestos y Sánchez logrará lo que tanto quiere: acabar la legislatura al frente del Ejecutivo.
Los presos del procés tienen lo que quieren, al menos por ahora, pero el presidente también ha querido tener otro detalle con Gabriel Rufián y los suyos sugiriendo al Rey que no acudiera a presidir el acto de entrega de despachos de la LXIX promoción de jueces en Barcelona. ERC ha querido hacer una muestra de poder frente a la monarquía y lo ha conseguido, pues pocos se creen la excusa del Gobierno en la que aseguran que es recomendable que Felipe VI no acuda al acto por no poder garantizar su seguridad.
Estos dos gestos se han convertido en un acto de buena fe del Gobierno, pues no es casual que se produzcan a las puertas de una votación de unos Presupuestos Generales del Estado que contarán con el no en bloque del Partido Popular y de Vox. La clave ahora es si tras estos guiños la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, cederá y se abstendrá, al menos, en la votación de los Presupuestos.
Unidas Podemos ve con buenos ojos revalidar la mayoría de la moción de censura y de la investidura porque así podrán darle un matiz más progresista a las cuentas que se presenten en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, Sánchez ha conseguido con esto ganarse el rechazo en bloque de todos los partidos conservadores y habrá que ver cómo repercute su decisión de someterse a las peticiones de los independentistas en las encuestas y los sondeos venideros.
El vicepresidente y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, se ha mostrado satisfecho con revalidar esta mayoría (pues ya mostró reticencias a formar una con Arrimadas) y ha deslizado que los nuevos Presupuestos Generales del Estado serán de «justicia fiscal», según sus palabras, es decir, que subirá la cotización y el IRPF de las rentas más elevadas y no tocará (o bajará) las más bajas. Todo está por ver en unos PGE que se presentarán durante las próximas semanas y que se aprobarán previsiblemente con el apoyo de los nacionalistas e independentistas.