El orgullo de ser español cala cada vez menos en los ciudadanos. El porcentaje de los que se sienten así ha descendido casi ocho puntos en los últimos diez años, según un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Esta encuesta también descubre que ha crecido en siete puntos los que afirman que con toda seguridad no participarían en la defensa del país en caso de ataque.
Esta evolución se produce de 2007 a 2017, fecha del último estudio, que se ha conocido ahora. El cambio de opinión se ha manifestado en un periodo en el que se ha desarrollado la crisis económica y se ha acentuado el proceso independentista catalán, aunque la encuesta se realizó un poco antes del referéndum secesionista del 1 de octubre de hace un año.
En ese lapso de tiempo ha variado significativamente el sentimiento de ser español. Los que sienten muy orgullosos son el 39,7% de los encuestados, cuando en 2007 se sentían así el 48,8% de las personas a las que se le preguntaba. Los que están muy orgullosos mas los que se sienten bastante orgullosos sumaban en 2007 un 84,8%, mientras que en 2017 sólo alcanzan el 76,9%, lo que significa un descenso de 7,9 puntos.
El sondeo también señala que el porcentaje de encuestados que con toda seguridad no participarían en la defensa ha pasado de 32,7% en 2007 al 39,9% diez años después. Este estudio fue realizado el año pasado para el Ministerio de Defensa, pero no ha sido publicado hasta este año por el CIS, como estipula la normativa para los que este centro realiza por convenio para otros organismos públicos.
Si se suman los que con toda seguridad no participarían en la defensa en caso de ataque con los que confiesan que “probablemente” tampoco lo harían, la cifra en 2017 ya supera claramente a la mitad de los encuestados, al alcanzar el 54,9%, mientras que en 2007 esta cifra era del 50,7%.
Otro de los datos que ha variado de forma llamativa en estos años es el porcentaje de encuestados que considera que el presupuesto dedicado a Defensa y a las Fuerzas Armadas es excesivo. En 2007, justo antes de que comenzara la crisis económica, el porcentaje era del 17,6%, cuando en el último estudio del CIS ya lo piensa el 22,6% de los encuestados. Los que creen que el volumen de tropa es excesivo ha pasado del 8,3% al 11,2%.
EL ORGULLO, EL HIMNO Y LA BANDERA
Las cuestiones relacionadas con el ánimo patriótico descienden también cuando se preguntan por los sentimientos alrededor del himno y la bandera. El 57,6% se emociona con los acordes del himno nacional, cuando en 2007 lo hacía el 60,5%. Curiosamente, los que sienten una emoción más fuerte no han variado prácticamente en diez años.
Algo parecido ocurre con la bandera, que emociona al 54,8% de los encuestados, cuando en 2017 confesaba ese sentimiento el 60,1%. A pesar de estos descensos, el porcentaje de los que sienten emoción ante un acto militar no ha variado en los últimos diez años.
Entre los sentimientos relacionados con las fuerzas armadas llama la atención que cada vez son más los que no creen que haya algo por lo que merezca arriesgar la vida. Hace diez años pensaban así el 44,9% de los encuestados y en el último estudio alcanzan ya el 46,4%.
El cambio en los sentimientos y valores alejados de los tradicionalmente considerados como patrióticos no es óbice para que en diez años haya mejorado considerablemente la opinión sobre las fuerzas armadas, ya que la tienen buena o muy buena el 65,1%, cuando hace diez años el dato era del 56,6%.
Además, esta mejoría se ha producido porque han crecido los que tienen una opinión muy buena, que han pasado del 6,8% al 15,5%. En el mismo sentido, quienes creen que las fuerzas armadas están muy preparadas para la defensa han pasado del 6% al 13,3% en diez años.
Otro indicador en el que también puede haber influido la crisis económica y el desempleo o la inestabilidad laboral es el porcentaje de padres que animaría a sus hijos a ser soldados. En 2007, antes de que comenzara la crisis económica, el 34% de los encuestados decía que si un hijo (no distinguía entre sexos) le dijera que quiere ser soldado, se pondría de su lado. Con diez años de crisis económica encima, el porcentaje ha crecido entre seis y nueve puntos, ya que al 40,4% le animaría si se tratara de una hija y el 43,4% si se tratara de un hijo.
Algo parecido ocurre si les dijeran que quieren ser mandos de las fuerzas armadas (oficiales o suboficiales) ya que también han crecido el porcentaje de los que les darían un empujón, al pasar del 39,2% en 2007 al 44,5% en el caso de que se trate de hijas y el 43,4% en el caso de hijos. En cualquier caso, parece que la crisis no convence a los jóvenes para pensar en las fuerzas armadas como salida profesional, ya que el porcentaje que ve nada probable convertirse en soldado es alto y se mantiene. En 2007 era del 61% y diez años después es del 60%.
Por último, también ha evolucionado favorablemente el número de encuestados que están muy de acuerdo en que las mujeres se incorporen a puestos de combate, ya que han pasado del 46,4% en 2009 (en 2007 no se incluyó la pregunta) al 58,3% en el último estudio. Si se suman a los que están sencillamente de acuerdo, ya alcanzan el 91% de los encuestados.