Los obispos van a recibir 18 millones de euros más de lo que esperaban por la asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Este superávit se dedica a engrosar un fondo de reserva que ahora ha sido puesto en cuestión por el Tribunal de Cuentas. Sin embargo, según ha sabido MONCLOA.COM de fuentes episcopales, los obispos no temen perder estos fondos, ya que, si es necesario, justificarán de otra manera el destino final que se les da.
Este superávit se produce cuando la Iglesia católica ha conseguido una recaudación récord por la equis destinada a sus fines en el IRPF. Los datos definitivos del último ejercicio que se conocen, los de la campaña de la renta de 2019, correspondientes a la declaración del ejercicio de 2018, arrojan una recaudación de 284 millones de euros, 16,6 millones más que en el ejercicio anterior. Estos datos se producen cuando el Gobierno ha anunciado que quiere analizar cambios en el sistema fiscal de la Iglesia católica en España.
Los obispos habían elaborado unos presupuestos con una previsión de ingresos por IRPF de 266 millones de euros. Por esta razón, los 284 millones de euros que finalmente han recaudado les suponen un colchón que puede engrosar el fondo de reserva que crearon hace años para hacer frente a aquellos años en que pudieran incurrir en déficits. Este fondo de reserva superaba ya antes de conocerse estas últimas cifras los setenta millones de euros.
El problema es que el informe preliminar del Tribunal de Cuentas, que ha fiscalizado por primera vez el destino de estos fondos que provienen de los ingresos del Estado, pone en duda que parte del dinero pueda ir a parar a esta hucha de los obispos. Por el contrario, en el episcopado consideran que el dinero del IRPF que reciben no es una subvención finalista, por lo que no tienen que justificar que el dinero se haya gastado efectivamente.
Desde que está vigente el actual sistema de financiación de la Iglesia a través del IRPF no se ha establecido concretamente la manera de rendir cuentas por parte de la Conferencia Episcopal ante el Estado. Anualmente presenta una Memoria Justificativa. Sin embargo, su elaboración es muy diferente a las memorias de este tipo de cualquier entidad que reciba fondos públicos.
Desde que está vigente el actual sistema de financiación de la Iglesia a través del IRPF no se ha establecido concretamente la manera de rendir cuentas
La Iglesia católica recuerda que el sistema de financiación a través de la asignación tributaria está diseñado para que los fondos sean dedicados genéricamente a sus propios fines. Sólo después de la reforma de este sistema en 2007 hubo un acuerdo para que mejorara la información que ofrecían los obispos en esa Memoria Justificativa. Según la Iglesia católica, el Gobierno pidió que se ampliara lo más posible la información sobre la actividad de la Iglesia, entidad a la que se destinaban los fondos de forma genérica.
El dinero recaudado a través del IRPF lo reparte la Conferencia Episcopal entre las diferentes diócesis. El criterio de reparto depende de factores como el número de sacerdotes, la extensión de la diócesis, el número de habitantes, etc. Además, los fondos alimentan otras partidas de gasto como puede ser el pago por la Seguridad social del Clero o una aportación extraordinaria que realiza a Cáritas desde que comenzó la última crisis económica.
EL IRPF DE LOS OBISPOS PARA TRECE TELEVISIÓN
El informe preliminar de fiscalización del Tribunal de Cuentas, que adelantó Infolibre, expresa dudas sobre si el dinero destinado a la televisión católica Trece estaría justificado. El problema se encuentra en que destinar este dinero a la televisión podría ir contra las normas europeas sobre libre competencia que limitan las ayudas de Estado.
En este sentido, en la Conferencia Episcopal llaman la atención sobre la voluntad de transparencia de la que han hecho gala al informar en sus memorias justificativas anuales del dinero que han destinado a la cadena de televisión Trece. Bien es verdad que, si hubiera algún problema, los obispos tienen la opción de señalar que todo el dinero del IRPF se reparte directamente a la caja de cada diócesis. El dinero que estas pudieran luego destinar hipotéticamente a la televisión católica podría atribuirse a cualquiera de sus otras fuentes de financiación, como, por ejemplo, las aportaciones de los fieles.
El efecto de la crisis hizo que hasta el ejercicio 2016 la asignación tributaria para la Iglesia no superara la del año 2008. En 2016 ascendió a 257 millones de euros. Desde entonces, el incremento ha sido significativo: 268 millones de euros en el ejercicio 2017 y así hasta los 284 millones de 2018, el último ejercicio del que se tienen datos cerrados. Esta cifra supone un incremento del 6,19%, provocado sobre todo por la mejora económica y no tanto por el incremento en el número de declaraciones que optan por la equis para la Iglesia católica, que fue de 26.885 más. En total, hubo 7,1 millones de declaraciones que optaron por destinar la asignación tributaria del IRPF a los fines de la Iglesia católica.