¿Y por qué no médicas y enfermeros? El ministerio de Irene Montero está echando humo de todo el trabajo que se le ha acumulado. Uno de los organismos que dependen directamente de Igualdad, el conocido Instituto de la Mujer, ha puesto el acento en lo que de verdad importa a muchos españoles y españolas: el lenguaje inclusivo. Resulta que los medios de comunicación, en contadas ocasiones, se refieren a los (y las) profesionales sanitarios como médicos y enfermeras. Vamos, que dan por hecho que los médicos son varones y las enfermeras mujeres, cuando todos saben que hay médicas y enfermeros. Y no han dejado de denunciarlo.
El Instituto de la Mujer está dirigido por Beatriz Gimeno, una militante de Podemos que ha pasado a la historia por pedir a los hombres que cedieran a la penetración anal para conseguir la igualdad. Pues bien, Gimeno ha sido quien a través del Instituto de la Mujer, dependiente directamente del ministerio que dirige Irene Montero, ha cuestionado lo que para ella debe ser indignante: que se dé por hecho que los médicos son hombres y las mujeres enfermeras.
Nos trasladan queja al #OIM: ¿Por qué muchos medios dicen "médicos y enfermeras" cuando hablan de personal sanitario o profesionales de medicina y enfermería? También nos los preguntamos. El lenguaje sexista también fomenta la segregación laboral por sexos, horizontal y vertical
— Instituto de la Mujer (@Inmujer) April 15, 2020
«Nos trasladan queja al #OIM: ¿Por qué muchos medios dicen «médicos y enfermeras» cuando hablan de personal sanitario o profesionales de medicina y enfermería? También nos los preguntamos. El lenguaje sexista también fomenta la segregación laboral por sexos, horizontal y vertical», aseguran desde el Instituto dirigido por Gimeno.
Al parecer, este sexismo deliberado y heredado genera segregación laboral por sexos, es decir, que se asume que las mujeres dentro del mundo sanitario son enfermeras y que los hombres son los que llegan a ser médicos. Y no puede ser.
El Instituto de la Mujer tiene el objetivo claro de avanzar en el lenguaje inclusivo. De hecho, la ministra Irene Montero es muy partidaria de utilizarlo y no se la salta nunca. Incluso ha llegado a afirmar el «todas» como única fórmula para combatir el clásico «todos», que incluye el género femenino. Es por esto que desde el Instituto se insta a las personas a hablar y a escribir de una forma «no sexista». Por eso Gimeno le remite a sus seguidores de Twitter una recopilación de 120 guías de consejos sobre cómo hablar y escribir para no caer en la tentación de escribir de forma machista.
Este mundo de consejos inclusivos está dirigido a todos los ámbitos sociales y profesionales. Desde profesores, médicos o abogados hasta científicos. Básicamente recopilan muchas guías sobre cómo expresarse en los ámbitos jurídicos, sanitarios, tecnológicos, científicos o de cualquier tipo.
Las quejas sobre el lenguaje sexista en referencia a los hospitales vienen del Observatorio de la Imagen de las Mujeres (OIM). Pero también le dedican su parte al periodismo, que no entienden cómo estos profesionales de la información utilicen expresiones machistas para referirse a según qué colectivos. En su lugar, desde el Instituto de la Mujer insisten en que la fórmula adecuada es «el personal de enfermería, el personal facultativo o la comunidad farmacéutica», para evitar caer en tentaciones del pasado.
La reacción de Podemos con el lenguaje inclusivo ha sido determinante. Incluso cambiaron el nombre de su logo por el de Unidas Podemos para normalizar el hecho de que ya ha llegado el momento de cambiar el estilo y el género de las cosas para no reprimir de forma lingüística a la mujer. Irene Montero, como titular de Igualdad, se ha centrado en aclarar estos conceptos en repetidas ocasiones y, en otras, ha sido objeto de mofa por pasarse de rosca a la hora de exigir un lenguaje inclusivo. Empezando por el todos y todas.
Sin embargo, Gimeno, una de sus adalides que pretende imponer el lenguaje inclusivo tiene una serie de expresiones que la han hecho famosa no precisamente por su tolerancia. Avisó de que la única forma de que se acabar con el machismo del sexo era que los hombres fueran penetrados analmente porque los hombres son «opresores, violentos y promiscuos».
«El ano es una de las principales zonas erógenas para hombres y mujeres. Especialmente para hombres. Para que se produzca un verdadero cambio cultural tienen que cambiar también las prácticas sexuales hegemónicas y hetero normativas y que sin ese cambio, que afecta a lo simbólico y a la construcción de las subjetividades, no se producirá un verdadero cambio social que iguale a hombres y mujeres», detalló la que ahora dice que no se debe decir médicos y enfermeras.