Si hace diez años hubiera existido la actual ley que penaliza la radicalización yihadista, el imán de Ripoll, que fue clave del grupo que realizó los atentados de Barcelona, habría sido detenido antes de que ocurrieran. El experto en terrorismo yihadista, Fernando Reinares, considera que la movilización yihadista no ha tenido precedentes en Europa y ha desbordado la capacidad de respuesta de los gobiernos de estos países.
Reinares presentó el libro “Yihadismo y yihadistas en España quince años después del 11-M”, editado por el Real Instituto Elcano, del que es autor junto con Carola García-Calvo y Álvaro Vicente. Al acto asistió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. El libro es un análisis sobre los yihadistas condenados o muertos entre los atentados del 11-M y el año 2018, el inmediatamente posterior a los ataques de Barcelona.
Abdelbaki Es Satty murió en la explosión de un chalet en Alcanar, donde los terroristas almacenaban los explosivos con los que pretendían atentar en principio. El que fuera imán de Ripoll había convivido anteriormente con otra célula terrorista, desarticulada en lo que se conoció como operación Chacal.
Antes de ser el imán de Ripoll, había ejercido las mismas funciones en la mezquita Al Furkan, de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), donde se reunía la célula terrorista. Sin embargo, la investigación policial no pudo probar su participación en la misma.
A la hora de explicar por qué individuos como Es Satty que habían pertenecido a grupos yihadistas ya identificados, escapan del control policíal, Reinares considera que la ley que penaliza los procesos de radicalización podría haber evitado que Es Satty siguiera actuando después de haber sido descubierta su actividad junto a la primera célula descubierta en la operación Chacal.
En cualquier caso, este experto en terrorismo yihadista subrayó que “es imposible que una célula de tamaño medio lleve dos años en un proceso de radicalización sin que nadie de su familia o de su comunidad se entere”. En ese sentido, Reinares se pregunta por qué quienes supieron, por ejemplo, de la trayectoria de los autores de los atentados del 11-M no lo dijeron.
En lo referente a las redes creadas, ocho de cada diez casos estudiados tienen relación con redes transnacionales. Específicamente en el marco europeo, la mayoría de ellos en Francia y Bélgica, donde se han producido también alguno de los atentados más importantes.
“Es imposible que una célula de tamaño medio lleve dos años en un proceso de radicalización sin que nadie de su familia o de su comunidad se entere”
Los autores del libro sobre yihadismo señalan que existe un punto de inflexión en 2012, cuando debido a los conflictos de Siria e Iraq se produce una movilización yihadista sin igual. Antes y después de ese año existen diferencias llamativas en los perfiles sociológicos de los yihadistas en España.
Si antes de esa fecha, ocho de cada diez yihadistas pertenecían a la primera generación de inmigrantes, después de 2012, seis de cada diez son nacidos y escolarizados en España. Además, un 10% de ellos son conversos. Por lo tanto, los expertos destacan que el yihadismo en España es ya “un fenómeno endógeno”, lo que no ocurría con anterioridad.
ATENTADOS DE BARCELONA
Si se analizan los 26 implicados en los atentados del 11-M, todos menos uno eran inmigrantes de primera generación, y todos menos cuatro eran marroquíes. Sin embargo, años después, en los atentados de Barcelona, todos menos uno pertenecen a la segunda generación de inmigrantes y todos menos uno son marroquíes. Los autores del libro destacaron la importancia de los lazos entre diferentes células y las vinculaciones afectivas entre los miembros de éstas.
Los expertos llaman la atención sobre la importancia de los agentes de radicalización, que influyen en otros y también la de los vínculos afectivos entre ellos. En el grupo implicado en los atentados de Barcelona había cuatro parejas de hermanos, que vivían en cuatro bloques.
En España una minoría de los yihadistas son lobos solitarios. La mayoría de los 215 yihadistas analizados en este estudio actuaron en células, grupos o redes yihadistas. Los focos de actividad están concentrados en unas provincias concretas, como son Barcelona, Madrid, Girona, Valencia y Alicante, además de Ceuta y Melilla.
La mayoría de las células, según el estudio de estos expertos, no se coordinaban entre ellas. Según Fernando Reinares, antes había una mayor interacción entre ellas, ya que ocho de cada diez operaban dentro de España. De hecho, la célula autora de los atentados del 11-M se creó como respuesta al desmantelamiento a la célula anterior, capitaneada por Abu Daddah.
Posteriormente, la mayoría prefiere desplazarse fuera de España para actuar, aunque a partir de 2016 la mayoría prefiere quedarse, coincidiendo con la debacle del Estado Islámico. De hecho, la célula de Ripoll, autora de los atentados de Barcelona, actúa en España en ese periodo en el que ya no pretenden luchar en las filas del Daesh.
Respecto al papel de la religión en los yihadistas, los autores de este estudio han identificado que 75 de los individuos analizados estaban bajo la influencia, no de clérigos moderados, sino de predicadores salafistas.
797 DETENIDOS
El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, destacó que desde los atentados del 11 de marzo de 2004, del que se cumplirán quince años dentro de unos días, ha habido 797 detenciones en España relacionadas con el terrorismo yihadista y 109, gracias a la colaboración de España, en otros países.
Grande-Marlaska destacó también que tras aquellos atentados, policías de otros países pidieron compartir las técnicas de investigación utilizadas en España para descubrir y detener a sus autores. El ministro, por último, llamó la atención sobre que, además del factor religioso, a veces el terrorismo se convierte en atractivo para personas inadaptadas en la sociedad en la que viven.