Rosa Díez comenzó a cobrar de la política como diputada foral de Vizcaya, allá por 1979. En ese año arrancó una carrera meteórica repleta de ascensos dentro del PSE que le llevaron a ser vicepresidenta de las Juntas Generales de Vizcaya, 1983-87; parlamentaria autonómica, desde 1987; y consejera de Comercio, Consumo y Turismo de un Gobierno Vasco liderado por el PNV.
No se le puede regatear un ápice de valentía personal a Díez, que recibió un paquete bomba de ETA unos meses después de haber firmado en El País un aplaudido artículo contra la banda terrorista de título inequívoco: «Hasta enterrarlos en el mar».
Unos meses después, aupada por una ambición irrefrenable que le ha llevado a coleccionar derrotas, iba a comenzar a sumar reveses democráticos. Y este hecho, sin duda, ha contribuido a su mutación ideológica.
LA DERROTA DE ROSA DÍEZ EN MARZO DEL 98
El PSOE utilizó Euskadi como laboratorio a inicios de año. Los socialistas preparaban primarias estatales, en las cuales Borrell iba a derrotar por sorpresa al felipista Almunia, y antes quisieron probarlas en el norte.
Nicolás Redondo Terreros ganó aquella contienda interna ante Díez, que apoyada por Ramón Jáuregui y Odón Elorza se quedó a apenas seis puntos de tumbar al mito socialista. Aquella dulce derrota sería la primera de muchas para ella.
FIN DE LOS PACTOS PNV-PSE
En el otoño del 98 Redondo Terreros rompe el pacto gubernamental que tenía firmado con el PNV porque quiere un adelanto electoral y para conseguirlo va a aprovechar que los jeltzales no tragan con su exigencia de que todos los diputados vascos que tengan que aceptar la Constitución.
Terreros venía buscando dinamitar el acuerdo desde que el PNV firmó con ETA el euskaldún ‘Pacto del Lizarra’ y tras vencer en las primarias del PSE quería urnas. Rosa Díez, que sabía que perdía su consejería, entonces optó por un escogido segundo plano que suponía su segunda derrota.
LA TERCERA
En marzo del 99 la bicefalia estatal socialista, Borrell y Almunia, apuestan por Rosa Díez como candidata a las europeas. Y el PP le ganó por casi un millón de votos a pesar que que estos resultados fueron recibidos con alivio por el PSOE.
En aquella campaña Díez dejaría en La Vanguardia unas declaraciones a tener en cuenta: «En democracia la autodeterminación es ir a votar. El derecho de secesión es otra cosa. Hoy la inmensa mayoría del País Vasco está de acuerdo con el autogobierno, no con la independencia».
«Si el PNV creyera que los vascos queremos la independencia, cuando va a las urnas lo pediría. Si alguna vez la mayoría de los vascos quisiera la independencia, la democracia se adaptaría, porque la democracia es la capacidad de adaptarse a lo que deseen los ciudadanos libremente, en la urna», añadía.
CUARTA Y QUINTA PARA ROSA DÍEZ
El PSOE abrió primarias en el 2000 una vez carbonizado Borrell y derrotado Almunia. Y en el pulso que Zapatero le iba a ganar por sorpresa a Bono apareció como aspirante Rosa Díez, que solo recibió el 6% de los votos y salió llorando del Congreso.
Tres años después, primavera de 2003, Díez volvía a la primera plana como candidata del PSE en la preciosa villa costera de Ondarroa. Su paso adelante tenía un carácter simbólico porque la izquierda abertzale arrasaba, y arrasa, en la localidad. Pero la eurodiputada logró unos números ridículos: solo logró el 3% del voto y no logró siquiera ser concejal.
LA SEXTA
Zapatero decide en 2004 relegar a Díez al segundo puesto de las europeas para restaurar a Borrell, que regresa a la primera plana política con triunfo. La política vizcaína se toma fatal el ‘desprecio’ y comienza a atacar al presidente del Gobierno por comenzar a tejer una paz con ETA que llevaría a la paz a Euskadi y Navarra.
Díez se convierte entonces en cuota socialista de la aguirrista Telemadrid a pesar de sus palos a ZP y gracias a este impulso mediático rompe con el PSOE y lanza UPyD, que quizás sea el único intento honestamente regenerador del centro español desde que Suárez giró hacia la izquierda antes de dimitir como presidente del Gobierno en el 81 tras romper con el rey.
UPyD logró un acta en las generales de 2008, Díez, que aprovechó la guerra entre los dos periodistas más influyentes del centro-derecha en aquel momento, Pedro J. Ramírez y Jiménez Losantos, para dejarse mimar.
Pero en 2011 los magentas, decepcionados con solo cinco diputados, vieron que no iban a ser nunca alternativa de Gobierno, dicen que por el autoritarismo interno y el personalismo de su líder omnipresente.
LA PUNTILLA: RIVERA
Albert Rivera ambicionó durante una década dar el salto a la política estatal, pero su fracaso en las generales de 2008 y el turbio salto que dio en las europeas de 2009 con Libertas le obligaron a ser prudente tras romper con la mayoría de fundadores de Cs.
Los naranjas se acercaron durante años a los magentas, pero Díez rechazó el envite hasta que el prometedor resultado de Ciudadanos en las europeas de 2014 precipitó su final político: en marzo de 2015 UPyD fracasaba en las andaluzas y a finales de año su fundadora dejaba el partido y se jubilaba.
Eso sí, antes quiso vengarse de Rivera con unas palabras que delataban los mimos del Sistema a Cs: «El director de El País me dijo: Si quieres portada y editorial, fusiónate con Ciudadanos». Pero no lo hizo…
EPÍLOGO
A Rosa Díez la insultan en las redes con acusaciones de estar «loca». Estos haters parecen desconocer la trayectoria de una política muy cuerda que siempre ha vivido de lo que le gustaba a pesar de sus derrotas por miopía.
La exconsejera más famosa de la historia del Gobierno Vasco apoyó en noviembre a Pablo Casado, para vengarse otra vez de Rivera; acusa de golpismo a Sánchez; dice que Vox al menos «no quema contenedores»; ejerce de columnista de OK Diario; olvida que fue el azote de Rajoy con su acercamiento al PP; y no recuerda que abría la puerta a la independencia de Euskadi. O sea que de loca, nada.