lunes, 25 noviembre 2024

Tumbar a Casado antes de las generales: la «misión imposible» que recorre Génova

  • Alberto Núñez Feijoo sigue siendo una de las opciones favoritas para liderar el partido.
  • Cada vez son más las voces de diputados populares que quieren evitar que Casado se presente a las generales.
  • Las encuestas y los resultados dejan al PP con pocas opciones de gobernar.
  • Una importante sección del Partido Popular no está conforme con su líder. Pablo Casado no cumple, ni de lejos, las expectativas de muchos de los que apuestan por un PP moderado, centrado y fuerte. Es por eso que entre los barones del partido y entre algunos diputados autonómicos, así como concejales, buscan la forma de tumbar a Casado antes de las próximas elecciones generales. Sobre la alternativa, ya hay algunos nombres encima de la mesa, pero uno de los que más gusta a quienes quieren recuperar un PP transversal es el de Alberto Núñez Feijoo, un presidente autonómico que aunque lo niegue, fuentes del PP aseguran que está de acuerdo con emprender una nueva carrera hacia la presidencia del Gobierno.

    Sobre por qué Feijoo se negó a presentarse a las anteriores primarias del partido, desde la formación lo tienen claro: el presidente autonómico o venía entre algodones o no iba a emprender una batalla abierta contra Pablo Casado y la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. El gallego estaba de acuerdo con presentarse a las generales siempre que se hiciera a la vieja usanza, sin primarias ni puñales políticos de por medio. Pero ante un panorama tan belicoso como el que se planteó en verano de 2018, el gallego decidió, entre lágrimas, quedarse en su autonomía y alejarse del juego de tronos popular.

    Ahora, esa idea de que Feijoo vuelva a la primera línea de la política no se ha olvidado. Casado ha cosechado los peores resultados del PP en toda su historia. La irrupción de Vox y el débil liderazgo que representa el palentino irrita considerablemente a muchos en su partido y hay quienes ya afilan los cuchillos para tumbarle antes de que se celebren unas elecciones generales en las que, según todas las encuestas, el PP tendrá muy difícil gobernar, y de hacerlo, tendría que sumar a Santiago Abascal como vicepresidente para que cuadren los números.

    La razón por la que hay relevantes políticos en el Partido Popular que no quieren a Casado no es solo porque le consideren un líder sin carisma, sino por el equipo por el que se ha rodeado. Una de las personas que está debilitando el liderazgo de Casado es Teodoro García Egea. Si el actual presidente popular tiene pocos apoyos, Egea directamente es considerado un lastre por los más críticos con la dirección de Génova. Y si Casado no da un volantazo en su línea política, es probable que antes de las elecciones generales sus bases se rebelen contra un secretario general que no quieren.

    En cualquier caso, el equipo de Casado no gusta. Se ha demostrado tanto en las dos elecciones generales a las que se ha presentado el actual presidente popular como en las encuestas. Aguantar al equipo casadista no traería más que permanencia en la oposición o darle pábulo a un Abascal ansioso por entrar en el Gobierno. Y este es el juego en el que no quieren entrar los críticos de Casado.

    Sobre la alternativa, hay varios nombres encima de la mesa que gustan para sustituir a Casado, pero desde luego no están ni cerca de ese sector aznarista que coquetea más con la hostilidad política de Vox ni con aquellos que aplaudían la actitud funcionarial del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy. Feijoo es una opción, sí, pero no la única.

    El gran problema que se plantea ahora es cómo tumbar a Casado. Sin unas elecciones de por medio es difícil acusar el desgaste político del actual presidente popular. Y a no ser que estalle algún escándalo que le señale directamente, intentar apartar a Casado de su tercer round sería indiscreto y no tendría precedentes. Por lo que, por el momento, el líder del PP las tiene todas consigo para, al menos, presentarse a las próximas elecciones generales que se convoquen, aún pendientes de que se aprueben los presupuestos generales.