Ada Colau y Yolanda Díaz han mantenido cuatro encuentros en apenas tres meses. El último tiene lugar este jueves, con la excusa de la ampliación de El Prat. Díaz se opone a esta infraestructura, pese a que el Consejo de Ministros la aprobará antes del 30 de septiembre. Esta por ver aún qué sucederá con el espacio natural protegido de La Ricarda.
La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Ejecutivo no tiene competencia alguna sobre infraestructuras ni tampoco tiene voto para el plan de inversiones de Aena, pero aún así visita esta zona protegida por la Red Natura 2000. Su intención no es más que abrir de nuevo la brecha en el Ejecutivo de coalición y liderar la voz de la izquierda contra este plan, que apoyarán en el Consejo de Ministros. La estrategia de Díaz responde directamente al rechazo frontal de Unidas Podemos a este proyecto.
Díaz se erige así como la voz cantante de cara a los potenciales votantes de la formación morada. La vicepresidenta segunda tiene aún que tomar la decisión de liderar al partido, dirigido por Ione Belarra desde el pasado mes de junio. Pero no es considerada una líder. De hecho, Colau ha elogiado más a Díaz que Belarra, puesta en el cargo para tratar de ocupar el vacío del ahora exvicepresidente del Ejecutivo y tertuliano del Grupo Godó.
NO HAY JEFA DE FILAS Y DÍAZ AÚN NO HA DADO EL SÍ
Sin un jefe o jefa al frente de las filas moradas, el nerviosismo se ha instalado en las bases. No hay aún una cabeza visible para tratar de contener la caída en caso de unas hipotéticas elecciones adelantadas por parte de Pedro Sánchez ni tampoco para aunar a la izquierda, como pretende Díaz.
En Podemos tan sólo han realizado varias de los encargos exigidos por Pablo Iglesias tras su marcha. En primer lugar, colocar a Belarra como secretaria general del partido, pero ha mantenido un perfil muy bajo desde su designación. Apenas un rifirrafe con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la devolución de los menores no acompañados a Marruecos y lamentar desde una hamaca la situación extrema a la que se enfrentan las mujeres afganas tras el golpe de Estado perpetrado por los Talibán.
Las apariciones de Belarra en los medios son escasas, a diferencia de Díaz, que tiene una gran repercusión y numerosos altavoces. Una diferencia de quien manda en Podemos, pero sin pertenecer ni al partido ni a la cúpula. La principal preocupación en los morados pasa por cómo acometer la reconstrucción del partido. Las elecciones en País Vasco, Galicia, Cataluña y Madrid arrojan un pobre balance. Ni un escaño en la Comunidad del noroeste, en Madrid, Iglesias obró el milagro, pero se quedó lejos de sus aspiraciones y ampliamente superado por los de Íñigo Errejón y Mónica García.
Por esto necesitan un liderazgo incuestionable. Díaz es la más referida en las quinielas, pero aún no ha dado el salto. Ada Colau, por su parte, prepara su asalto al Congreso de los Diputados, con la intención de abandonar Barcelona, una ciudad a la que ha dado la espalda y que se ha convertido en un lugar inseguro, sucio y con numerosas barreras para el negocio, todo con el apoyo del PSC, que mantiene un perfil callado, sigiloso, para evitar que las críticas también recaigan sobre Jaume Collboni.
COLAU SE HA ARRIMADO A DÍAZ DURANTE ESTE VERANO CON VISTAS A SU SALTO AL CONGRESO
Iglesias dejó claro que su sucesora era Yolanda Díaz, pero no ha dado este paso. Colau se ha arrimado a ella durante este verano, con cuatro reuniones informales. Una de ellas, bailando en plena calle, como si de una colegiala se tratara. El silencio de Díaz mosquea en las bases. Sin ella al frente de los morados, el sueño de la alcaldesa de Barcelona de tener su sillón en el Congreso y ser la líder de la cuota catalana de los morados.
Colau, por otro lado, ha negado que esté preparando su marcha, pero es un secreto a voces en los pasillos del Ayuntamiento. La alcaldesa ya no cuenta con el respaldo, como se ha visto en las fiestas de los barrios durante este verano. La cosecha de pitos y abucheos ha sido la tónica. Sus lágrimas de plañidera muestran su falta de liderazgo a la hora de afrontar un ambiente hostil, provocado por ella misma. Además, ha cambiado de ideología. La alcaldesa de la Ciudad Condal ha rechazado realizar un referéndum, pese a sus discursos y declaraciones en favor de la libertad de expresión durante el 2017. Han pasado cuatro años desde entonces y su popularidad está ahora por los suelos.
Sin tabla a la que agarrarse, la única salvación para Colau, en caso de hacer las maletas, es Yolanda Díaz. De ahí su acercamiento durante estos meses. Su preocupación por la ampliación de El Prat es impostada, más cuando ha visitado la ciudad hace pocas semanas, pero no ha hecho referencia alguna hasta esta semana.
DÍAZ BUSCA AMIGOS EN LA IZQUIERDA
Díaz no sólo se ha reunido con la líder podemita de Barcelona, sino también con otros dirigentes de otras formaciones, como Mónica Oltra (Compromís). La vicepresidenta de Valencia y Díaz muestran su sintonía. La ministra de Trabajo busca forjar una alianza en la izquierda para evitar dividir el voto. También se han producido encuentros con Más Madrid y Más País, con la intención de sumar a los de Errejón y García.
Todo ello, con la misión de aumentar el tamaño y tratar de salir del pozo en el que se encuentran. Su visión en la izquierda es la de convertir Podemos en el punto de encuentro de «muchos espacios diferentes». «Estoy escuchando muchas voces de la calle para ver qué opinan sobre la conformación de un espacio que pueda cambiar la vida de la gente», ha afirmado Díaz en una entrevista en la Ser. La misión pasa por un proyecto que supere a Podemos, todo ello unido a la diversidad. Eso sí, cada espacio tiene su propia ideología y organigrama, tratar de contentar a todos va a ser un misión casi imposible, más tras los últimos batacazos electorales.