La Audiencia de Barcelona juzga desde este martes a un hombre para el que la Fiscalía pide una condena de 140 años de cárcel por presuntamente usar un perfil anónimo de Instagram para amenazar de muerte a un menor y obligarlo a incitar a sus amigas, también menores, a que se grabaran y le enviaran vídeos sexuales.
El acusado, David C., era la pareja de la hermana mayor de A., el menor que recibió las primeras amenazas con mensajes de una cuenta de Instagram que usó varios pseudónimos durante los meses que duró la situación, según ha declarado A. en el juicio.
A. ha explicado que no denunció por miedo –quien enviaba los mensajes conocía su rutina y su entorno, y le hacía sentir vigilado–, solo lo contó a su grupo de amigos y, siguiendo los consejos del acusado, pidió a amigas que accedieran a videollamar a la cuenta anónima y «hacer lo que pidiera», mientras las amenazas se extendieron a su familia y círculo de amigos, con 13 víctimas en total.
La defensa de David C. afirma que él no envió esos mensajes, sino un enemigo «miembro de una banda de La Mina» apodado ‘El Navajas’, que supuestamente le hackeó un mail antiguo y lo usó para crear la cuenta de Instagram que enviaba amenazas a los menores.
Por eso, el acusado ha dicho que se asustó cuando A. le dijo el nombre de usuario de la cuenta que lo amenazaba porque era el de su antiguo mail, y trató de impedir que una de las víctimas lo denunciara para que no le vincularan con las amenazas que según él había enviado ‘El Navajas’.
En cambio, A. ha asegurado que David C. sabía desde el principio el nombre de la cuenta y no alertó del supuesto hackeo hasta que la madre de una de las niñas denunció los hechos a la policía.
TESTIGOS
En la primera jornada de juicio han declarado amigos y amigas de A., que en verano de 2018 tenían entre 13 y 15 años, y han coincidido en el miedo y la sensación de estar vigilados que vivieron a causa de los mensajes amenazantes.
«Todo empezó con una foto que nos envió del momento exacto y de dónde estábamos, en una plaza. Ahí empezó el miedo porque sabía dónde estábamos y quiénes éramos», ha contado un chico que, a raíz de la extorsión, grabó y envió a esa cuenta de Instagram varios vídeos sexuales de su novia.
Ella ha explicado que hizo en total más de 20 videollamadas sexuales, que A. le insistía en que continuara por miedo a represalias y que confiaba en David C. porque creía que les protegía.
AGRESIÓN SEXUAL
Además de amenazas para conseguir pornografía infantil, el hombre también está acusado de cuatro delitos de agresión sexual, que presuntamente cometió aprovechándose de la misma situación de miedo en la que estaban las niñas.
Una de ellas, expareja de A., ha explicado que estando con David C., éste recibió una llamada en la que supuestamente le decía que estaban vigilados y tenían que besarse, lo que hizo «no voluntariamente», y unos días después hizo lo mismo fingiendo una llamada que supuestamente le ordenaba masturbar a la niña.
«Dejé que lo hiciera porque me dijo que si no me dejaba, a él le harían daño. Yo me creía todo esto porque le conocía como mi cuñado, llevaba unos seis años con su novia, era un adulto y parecía responsable», ha explicado la chica durante su declaración.
El hombre también está procesado por los delitos de amenazas continuadas y por utilizar a menores para producir pornografía infantil.