La Sección I de la Audiencia Provincial de Zaragoza (APZ) ha condenado a 10 años de prisión a Fabio C.C. por intentar asesinar a su expareja y lesionarla en el cuello con un cúter el 6 de mayo de 2019 en Zaragoza, también por lesionar a un conductor de AUZSA que se interpuso, según recoge la sentencia, fechada el 28 de julio de 2021, que ha hecho pública el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) este miércoles.
El tribunal ha condenado a Fabio C.C. por un delito de asesinato en grado de tentativa a nueve años de prisión y a un año de cárcel por otro de lesiones, con la circunstancia agravante de actuar por razón de género y las atenuantes de drogadicción y reparación del daño causado.
Además, la Sala le ha inhabilitado de forma absoluta y le ha prohibido aproximarse a menos de 500 metros de su expareja, de su domicilio, lugar de trabajo o formación y de cualquier otro lugar que frecuente durante 13 años. Tampoco podrá comunicarse con ella durante el mismo tiempo. Asimismo, tendrá que indeminizar a su expareja con 53.000 euros y al conductor con 560 euros.
HECHOS PROBADOS
El tribunal, que ha presidido el magistrado Alfonso Ballestín, indica en la sentencia que agresor y víctima mantuvieron una relación sentimental de pareja durante dos años y medio, relación que finalizó por deseo de la mujer en abril de 2019, lo que el condenado no aceptó, pretendiendo reanudarla, para lo que enviaba continuamente mensajes de Whatsapp a su expareja y la hermana de esta para que intercediera.
La noche del 1 de mayo de 2019, continúa la sentencia, Fabio C.C. envió a su víctima 37 mensajes de Whatsapp para reiniciar la relación, contestándole su expareja en tres ocasiones que no deseaba mantener tal relación. En una ocasión el condenado le pidió pasar un día juntos, lo que también rechazó la víctima. Fabio C.C. volvió a intentarlo el mismo día y también el 2 y 4 de mayo.
Finalmente, el condenado consiguió que la víctima aceptase acudir a su casa el día 6 de mayo, a las 19.30 horas, para que recogiera algunas pertenencias. La expareja del reo acudió al domicilio de este ese día conduciendo su vehículo y subió a la vivienda.
Fabio C.C. recogió las bolsas con las pertenencias de la víctima y las colocó en el maletero del coche, aunque ella se negó inicialmente. Aprovechando que ella tenía que mover el vehículo, el condenado accedió al interior del mismo sin su consentimiento y le pidió que le acercara a la puerta de su inmueble, a lo que ella se negó inicialmente, accediendo después.
Una vez que arrancó el coche, Fabio C.C. le dijo que siguiera conduciendo. Cuando ella intentó negarse y trató de coger el móvil para llamar a sus amigos, el procesado le agarró del pelo, mostrándole un cúter de 15 centímetros de longitud que llevaba escondido, poniéndoselo en el cuello.
Con tal conducta el procesado obligó a la víctima para que siguiera conduciendo, al tiempo que le decía: «ahora vas a hacer lo que yo te diga y vamos donde yo diga», exigiéndole llegar hasta un descampado próximo. La víctima circuló con su coche por la zona y lo detuvo en doble fila, a la altura del Camino del Pilón, donde hay una farmacia, con la esperanza de poder ser atendida por algún viandante si le sucedía algo.
El procesado, cada vez más agresivo, le puso el cúter en la barriga a su víctima, «intentando con tal maniobra evitar que pudieran verle desde fuera del coche».
La víctima se quitó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del asiento del copiloto con la intención de salir, pero Fabio C.C., «de forma sorpresiva, le agarró de la coleta empujando la cabeza hasta sus piernas y clavándole el cúter en el cuello», sin que ella pudiera reaccionar.
El tribunal subraya en la sentencia que «tal corte implicaba un riesgo vital en la afección de la parte derecha del cuello» y «lo único que pudo hacer –la víctima– fue dar una patada a la puerta del vehículo y pedir ayuda con un enérgico braceo y pataleo».
En ese momento, el conductor de un autobús de la línea regular de AUZSA Manuel I.S. advirtió lo que estaba ocurriendo, por lo que detuvo el vehículo que conducía y bajó del mismo para tratar de ayudarle, tirando de las piernas de la víctima para intentar sacarla del coche.
Cuando el conductor estaba sacando a la víctima del coche, Fabio C.C. volvió a clavarle el cúter por la espalda, lesionándole también con el arma en la zona del cuello, omoplatos y la mano.
«Al comprobar que sacaban del vehículo a su expareja, se cortóen el cuello con el mismo cúter de grandes dimensiones, con mango de color naranja» y, «a pesar de sangrar abundantemente», al constatar que no había terminado con la vida de la víctima, se dirigió hacia Manuel I.S., a quien dijo: «Me ha jodido la vida estos tres últimos años».
Para detener su acción, intervinieron tres hombres y el conductor sufrió un corte en la mano mientras Fabio C.C. decía «ojalá se muera de una jodida vez».
LESIONES
La víctima recibió varias puñaladas y necesitó tratamiento médico quirúrgico y psiquiátrico, quedándole como secuelas varias cicatrices y un cuadro de estrés post-traumático crónico de grado medio. Las lesiones de la agredida tardaron en curar 230 días, siete de ellos de perjuicio personal grave y el conductor tardó 7 días impeditivos en sanar.
Al lugar del suceso se desplazaron varios agentes de la Policía Nacional, que trataron de taponar las heridas tanto del encausado, como de la víctima. El condenado manifestó que se quería morir y que, ojalá, ella también, porque le «había jodido la vida».
Ambos fueron hospitalizados. El autor de las agresiones dio un resultado positivo en consumo de benzodiacepinas y anfetaminas y negativo en alcohol y, en noviembre de 2020, los médicos forenses hicieron constar una merma leve, que no llega a semi imputabilidad, por afectación de su capacidad de control de impulsos.