El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado que enviará este mes al Congreso una iniciativa de reforma constitucional para «reparar el daño» que las anteriores administraciones han causado a la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE).
En la presentación del tercer informe de Gobierno, el presidente ha explicado que esta iniciativa, de la cual no ha ofrecido más detalles, «permitirá reparar el daño que causó la privatización al sector público y la economía», ya que a través de la entrega de subsidios y otros medios «las plantas de la CFE fueron completamente abandonadas».
El presidente ha criticado que durante las administraciones anteriores las plantas de la CFE fueron «completamente abandonadas», por lo que ahora el Gobierno está modernizando las plantas hidroeléctricas para reducir el uso de combustibles fósiles y el carbón en la producción de la electricidad.
«La meta es que tengamos abasto público suficiente de energía eléctrica, que no haya apagones y evitar en los hechos que los consumidores domésticos paguen la luz con tarifas más elevadas que las corporaciones empresariales y las grandes cadenas comerciales», ha explicado López Obrador.
«PARAR EN SECO» LA TENDENCIA PRIVATIZADORA.
Por otro lado, el presidente ha destacado que su Administración ha conseguido «parar en seco» la tendencia privatizadora de los anteriores Ejecutivos.
El mandatario, en su habitual tono crítico contra las políticas neoliberales, ha subrayado que en lo que lleva de mandato se han dejado de entregar concesiones a particulares en sectores como la minería, puertos, vías u obras públicas.
En este marco, ha indicado que el gobierno azteca ha logrado detener las privatizaciones en el sector energético, petrolero y eléctrico, con el objetivo de diseñar una nueva política energética que permite el autoabastecimiento energético en el país norteamericano.
«Esta nueva política energética busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar de importarlas», ha añadido López Obrador.
Con este fin, la Administración mexicana continúa destinando recursos para la modernización de las seis refinerías existentes. En concreto, el presidente ha señalado que en los tres últimos años la inversión pública destinada a estas plantas ha ascendido hasta los 33.581 millones de pesos mexicanos (1.420 millones de euros).
En esta línea, ha criticado el «abandono» de la anterior Administración de Enrique Peña Nieto, apuntando que al inicio de la legislatura las refinerías transformaban 500.111 barriles diarios, un 38% menos que los 706.000 actuales.
López Obrador ha apostillado que en julio del año que viene concluirá la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas, con una capacidad de procesamiento de 340.000 barriles diarios. «Cabe recordar que desde hace 42 años, significativamente desde el periodo neoliberal, no se había construido una nueva refinería en nuestro país», ha agregado.
En lo que respecta al Tren Maya, el megaproyecto estrella del presidente, López Obrador ha destacado que su construcción, junto con la del aeropuerto de Santa Lucía y el corredor del Itsmo han generado 143.137 empleos directos y 277.049 indirectos.