Tres de cada cuatro empresas españolas han manifestado su creencia de que el dinero en efectivo dejará de existir en menos de diez años, según ha informado Intrum.
Esta es una de las conclusiones que señala el Informe Europeo de Pagos 2021 de Intrum, que también apunta que el 46% de las compañías opina que la pandemia ha acelerado este proceso.
El documento señala que al incremento del consumo por internet se ha unido la disminución de los puntos de acceso a efectivo. Según un reciente estudio del Banco de España, el número de oficinas bancarias se ha reducido cerca del 50% en la última década, lo que deja a 1,3 millones de personas en dificultades para obtener dinero físico.
Además, la mitad de las compañías españolas está de acuerdo con que las pequeñas empresas tendrían dificultades para sobrevivir en caso de que llegue esta realidad. Los consumidores han cambiado su comportamiento de pago en los últimos años y, ahora, muchos prefieren realizar sus compras a partir de herramientas y métodos digitales.
En cuanto a los plazos para que se produzca la desaparición mencionada, el 5% de las compañías opina que esto ocurrirá en los próximos dos años, el 12% en cinco años y el 58% en diez años. El 25% restante prevé que más adelante o nunca.
Atendiendo a los datos de Intrum a nivel europeo, se puede concluir que la creencia de la desaparición del dinero en efectivo durante la próxima década es generalizada en los 29 países analizados para este estudio, especialmente en Rumanía (82%), Bulgaria (81%) o Alemania (79%), donde un alto porcentaje de empresas realizan esta estimación.
Por su parte, la media europea sería similar al porcentaje español y al de regiones como Reino Unido (también 75%), y muy cercano a las cifras obtenidas en Francia (76%) o Italia (77%). Por debajo del ranking quedarían países como Croacia (68%), Bosnia (71%) o Portugal (72%).
A raíz de la crisis sanitaria, un gran número de entidades ha optado por reforzar sus herramientas de pago vía online para facilitar a sus clientes la adquisición de productos o servicios, mitigando así el riesgo de caída de la demanda. Esto ha acelerado, tal y como opina el 46% de las empresas españolas, la llegada de una sociedad sin efectivo.
Sin embargo, aunque la llegada de la economía digital podría suponer grandes beneficios, como el ahorro de costes, la facilidad en la gestión financiera o la reducción de la huella medioambiental por el ahorro de recursos y gasto de papel, también traería otras muchas consecuencias negativas. Entre ellas, el incremento del ciberdelito, el gasto excesivo, el aumento de la exclusión social o, en el caso de las empresas, una mayor amenaza para los minoristas.
De hecho, este último punto es una de las grandes preocupaciones manifestadas en el presente estudio de Intrum. Y es que, una de cada dos entidades españolas encuestadas está de acuerdo con que las pequeñas organizaciones tendrían dificultades para sobrevivir si no pueden hacer negocios con monedas y billetes físicos.