Investigadores de la Facultad de Medicina Schmidt de la Universidad Atlántica de Florida, en Estados Unidos, junto a diversos colaboradores, han realizado una revisión de estudios sobre el uso de la hidroxicloroquina en la prevención o el tratamiento de COVID-19 y, según han publicado, la evidencia proporciona «un apoyo aún más sólido» para detener su prescripción.
En 2021, solo en los Estados Unidos, hubo más de 560.000 recetas de hidroxicloroquina para la prevención, post-exposición y tratamiento de COVID-19. Desde el inicio en febrero de 2020, Estados Unidos ha sido el epicentro de la pandemia y sigue siendo el líder mundial en casos y muertes. El año pasado, las 890.000 prescripciones de hidroxicloroquina fueron nueve veces mayores que en años anteriores, lo que provocó una gran escasez de las indicaciones aprobadas de enfermedades autoinmunes predominantemente en mujeres más jóvenes.
En un comentario publicado en ‘The American Journal of Medicine’, los investigadores señalan que han revisado ensayos controlados con placebo, aleatorizado, doble ciego importantes recientes, y presentan un meta-análisis actualizado de la hidroxicloroquina en la post-exposición profilaxis así como en pacientes hospitalizados. El año pasado, estos mismos investigadores pidieron una moratoria sobre la prescripción de hidroxicloroquina en la prevención o el tratamiento en espera del resultado de los ensayos aleatorios en curso.
«La evidencia aleatorizada actualizada proporciona un apoyo aún más sólido para detener la prescripción de hidroxicloroquina en la prevención o el tratamiento de COVID-19», ha señalado Charles H. Hennekens autor principal, el primer profesor de Sir Richard Doll y académico principal asesor en la Facultad de Medicina Schmidt de la FAU.
Los autores dicen que además de la falta de un beneficio significativo, la nueva evidencia aleatoria muestra alguna sugerencia de daño. Explican que el perfil de seguridad tranquilizador previo de la hidroxicloroquina es aplicable a pacientes con lupus y artritis reumatoide, los cuales tienen una mayor prevalencia en mujeres jóvenes y de mediana edad, cuyos riesgos de resultados cardíacos fatales debido a la hidroxicloroquina son muy bajos.
Por el contrario, los riesgos de la hidroxicloroquina para los pacientes con COVID-19 son significativamente más altos porque las complicaciones cardiovasculares fatales debidas a estos fármacos son mucho más altas en los pacientes mayores y en aquellos con enfermedad cardíaca existente o sus factores de riesgo, los cuales son más predominantes en los hombres.
«Continuarán ocurriendo muertes prematuras y evitables si las personas toman hidroxicloroquina y evitan las estrategias de salud pública de beneficio comprobado, que incluyen vacunas y enmascaramiento», ha señalado Hennekens.