El Foro Social Permanente ha exigido «verdad, justicia, reconocimiento, reparación y garantías de no repetición» para las personas víctimas de desaparición forzada, coincidiendo con la conmemoración el 30 de agosto del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. A su juicio, «solo así será posible continuar avanzando en la construcción de la convivencia democrática».
En rueda de prensa en San Sebastián, los portavoces del Foro Social Permanente Tasio Agirrezabalaga y Nekane Altzelai han comparecido en euskara y castellano para recordar que la desaparición forzada es «una grave vulneración de Derechos Humanos recogida en la Carta de las Naciones Unidas, además de una estrategia para infundir el terror entre la ciudadanía».
«La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos de la persona hecha desaparecer, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad», han señalado.
Además, han destacado que «en el caso vasco son siete los casos documentados de personas que han sido hechas desaparecer, y que aún continúan desaparecidas».
Se trata de los de los tres jóvenes coruñeses, residentes en Irun, José Humberto Fouz Escobero, Jorge Juan García Carneiro y Fernando Quiroga Veiga, desaparecidos entre Biarritz y Donibane Lohitzune el año 1973; el de el exdirigente de ETA Eduardo Moreno Bergaretxe ‘Pertur’, desaparecido en Behobia el 23 de julio del año 1976 o el del anarquista Tomás Hernández, desaparecido en Hendaia el 15 de mayo de 1979.
También el de miembro de Comandos Autónomos Anticapitalistas José Miguel Etxeberria Álvarez ‘Naparra’, desaparecido el 11 de junio del año 1980; y el de militante de Iparretarrak (IK) Jean Louis Larre, desaparecido el 7 de agosto del año 1983 en Léon (Landes).
Desde el Foro Social Permanente han señalado que «podrían existir otros sobre los que diversos agentes continúan trabajando». Además, han subrayado que «la desaparición forzada ha sido una estrategia utilizada en más ocasiones de las anteriormente citadas en el contexto del ciclo de violencias vivido en el País Vasco y Navarra, ya que han existido otros casos de personas que han sido hechas desaparecer, y que han sido localizados tiempo más tarde».
En este contexto se han referido a «Jesús Martínez Martínez y Jesús María González Ituero, Policías Nacionales desaparecidos el 4 de abril 1976 a las puertas de un cine de Hendaia que fueron hallados de manera casual el 18 de abril de 1977 en la playa francesa de Chambre d’Amour de Angelu»; al militante de ETA «Bernardo Bidaola Atxega ‘Txirrita’, desapareció el 25 de abril de 1976 en la frontera entre Sara y Etxalar, y que apareció muerto el 28 de mayo del mismo año, más de un mes después, en el mismo lugar donde desapareció».
A ellos han sumado los casos de los miembros de la banda terrorista Joxean Lasa y Joxi Zabala, «secuestrados 16 de octubre de 1983 por guardias civiles vestidos de Paisano en Baiona (Francia), cuando ambos se encontraban refugiados en Iparralde y torturados violentamente en San Sebastián por miembros de la Guardia Civil y después trasladados a Alicante, donde fueron asesinados y enterrados en cal viva».
«Esta fue la primera acción organizada de la guerra sucia bajo las siglas GAL y sus cuerpos aparecieron en la primavera de 1995, 13 años más tarde», han recordado.
También han citado los casos de Mikel Zabalza, detenido en la medianoche del 25 de noviembre de 1985 en su domicilio de Altza como sospechoso de pertenecer a ETA y trasladado al cuartel de Intxaurrondo donde sufrió «torturas» y cuyo cuerpo «apareció en aguas del Bidasoa, en el mismo lugar que casi a diario habían registrado las personas que le buscaban».
Finalmente, han recordado el caso del militante de ETA Jon Anza «que fue visto por última vez en la estación de tren de Baiona el 18 de abril de 2009 y permaneció desaparecido hasta el 11 de marzo de 2010 cuando su cadáver apareció en la morgue de Toulouse (Francia), después de que su desaparición fuera denunciada públicamente y de que ETA culpara de esta a los estados español y francés».
«Lo ocurrido continúa todavía pendiente de ser esclarecido», han señalado. Los portavoces del Foro Social Permanente han afirmado que «en Euskal Herria se ha utilizado al menos en 14 ocasiones la desaparición forzosa y siete de estas personas continúan aún en situación de desaparecidas».
En este contexto, han defendido que «todas las víctimas tienen derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación» y «a igual vulneración, igual debe ser el reconocimiento». Además, han sostenido que «en este caso el primero de los principios, el del derecho a la verdad, cobra una relevancia absoluta».
«DOLOR Y SUFRIMIENTO»
A su juicio, «el dolor y el sufrimiento que generan el desconocimiento del paradero y de las circunstancias de la desaparición son tremendos y muy difíciles de sanar».
Por ello han incidido en que «dotar a estas víctimas y a sus familiares de la verdad que les corresponde es imprescindible» y «ello es responsabilidad de la sociedad vasca en su conjunto, de su ciudadanía, de sus agentes institucionales y políticos y de sus organizaciones sociales».
‘ONGI ETORRIS’
Preguntados por los periodistas sobre su opinión con respecto a los ‘ongi etorris’ recibimientos a expresos de ETA al salir de prisión Alzelai ha indicado que el Foro Social Permanente tiene «una agenda y un calendario con unos temas muy concretos sobre los que trabaja y hace declaraciones» y ese no está entre ellos.
No obstante, ha señalado que desde el Foro Social Permanente seguirán «trabajando de manera discreta con todas las víctimas, de uno y otro lado» y sus comparecencias públicas serán «siempre con consenso de ambas partes».
Por su parte Agirrezabalaga se ha remitido al posicionamiento del Foro Social Permanente en 2019 sobre esta cuestión cuando recomendó que los recibimientos a presos de ETA se hagan «en espacios cerrados» y no se judicialicen.