El Instituto Español de Oceanografía (IEO) considera «muy precipitado» atribuir el último episodio de mortandad de peces en la zona sur del Mar Menor únicamente al aumento de las temperaturas, y no descarta que en el origen de este evento se encuentren otros factores como la anoxia, informaron fuentes de la institución científica en un comunicado.
Según los expertos del IEO, tanto la temperatura media del agua como la frecuencia e intensidad de las olas de calor extremo contribuyen al deterioro de la laguna y dificultan su recuperación, si bien los organismos que habitan en este tipo de ecosistemas lagunares se encuentran «especialmente adaptados a los cambios ambientales bruscos y fluctuantes».
Por tanto, añaden, «resulta difícil que se vean afectados por un leve incremento de temperatura, dentro del máximo estival característico del Mar Menor».
El IEO apunta que la mortalidad se ha producido en animales pertenecientes a una amplia variedad de especies, especialmente peces y crustáceos, que desarrollan su actividad en el fondo o muy cerca, pero de talla predominantemente pequeña y con menor capacidad de escape, lo que les hace «más vulnerables» frente a factores de estrés como la temperatura, la anoxia o la toxicidad de elementos contaminantes.
Así, insisten en que ninguno de estos factores y sus múltiples interacciones puede ser descartado ‘a priori’ sin disponer de más evidencias, «siendo la temperatura solo uno entre los diversos factores que pueden haber dado lugar a este evento».
Por otro lado, los científicos destacan que la alteración previa que sufre el Mar Menor por la eutrofización, promovida a su vez por entrada de nutrientes a través de aguas superficiales o subterráneas, disminuye su resiliencia, esto es, su capacidad para resistir alteraciones como las derivadas del estrés térmico de una ola de calor u otro factor.
En este contexto, insisten en que cualquier diagnóstico sobre el Mar Menor y las causas que han desencadenado la aparición de peces alevines muertos en los últimos días debe ser fruto del «rigor científico que proporciona el análisis exhaustivo de las evidencias existentes», en función de series temporales a largo plazo.
INVESTIGACIÓN EN CURSO
Durante décadas, científicos del Centro Oceanográfico de Murcia especializados en el estudio de la laguna realizan un muestreo continuado que ha permitido capturar algunos datos básicos en los días en los que ocurrió el último episodio.
En estos momentos se encuentran realizando el análisis de la evidencia disponible –la serie temporal desde la década de los 80 para comprobar si hay algún evento extremo y significativo que explique por sí solo esta mortalidad–, con el fin de arrojar luz sobre las causas y consecuencias.
Además, los expertos comentan que en la resolución de las relaciones causa-efecto ante estos eventos extremos o la existencia de tendencias asociadas, por ejemplo, al cambio climático, se vería «altamente facilitada» mediante la creación de infraestructuras que permitieran el seguimiento en continuo y en tiempo real de las propiedades ambientales, como la temperatura, la concentración de oxígeno o clorofila y las corrientes, entre otras.