Ada Colau sopesa hacer las maletas. Los abucheos recibidos en las fiestas de Gràcia han sentado peor que un jarro de agua fría. A la alcaldesa de Barcelona se le ha agotado el cupo y la paciencia de aguantar el declive de su partido, que ya no tiene el apoyo del pueblo.
Ada Colau dejará a su espalda una herencia difícil de olvidar en Barcelona. Económicamente, la Ciudad Condal está hundida, no sólo por los efectos directos de la pandemia, sino también por sus políticas municipales. Los inversores de la construcción buscan ahora otros lugares para invertir debido a la obligación de destinar el 30% de las promociones para viviendas de alquiler social. Una medida que ha paralizado la actividad de las nuevas viviendas, pese a que la tendencia era al alza.
Además, ha subido tasas e impuestos, obligando a los barceloneses a pagar el doble por el canon del agua y los residuos. Todo ello, con el apoyo inestimable del PSC. Los socialistas catalanes tampoco han sabido frenar a la alcaldesa, cuyas pretensiones pasan por eliminar lo privado para mantener el despilfarro público.
DE ESCRACHEADORA A LLORIQUEAR EN CADA ESQUINA
Colau ya ha hecho alguna mudanza. Se fue de la red social Twitter debido a la gran cantidad de comentarios negativos que recibía. Escraches por Internet, que ella misma alentó en las calles contra quienes no comulgaban con su ideología. Estas prácticas, de dudosa legalidad, las ha llegado a denominar como «libertad de expresión«. La misma que utilizaron la izquierda radical y parte del público independentista durante el pregón de Jordi Cruixart hace tan sólo unos días.
Para alejarse de Barcelona, Ada Colau sopesa marchar a la política nacional. Un salto cualitativo y alejado del mundanal ruido de las calles de la ciudad que le otorgó el bastón de mando en 2015.
Sus polémicas declaraciones y medidas, entre las que se encuentra la creación de una empresa pública eléctrica, tres veces más cara que las tarifas reguladas y cuyo único gran cliente es el propio Ayuntamiento, son cada vez más desacertadas y costosas para los barceloneses.
COLAU DEJARÁ UNA CIUDAD LASTRADA E INSEGURA A SU SUCESOR
Con Ada Colau en el poder no se han frenado las ocupaciones de inmuebles y pasear por las calles de Barcelona se ha convertido en una aventura, donde uno no sabe si va a ser testigo de una pelea o víctima de un atraco por parte de menores o mafias profesionales.
Si finalmente decide hacer la mudanza, Ada Colau dejará el grupo municipal sin liderazgo claro, una silla vacía que será motivo de disputa entre Jordi Martí, su fichaje estrella en esta legislatura , y Eloi Badía, quien pretende municipalizar el agua de Barcelona de forma poco convencional ya que la concesión está en manos de una entidad público-privada.
Martí procede del PSC, como casi todos los líderes municipales de los principales grupos del Ayuntamiento de Barcelona, y sería el único ‘no quemado’ de los diez primeros de la lista de Colau. Según fuentes municipales, consultadas por MONCLOA.com, el nombre de Martí suena con fuerza en esta sucesión, pero prácticamente descartan por completo a Janet Sanz, la concejal con graves problemas judiciales por su actuación en la expropiación de la Casa Buenos Aires.
Colau, por su parte, seguiría así los pasos de Gerardo Pisarello. El exnúmero dos de Colau dio el salto a la política nacional y es aún diputado en el Congreso, aunque alejado ahora de las polémicas, como la de quitar la bandera de España a un concejal del PP en el balcón del Ayuntamiento durante las fiestas de la Mercé. Está por ver aún si la actual alcaldesa de Barcelona disputará el liderazgo de Unidas Podemos a Yolanda Díaz, que cuenta por ahora con el aval de los pesos pesados del partido, o bien mantiene, como Pisarello, un perfil bajo. Otra posibilidad para Colau es establecerse en algún órgano de las Naciones Unidas.
¿SE ROMPERÁ EL CONSENSO CON EL PSC TRAS LA MARCHA DE ADA COLAU?
Sea como fuere, la lucha por el control del Ayuntamiento de Barcelona de cara a las elecciones de 2023 coge en horas a En Comú Podem y sus marcas blancas municipales. El apoyo del pueblo lo han perdido, elección tras elección, y las medidas estrella prometidas no se han implementado por su trifulca interna con el PSOE. En este sentido, aún no se ha aprobado una ley para regular los alquileres, paralizar los desahucios y medidas que actúen contra la subida de la luz.
La formación morada ha preferido distribuir las culpas en otros, incluidos los socios de Gobierno e incluso a Mariano Rajoy. Sin embargo, ellos tienen ahora el poder en la mano pero no lo han utilizado nada más que para subir impuestos y crear puestos de trabajo a sus afines, como la creación de Ministerios nuevos.
La guerra en los comicios municipales de dentro de año y medio será encarnizada y violenta. El PSC y Ada Colau tendrán que romper lazos para tratar de convencer a sus votantes, mientras que el principal partido de la oposición, ERC, tampoco está en su mejor momento, tras perder las elecciones del pasado 14-F, incapaces de superar al PSC de Salvador Illa.
ERC Y EL PSC, EN HORAS BAJAS
Los republicanos tendrán que cambiar el liderazgo de Ernest Maragall. Aún no está claro quién le sustituirá. Según los pronósticos, el actual consejero de Empresa, Roger Torrent, tiene varias papeletas. No obstante, cortaría a corto plazo su pretensión de liderar la Generalitat tras haber perdido la batalla contra Pere Aragonès.
El tercer partido en esta lucha por el control de Barcelona es el PSC. Los socialistas están liderados por Jaume Collboni y tampoco se descarta su sucesión. Miquel Iceta e incluso Salvador Illa suenan como los activos más importantes del partido para estrenar el cargo.
De los resultados dependerá el futuro político de cada uno de estos nombres si finalemente aparecen en la lista. Hay una notable brecha entre ser ministro o consejero autónomico y un concejal raso. Un retroceso que asumirían, pero de difícil gestión psicológica. «Venir del Ministerio para ser concejal… es difícil«, apuntan fuentes municipales. Sin embargo, no serían ni los primeros ni los últimos que aceptaría el cargo. Un sueldo de tan sólo 3.000 euros menos al año bien lo valen. Y es que los concejales de Barcelona cobran más de 75.000 euros brutos anuales.
Si Colau no lograra auparse con la Alcaldía sería complicado verla en la oposición
El principal problema de Barcelona en Comú es el personalismo dirigido hacia Ada Colau. Es su cara más reconocida. Su ausencia podría llevar a desenlaces inciertos entre sus propios votantes. Y es que, de un líder carismático depende la supervivencia de los comuns. En Madrid no hubo efecto Pablo Iglesias y en Galicia ha desaparecido por completo por el arreón del BNG.
PACTO ENTRE ADA COLAU E ÍÑIGO ERREJÓN
«Si Colau no lograra auparse con la Alcaldía sería complicado verla en la oposición», han destacado las mismas fuentes. Y es que, el poder pesa como una losa, más de los ocho años que estaría Colau si agota el mandato y renuncia a ser de nuevo alcaldesa.
El salto de Colau, si se produce, provocaría unas primarias de infarto en el seno de Unidas Podemos. De hecho, las quinielas apuntaban a una posible disputa entre la alcaldesa y Pablo Iglesias, antes de que el exvicepresidente del Gobierno dejara todos los cargos y volviera a la enseñanza universitaria.
El movimiento, además, acercaría a Podemos con Íñigo Errejón, pero sopesa sobre él la denuncia por maltrato leve a un ciudadano durante una de las noches de Madrid.