sábado, 14 diciembre 2024

El principal sistema de corrientes oceánicas del Atlántico podría estar acercándose a un umbral crítico

La principal corriente oceánica del Atlántico, a la que también pertenece la corriente del Golfo, puede haber ido perdiendo estabilidad en el transcurso del último siglo y estar acercándose a un umbral crítico, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘Nature Climate Change’.

La Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC por sus siglas en inglés), transporta masas de agua cálida desde los trópicos hacia el norte en la superficie del océano y agua fría hacia el sur en el fondo del océano, lo que es más relevante para las temperaturas relativamente suaves en Europa. Además, influye en los sistemas meteorológicos de todo el mundo. Por tanto, un posible colapso de este sistema de corrientes oceánicas podría tener graves consecuencias.

«La corriente meridional de retorno del Atlántico es uno de los sistemas de circulación más importantes del planeta», afirma el autor del estudio, Niklas Boers, del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, la Universidad Libre de Berlín y la Universidad de Exeter.

«Ya sabemos –prosigue–, a partir de algunas simulaciones por ordenador y de datos del pasado de la Tierra, los denominados registros proxy paleoclimáticos, que la AMOC puede mostrar -además del modo fuerte actual- un modo de funcionamiento alternativo, sustancialmente más débil. Esta biestabilidad implica que, en principio, son posibles las transiciones bruscas entre los dos modos de circulación».

Se ha demostrado anteriormente que la AMOC se encuentra actualmente en su punto más débil en más de mil años pero hasta ahora estaba abierta la cuestión de si el debilitamiento observado corresponde a un cambio en el estado de la circulación media, o si está asociado a una pérdida real de estabilidad dinámica.

«La diferencia es crucial –asegura Niklas Boers–, porque la pérdida de estabilidad dinámica implicaría que el AMOC se ha acercado a su umbral crítico, más allá del cual podría producirse una transición sustancial y, en la práctica, probablemente irreversible hacia el modo débil».

Lamentablemente, no existen datos de observación a largo plazo de la fuerza de la AMOC, pero ésta deja las llamadas huellas dactilares en los patrones de temperatura y salinidad de la superficie del mar en el océano Atlántico.

«Un análisis detallado de estas huellas en ocho índices independientes sugiere ahora que el debilitamiento de la AMOC durante el último siglo está probablemente asociado a una pérdida de estabilidad –explica Boers–. Los resultados apoyan la evaluación de que el declive de la AMOC no es sólo una fluctuación o una respuesta lineal al aumento de las temperaturas, sino que probablemente significa la aproximación a un umbral crítico más allá del cual el sistema de circulación podría colapsar».

Es probable que una serie de factores sean importantes para el fenómeno, factores que se suman al efecto directo que el calentamiento del océano Atlántico tiene sobre su circulación. Entre ellos, la entrada de agua dulce procedente del deshielo de Groenlandia, el deshielo del mar, el aumento de las precipitaciones y la escorrentía de los ríos. El agua dulce es más ligera que la salada y reduce la tendencia del agua a hundirse desde la superficie hasta mayores profundidades, lo que constituye uno de los motores del vuelco.

«No habría esperado que las excesivas cantidades de agua dulce añadidas en el transcurso del último siglo produjeran ya una respuesta semejante en la circulación de vuelco», afirma Boers.

«Necesitamos urgentemente reconciliar nuestros modelos con las pruebas observacionales presentadas para evaluar lo lejos o lo cerca que está realmente el AMOC de su umbral crítico». Aunque hay que seguir investigando la relevancia respectiva de los distintos factores, todos están relacionados con el cambio climático de origen humano, señala.