De momento, 1.700 millones de euros procedentes de los fondos europeos (entre otros sitios) irán a parar a Cataluña para una ampliación del aeropuerto de El Prat. Para los partidos independentistas es «insuficiente», pero por lo menos es una buena forma de empezar esas relaciones bilaterales que tanto han buscado. En cualquier caso, hay cierto hartazgo en el PSOE por la forma en la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha propuesto complacer por todos los medios a los partidos de los que dependen sus Presupuestos Generales del Estado. ERC ha «despreciado» al Gobierno en demasiadas ocasiones y los socialistas críticos con el líder del PSOE no entienden cómo, a pesar de los agravios, Sánchez sigue dándoles concesiones millonarias en detrimento de otras comunidades autónomas. «Y esto no ha hecho más que empezar», aseguran.
Que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, no acudiera a la conferencia de presidentes es un gesto que ofendió a la mayoría de barones socialistas. Lo que no comprenden es que días después Sánchez haya sido capaz de conceder esta millonaria ayuda a Cataluña a pesar de que Aragonés ni siquiera «se dignó» a presentarse en la reunión bilateral por «problemas de agenda». Para algunos socialistas es insultante cómo los partidos separatistas están sacando dinero en detrimento de otras autonomías mientras se permiten el lujo de acudir a una paella organizada en la Cataluña francesa por la activista independentista Pilar Rahola y a la que asistieron el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y el exconseller Toni Comín entre otros para poco después decir que no tienen hueco para presentarse en otros encuentros oficiales.
Los socialistas críticos tienen claro que los independentistas se comportan así porque, primero, saben que tienen completamente condicionado a un Gobierno que necesita aprobar los Presupuestos para sobrevivir y, segundo, porque prefieren encuentros individuales con el presidente del Gobierno para dejar entrever la «importancia» que tiene Cataluña para España. Ellos se pelean por la independencia, pero de momento han sacado una buena partida de los fondos covid para ampliar el aeropuerto de El Prat. Esos 1.700 millones de euros de los que no disfrutarán otras comunidades más necesitadas como Aragón ayudarán a que el AVE una los aeropuertos de Reus y Girona con el de Barcelona. Pero esto para ERC es «insuficiente» y solo el principio.
El PSOE está en una encrucijada que amenaza con hacer estallar el criterio de otras comunidades como Castilla-La Mancha o Extremadura. Mientras que la comunidad de Guillermo Fernández Vara sigue con un tren que prácticamente podría encajar en los años 80, su presidente y líder de partido ha decidido conceder a Cataluña 1.700 millones de euros para mejorar las conexiones de AVE de su aeropuerto. Y lo ha hecho, además, entre críticas de los propios independentistas que quieren mucho más por el mero hecho de tener la sartén por el mango en el Congreso.
Miles de millones que solo tienen un objetivo: comprar un «sí» para unos Presupuestos Generales del Estado
Ya se anunció en su momento que prácticamente la mitad de las ayudas de los fondos covid irían a parar a Cataluña. Miles de millones que solo tienen un objetivo: comprar un «sí» para unos Presupuestos Generales del Estado que significan directamente la continuidad (o no) del Ejecutivo. Pero lo más curioso de todo esto y lo que hace que los socialistas críticos se lleven las manos a la cabeza es que el propio partido que gobierna en Cataluña votó en contra de la ampliación de El Prat, al igual que hizo Ada Colau desde el Ayuntamiento de Barcelona. En resumen, que mientras que ERC vota en contra de ampliar el aeropuerto con líneas de AVE, el vicepresidente de la Generalitat aprobaba en una reunión con el Gobierno central dicha ampliación. Evidente, ¿no?
Durante esa conferencia de presidentes a la que no se dignó a acudir Pere Aragonés, el presidente del Gobierno anunció al resto de barones que el 55% de los fondos europeos serían gestionados directamente por ellos. Es decir, que de los primeros 9.000 millones que llegarán procedentes de Europa, aproximadamente 5.000 serán repartidos entre las comunidades con ciertas diferencias de criterio. Y este dinero del que hablamos, estos 1.700 millones de euros que van a parar para crear nuevas estaciones de AVE dentro del aeropuerto, no entran necesariamente dentro de ese reparto, pues es una inversión directa del Gobierno. Ese es el trato de favor que hace que muchos socialistas se lleven las manos a la cabeza. Mucho para Cataluña, nada para otras regiones más deprimidas.
Entretanto, los socialistas dan por hecho que los partidos como ERC o el PNV seguirán presionando para lograr nuevas concesiones, tanto en autogestión de impuestos como directamente en fuertes inversiones que atentan contra esa «lucha contra la despoblación» que el PSOE ha cogido como bandera personal. El techo de gasto ya está aprobado, ahora queda la negociación de los Presupuestos que ni siquiera ha empezado. Cuando empiecen las conversaciones, ERC sacará toda la artillería. De momento, antes de que siquiera hayan empezado las conversaciones, los separatistas han conseguido un indulto y unas subvenciones millonarias. Esto debe ser la España multinivel de la que hablaba el presidente del Ejecutivo.