El «chantaje» es continuo. O al menos así lo ven desde el PSOE algunos dirigentes autonómicos que se empiezan a cansar del favoritismo eterno que el partido de Gobierno da a Cataluña y al País Vasco. Su peso parlamentario cargado de nacionalismo logran convertir a partidos como el PNV o ERC en llaves de Gobierno y esto hace, a su vez, que tengan capacidad de pedir más que otras autonomías. El último «chantaje» del lehendakari, Íñigo Urkullu, a Sánchez ha sido a cuenta de la asistencia a la conferencia de presidentes que se celebrará este viernes en Salamanca. Urkullu, que no quería ir como gesto de desafección con el presidente, ha confirmado que irá minutos después de que Sánchez les concediera más autonomía fiscal. Dinero a cambio de gestos. La historia interminable que saca de quicio a las delegaciones autonómicas del PSOE.
El caso es que esta vez el «chantaje» ha sido tan evidente que los barones socialistas no dan crédito. Urkullu ha cambiado de opinión tan rápido como la velocidad de la luz, pero el caso es que ese giro de 180º también ha costado tanto como el precio de la luz. A partir de ahora, el IVA de las ventas a distancia, el de transacciones financieras y el de servicios digitales, principalmente, irán a parar a las arcas vascas para que ellos se autogestionen. El «chiringuito» que tiene montado el País Vasco es tan eficiente que suscita entre los barones socialistas casi tantas envidias como reproches. En cualquier caso, la presencia de Urkullu en la conferencia de presidentes es importante para un Sánchez que quiere apuntalar a toda costa el apoyo del PNV y de ERC para lo que resta de legislatura.
El viernes es la conferencia de presidentes y el jueves se reunirán en Madrid la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al consejero de Economía, Pedro Azpiazu, y las diputaciones de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa para tratar el tema y zanjar de una vez por todas el asunto del IVA para que Urkullu cierre su presencia en Salamanca para satisfacer las necesidades de Sánchez. Lo cierto es que esto era una demanda de los vascos que llevaba tiempo sin recibir una respuesta clara y que ahora Urkullu ha conseguido forzar dejando entrever que no acudiría a la conferencia de presidentes. Esto hizo saltar las alarmas en el PSOE y Sánchez se apresuró a convocar una reunión para tratar el tema del impuesto del valor añadido lo antes posible (un día antes del evento) para asegurarse la foto con Urkullu. Para entendernos, esto es como cuando el jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo dijo tras ganar la Champions League que no estaba contento y poco después se puso sobre la mesa una subida salarial, una comparación que deslizan desde el PSOE con más desidia que alegría.
Jueves reunión para tratar la autogestión del IVA de las ventas a distancia, el de transacciones financieras y el de servicios digitales y viernes una conferencia de presidentes. Teruel no sabemos si existe, pero el País Vasco para Sánchez desde luego sí. El PP no ve con buenos ojos este gesto, pero el problema de Sánchez lo tiene dentro, con sus barones. El presidente del Gobierno está obsesionado con sobrevivir lo que le queda de legislatura y no tiene miramientos a la hora de dar más y más concesiones a Cataluña y al País Vasco. Solo mencionar que, de los fondos covid, prácticamente la mitad el dinero va a ir a parar en inversiones para Cataluña deja entrever el peso de ERC en el Congreso. Este gesto del IVA es otro más, solo que ahora Sánchez lo ha cambiado por una foto.
Lejos quedan para el lehendakari ya las palabras del portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, en las que enfatizó que «es un órgano que no existe»
Ahora parecen haberse disipado todas las dudas que tenía Urkullu con la conferencia de presidentes. Lejos quedan para el lehendakari ya las palabras del portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, en las que enfatizó que «es un órgano que no existe» a efectos de la Constitución y del Estatuto y que la convocatoria no había cumplido con los propios marcos de funcionamiento. Aún así, desde el PSOE deslizan que lo que le gusta al lehendakari no es precisamente el acudir como uno más a la conferencia de presidentes, sino que Urkullu prioriza las reuniones bilaterales con el presidente del Gobierno para destacar el peso del País Vasco en España y para dar a entender cierto grado de autonomía que Sánchez no ha parado de alimentar, al igual que todos los gobiernos anteriores.
Lo curioso y lo que no entienden del todo los barones socialistas es por qué Sánchez no ha utilizado otra herramienta de presión. El PNV gobierna en coalición con el PSE-EE. Pero no solo eso, ya que la vicelehendakari socialista, Idoia Mendia, ya había pedido públicamente a Urkullu que acudiera a la conferencia de presidentes para que no dejara sin representación a los vascos en un foro de relevancia. Pese a todo esto, Urkullu ha hecho lo que ha considerado y ha conseguido más concesiones. «Desde luego, le ha salido redondo», reconocen fuentes del PSOE.
Sánchez no deja de buscarse enemigos dentro de su propio partido. La decisión no ha gustado nada a sus barones y hay algunos, como el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, o el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, que no ven con buenos ojos la ristra de concesiones y el trato de favor que su presidente tiene con las autonomías que tienen representación nacionalista en el Congreso. A este ritmo, ni Teruel Existe tendrá ni un duro a pesar de que tiene un diputado en la cámara legislativa. Sánchez solo premia a aquellas personas de las que depende para seguir atrincherado en la Moncloa durante los próximos dos años, que son cruciales para el PSOE.