El cardenal Angelo Becciu, antiguo alto cargo de la Secretaría de Estado vaticana, ha defendido su «inocencia» y ha negado las acusaciones de malversación y soborno que le imputa la justicia del Vaticano tras la primera audiencia por las irregularidades en la compra de un lujoso apartamento en Londres.
«Estoy sereno y tranquilo. Tengo confianza en que los jueces sabrán ver con claridad los hechos y mi gran esperanza es cierta que reconocerán mi inocencia», ha declarado a la salida del juicio su abogado, Fabio Viglione.
De este modo, el purpurado a quien el Papa cesó en septiembre de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y le despojó de sus derechos relacionados con el Cardenalato por su supuesta implicación este caso, se ha mostrado confiado en que «la aportación de las numerosas pruebas y testimonios» lograrán demostrar «su inocencia de toda acusación». «Siempre fui obediente al Papa», ha señalado en su declaración.
Se trata de la primera vez que el Vaticano sienta en el banquillo de los acusados a un cardenal. En abril, el pontífice derogó la ley que impedía que los cardenales de la Curia Romana fueran juzgados por un tribunal ordinario y decretó que pudieran comparecer también como acusados o como testigos en un proceso en un tribunal de primera instancia del Vaticano, que está compuesto también por jueces laicos.
De hecho, en este juicio, tanto el presidente del Tribunal como los dos adlateres son laicos. Esta primera audiencia duró poco más de siete horas, según narraron los periodistas que se habían acreditado para seguir el proceso desde la sala polifuncional de los Museos del Vaticano habilitada para la ocasión.
Durante el juicio, Becciu estuvo presente junto a su abogado y su exsecretario privado, monseñor Mauro Carlino, que también está imputado. El equipo legal de los acusados presentaron en bloque una serie de apelaciones técnicas para solicitar la nulidad del juicio por supuestos errores técnicos que habrían sido cometidos por los fiscales del Vaticano.
En el juicio, que continuará el 5 de octubre, están imputadas otras nueve personas por delitos como malversación, blanqueo, fraude y abuso de poder por la compra irregular de un edificio en Londres, que provocó un agujero de casi 400 millones de euros en las cuentas del Vaticano.
El promotor de Justicia (fiscal vaticano), Gian Piero Milano, empezó su investigación en 2019 y en su informe detectó «graves indicios» de corrupción en un caso de inversiones inmobiliarias.
Por aquel entonces, Becciu era el responsable de esas operaciones, pues ocupaba el cargo de sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, puesto que dejó en 2018 tras ser designado por el papa Francisco prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.