viernes, 13 diciembre 2024

Santiago recupera la normalidad repleta de peregrinos y visitantes para celebrar el Año Santo entre mascarillas

Santiago ha vuelto este domingo a la normalidad previa a la pandemia de coronavirus al ver sus calles repletas de peregrinos y visitantes para celebrar este 25 de julio, Día del Apóstol y de Galicia, marcado por el uso de las mascarillas para evitar los contagios.

Con todo, las colas para entrar en la Catedral y los grupos que se agolparon para ver espectáculos festivos y a las autoridades y a la Casa Real, que asistían a la misa del mediodía, han provocado múltiples situaciones en las que no se ha respetado la distancia de seguridad recomendada frente a la covid.

La zona vieja compostelana había ido recuperando en las últimas semanas su aspecto habitual, por el regreso del turismo, en pleno Año Santo Xacobeo. No obstante, la prolongación de esta efeméride a 2022 ha motivado que muchos grupos pospongan la realización del Camino hasta entonces.

En cualquier caso, este domingo 25 de julio es «especial», según coinciden en señalar multitud de turistas que han ‘ocupado’ en esta jornada clave el casco histórico santiagués.

Así, desde primera hora de la mañana, los alrededores de la Catedral se han llenado de gente. Los visitantes acudían desde los albergues, hoteles y demás alojamientos de la ciudad, y también desde otras localidades gallegas, entre otros medios a través del ferrocarril.

«SAINT-JACQUES»

Es el caso de una pareja de jubilados franceses que viajó desde Vigo a Santiago para pisar la capital gallega en un día «tan importante», también para los franceses, como el de ‘Saint-Jacques‘.

«Saint-Jacques es muy muy querido en Francia. Es una ciudad a la que nos encanta venir», destacan Katia, Karine y Serge a los pies de la escalinata de Praterías, donde esperan pacientes para acceder a la Iglesia.

En el caso de ellas, es la primera vez que hacen el Camino de Santiago, mientras que él lo recorre desde hace años saliendo de Luxemburgo. Katia, además, está hoy su cumpleaños, con la alegría de haber terminado un trayecto que recomienda a todas las mujeres, porque «es muy seguro y bonito».

Ante ellos se yergue la Catedral, cuya fachada meridional luce resplandeciente tras las últimas obras de rehabilitación y limpieza, al igual que las otras. Tras ellos, muchos otros visitantes se van sumando a la cola para acceder a la misa.

No todos conocen el mecanismo, y es que la de las doce del mediodía es «solo para autoridades y Casa Real«, explica una pareja de policías en la esquina del Pazo de Fonseca, la entrada de la Praza do Obradoiro por la Rúa do Franco.

LARGAS COLAS

Otras como Emilce, colombiana que ha hecho el Camino desde Villafranca del Bierzo, sí lo tienen claro. Ella espera paciente para conseguir un hueco en la Catedral. «Lo he hecho por motivos religiosos, así que claro que esperaré», subraya.

También emocionada pero «cabreada», María Rosa, de Tarragona, ha llegado desde Muxía, y critica las horas de larga espera, porque dice que «hay preferencias», en referencia a la misa reservada para el ámbito institucional.

A causa de las restricciones impuestas por la crisis sanitaria, el aforo es limitado para acceder a cada misa, y a partir de las dos de la tarde empezarán a entrar los que logren sitio para la misa de las cuatro.

El ambiente festivo se mezcla con el de reivindicación en este Día de Galicia, Día da Patria hasta hace unos años, ‘Día da Matria’ ahora, en el que suena de fondo en Praterías una canción del nacionalista Xosé Luis Rivas ‘Mini’.

Los cabezudos se posicionan junto a los gaiteros frente a la Casa do Cabildo y ofrecen un espectáculo fuertemente aplaudido por los que esperan en la plaza.

En la cola, Jennifer y Frank, alemana ella y estadounidense él, se acaban de conocer. Ella hizo el Camino desde Ferrol y él desde Sarria, uno de los puntos preferidos por los peregrinos. Desde más lejos, desde Francia, ha caminado Valentin, rumano natural de Transilvania.

«VER A LA REINA»

«Para ver a la Reina» sigue agolpado el grupo de visitantes de Fonseca, al igual que otro, más numeroso, en la zona de San Martín Pinario. Este lugar, junto a la Praza de Cervantes, ha sido uno de los más recurridos para observar el espectáculo de aviones que empezó pasado el mediodía.

Sin embargo, estos lugares sirvieron para ver los colores de la bandera española que dejaban estos aviones a su paso, pero no para aplaudir o increpar a los monarcas, toda vez que la salida de estos se efectuó por la puerta del Obradoiro. Allí, unos 200 ‘privilegiados’ pudieron comentar en directo el vestuario de Letizia, el Rey, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.

«EL MEJOR PULPO»

La que lucía menos atiborrada antes del mediodía era la Praza da Quintana, si bien se preparaba para acoger el acto organizado por el Bloque Nacionalista Galego y recibir a los manifestantes que marcharon a partir de las doce desde la Alameda.

Una joven se fotografiaba ante la Puerta Santa al tiempo que otra le contaba a su padre por videollamada que anoche comió «el mejor pulpo» de su vida, en la Praza de Abastos.

Tres personas al abrigo de tres banderas de España, mientras, gritaron un «viva España» y «viva el Rey», a lo que un espontáneo les respondió con un mensaje menos favorable dedicado a Felipe VI.

Este 25 de julio ha sido el día, además, en el que más idiomas se han vuelto a escuchar por las calles de la ciudad. Francés, alemán, inglés, italiano, portugués… Larissa y Melissa, dos jóvenes llegadas de Brasil, relatan ante la cámara del móvil lo que se encuentran a los pies de la Catedral.

«En Brasil aún no hay estas aglomeraciones. Llegamos ayer y grabamos los fuegos. Queremos contar lo que es el Año Santo, el día de Galicia, las fiestas… Y mañana empezaremos el Camino pero al revés, hasta Pedrafita do Cebreiro», explican.

También ha sido una jornada de trabajo duro para la hostelería y el comercio, actividades ambas duramente castigadas por la crisis del coronavirus. Los camareros de A Gramola, en Cervantes, no dan abasto ante las solicitudes de cafés, cañas, vermús y «Estrellas del Camino».

Las panaderías también registran colas y el dependiente de Labulanxerí, en O Preguntoiro, da cuenta de «un día muy bueno». Hay policía pero su presencia no abruma, como sí ha ocurrido otros años con episodios de atentados recientes.

En resumen, un 25 de julio en el que Compostela volvió a rendir tributo al Apóstol y a Galicia tratando de olvidar un año como 2020 pero con la epidemia de la covid todavía presente.