La escritora y traductora mexicana Cristina Rivera Garza ahonda en el crimen machista que acabó con la vida de su hermana Liliana en 1990 y arremete contra la «impunidad con que las trincheras del Estado» protegen al machismo en su última novela ‘El invencible verano de Liliana’ (Literatura Random House).
En una entrevista, ha detallado que la novela retrocede hasta el verano de 1990 cuando Liliana, una joven de 20 años y estudiante de Arquitectura, fue asesinada por su expareja para advertir de que «la guerra contra las mujeres es sistémica; no se separa por naciones, es global».
La novela es una investigación iniciada 30 años después del asesinato de Liliana a partir del hallazgo de una caja con sus pertenencias, un archivo documental con notas, cartas, diarios y recados que le ha permitido a la autora «lograr una perspectiva coral con la ayuda y la memoria generosa de amigos y familiares».
Por ello, ha defendido que el libro es una coautoría entre ella y su hermana y un proyecto de escritura documental que rehuye centrarse en estadísticas de mortalidad, sino en celebrar el paso de Liliana por la tierra: «Las mujeres son mucho más que su propia muerte. Este libro es una invocación, una restitución de su presencia entre nosotros».
LETALIDAD DEL MACHISMO
Rivera Garza ha remarcado que todos los libros tienen componentes de activismo y que la literatura y la escritura sirven para «cuestionar insistentemente al lenguaje hegemónico del patriarcado y abrir grietas para introducir otras narrativas que permitan entender este tipo de tragedias no como crímenes pasionales, sino como lo que son, que son feminicidios».
En ese sentido, ha asegurado que le gusta pensar que la novela pueda advertir de la letalidad del machismo y animar a aquellos que conocen a presuntos feminicidas a denunciarles, «porque no han desaparecido, tienen amigos, familiares, son vecinos de alguien, y viven entre nosotros».
También ha hecho referencia al término ‘terrorismo íntimo de pareja’, introducido por la periodista y profesora americana Rachel Snyder, y ha avisado de su perversidad por confundirse con la idea naturalizada del amor romántico: «Se establece un lenguaje preciso, creíble, verosímil y compartido que hace difícil creer que alguien que dice amarte puede matarte».
«DINAMITAR LAS NARRATIVAS PATRIARCALES»
Preguntada por qué reclamo hace a los gobiernos para erradicar esta lacra, ha criticado que desde las administraciones ha habido indiferencia criminal, dice, hacia este tipo de violencia, y ha advertido de una falta de concienciación colectiva y de herramientas para identificar estos casos: «Las mujeres que pierden hermanas por violencia machista son mujeres como tu y como yo».
Rivera, que ha remarcado que en México mueren cada día diez mujeres por violencia de género, ha advertido de que aún falta trabajo para verdaderamente dinamitar las narrativas patriarcales que siguen culpando a las víctimas, pero ha celebrado los logros y los resultados de las «luchas desde abajo».
«En 1990, mi hermana, hasta el último momento, pensó que ella podía hacerlo sola, pero el enemigo era mucho más grande y fuerte. Ahora sabemos que esta guerra no la podemos ganar solas: Nos necesitamos las unas a las otras, nos tenemos que cuidar», ha zanjado.