El Kéfir es un producto lácteo, bien parecido al yogur líquido, el cual es fermentado por medio de levaduras y bacterias granuladas. Kéfir en turco se traduce como bendición, es un alimento probiótico que facilita la digestión y protege los intestinos.
Dentro de los componentes alimenticios que proporciona el kéfir están, el calcio, vitamina B12 y es muy rico en proteínas. Puede ser preparado con agua o con leche, en ambas formas evitan la indigestión, la candidiasis y el estreñimiento. Debe ser consumido en periodos cortos de tiempo una vez preparado. Por eso en muchos casos es congelado y se debe tener cuidado al congelarlo y al descongelarlo para consumirlo.
1¿Cómo conservar el Kéfir?
Ya tienes lista la preparación de los Kéfir. Colócalos en recipientes de cristal totalmente limpios, con leche fresca o agua a temperatura ambiente, dependiendo como lo desees consumir.
Cierras los envases colocando una gasa en la boca del mismo y sujetando esta con una goma elástica. Déjalo reposar en un lugar oscuro al menos 24 horas. Transcurrido este tiempo cuelas la preparación y lo colocas en envases cerrados y lo guardas en la nevera igual como lo haces con el yogur. Ya puedes iniciar a consumirlo de la forma que lo prefieras, esta preparación podrá durarte al menos 15 días y guarda los gránulos para una nueva preparación.