El Govern catalán decretará este miércoles un nuevo toque de queda en Cataluña que «en principio» durará 15 días y se adaptarán a la evolución de la pandemia para hacer frente al aumento de contagios de coronavirus, han explicado fuentes del Ejecutivo catalán.
Según ha avanzado TV3, el Ejecutivo catalán tiene decidido aplicar este toque de queda, que deberá contar con el aval del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
El martes el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, afirmó que el Govern había recibido el informe jurídico del gabinete de la Generalitat, que avala decretar un toque de queda pero que esté limitado a las zonas más afectadas por la pandemia y no aplicarlo de manera homogénea en toda Cataluña porque para ello sería necesario el estado de alarma.
Este mismo miércoles el teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, ha desvelado que la Generalitat decretará este toque de queda «en cuestión de horas».
«Estamos a las puertas de que se decrete un nuevo toque de queda», ha explicado en la comisión de Presidencia tras reunirse este martes con la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà; el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, y el de Interior, Joan Ignasi Elena, con los que coincidieron en que son necesarios instrumentos que permitan terminar con esta situación.
«Supongo que de momento afectará a los próximos quince días y a partir de aquí veremos cómo evoluciona», ha adelantado Batlle, que ve clave que la actividad en Barcelona acabe entre la 1 y las 6 de la madrugada.
En la reunión, Batlle trasladó a los consellers que Barcelona no tiene instrumentos para evitar la concentración de personas en el espacio público y que no lo podrían evitar ni teniendo «el doble o triple» de agentes policiales.
Ha recordado que ha habido un refuerzo de los cuerpos de seguridad para controlar la actividad nocturna, con una «muy buena coordinación», y que ha permitido minimizar consecuencias que considera que podrían haber sido peores.
Ha destacado que han tenido que gestionar «una vuelta a la supuesta normalidad con circunstancias muy difíciles», pero que lo están haciendo con responsabilidad y empatía, y que en las últimas tres semanas se han reconducido situaciones en varios barrios de Barcelona.
«La solución no es enviar más policía ni ir a la búsqueda de incidentes. Hemos puesto la policía que podíamos poner, hemos puesto un refuerzo extraordinario, no tenemos más», ha insistido, y ha apostado por el diálogo y la empatía con la población.