El Gobierno tiene que pagar las deudas. Se comprometió con los independentistas a mucho y por lo pronto parece que va cumpliendo su palabra poco a poco (al menos con quienes tienen la llave para que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, siga afincado en la Moncloa). El único escollo que se interpone ahora entre esos dos años de dorada legislatura es el Tribunal de Cuentas y su empeño en cobrar a los independentistas una cantidad millonaria por el procés. Sin embargo, el PSOE ya tiene un plan para conseguir librar a los separatistas del yugo de un «ultraconservador» Tribunal de Cuentas: redoblar la presión sobre el PP con el apoyo de las instituciones europeas. Y la clave está en su renovación, dado que la actual relación de consejeros caduca en 2021 y solo tiene que conseguir someter al Partido Popular para renovar este polémico tribunal.
Es cierto que el PP se ha enrocado ante cualquier propuesta de renovación que obligue a Pablo Casado a pactar con Sánchez. Y más ahora que el PSOE ha concedido los indultos. Pero en cualquier caso, el Gobierno tiene todas las excusas para redoblar las presiones sobre el PP para renovar tanto el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lleva en funciones desde diciembre de 2018, como el Tribunal de Cuentas, cuya directiva caduca este año.
El Gobierno ha reconocido a MONCLOA.com que, a diferencia de otras cuestiones (como fue el caso de la concesión de los indultos), no tiene ningún tipo de modo de meter mano en la decisión de un Tribunal de Cuentas cargado de consejeros ultraconservadores (muchos de los cuales tienen estrecha relación con el expresidente del Gobierno José María Aznar). Aún así, saben que quien tiene toda la presión mediática encima es el PP por no querer renovar bajo ningún concepto ningún organismo público porque no tiene la mayoría necesaria para tener la presencia que le gustaría y, sobretodo, porque hay quien piensa que tanto el CGPJ como el Tribunal de Cuentas mantiene más afinidad ideológica con los populares por estar compuesto con una mayoría del PP.
UNA ESTRATEGIA POCO EFICAZ
El plan del PSOE tiene absolutamente claro que no puede meter mano en el Tribunal de Cuentas. Su única actuación ha sido la de retirar a la Abogacía del Estado del proceso para que no hagan más sangre sobre el tema y no pidan nuevas fianzas o devolución de dinero. Por lo pronto, este Tribunal ha pedido 5,4 millones de euros a 40 cargos independentistas por la acción exterior de la Generalitat y 1,9 millones de euros al líder de ERC, Oriol Junqueras, y al expresident de la Generalitat Carles Puigdemont. Sánchez entiende que para quitar este yugo sobre los separatistas debe centrarse en el PP y no en el Tribunal de Cuentas. Y es ahí donde reside su plan.
el PSOE ha iniciado una campaña publicitaria para vender la el carácter «tremendamente antidemocrático» del Partido Popular
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene intención de utilizar toda su capacidad de presión para forzar al Partido Popular a llegar a un acuerdo global que incluya la renovación del CGPJ (en funciones desde diciembre de 2018) y el propio Tribunal de Cuentas. Al más puro estilo del jefe de gabinete de Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, el PSOE ha iniciado una campaña publicitaria para vender la el carácter «tremendamente antidemocrático» del Partido Popular por negarse en rotundo a renovar tanto el CGPJ como el Tribunal de Cuentas.
La idea que tiene el Gobierno es exponer una realidad que incomoda considerablemente a los populares, que es la de que Casado es un joven inexperto que tiene una pataleta y que no acepta las reglas del juego porque no quiere perder influencia tanto en el Consejo como en el Tribunal. Que salga la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la tribuna de la Moncloa acusando al PP de ser un partido antidemocrático por negarse al cambio en según qué instituciones es solo una muestra de lo que le espera al Partido Popular. De aquí a que acabe el año, el PSOE utilizará todo su portavoz mediático (así como algún que otro potente medio afín) para sacar a relucir las vergüenzas del PP y presionarle para que ceda.
Una vez consigan tener a los populares donde quieren (dispuestos a pactar la renovación de estos organismos), los socialistas tienen claro que habrá que ceder lo suficiente como para que un «asustadizo» Casado no se eche atrás. Ya propusieron un pacto de renovación del CGPJ bastante generoso con el PP y Casado reculó en cuanto vio una entrevista de su exportavoz Cayetana Álvarez de Toledo en la que acusaba a su propio partido de haberse moderado. Ahora, desde el PSOE quieren volver a este punto con cautela e incluir una renovación del Tribunal de Cuentas lo suficientemente profunda como para que se quite la presión a los independentistas, pendientes del cobro.
EL CGPJ, LA EXCUSA
El Consejo General del Poder Judicial es la excusa del PSOE para redoblar la presión sobre el PP. Pero no porque le importe más que la renovación del Tribunal de Cuentas (que para cambiar de caras visibles necesita tres quintos de la aprobación del Congreso y del Senado, al igual que el CGPJ), sino porque para la renovación del Consejo cuenta con la ayuda de la UE. Europa ha mandado más de un mensaje al Gobierno en el que exige que se respeten los procesos de renovación de los órganos institucionales. Esta presión que recibe el PSOE no tardarán en aumentarla sobre el PP para conseguir sus objetivos.
El problema que temen desde Génova no es que el PSOE les insulte o les presione desde el Gobierno en las ruedas de prensa, sino que la UE les dé un toque directamente a ellos y no a los socialistas. El PSOE tiene razón mal que le pese a Casado y la renovación debe llevarse a cabo. Esto lo sabe el PP y lo sabe el propio Casado. Que el PSOE azuce a Europa es cuestión de semanas. Si lo consigue, los socialistas no solo se harán con el control de la presidencia del Tribunal Supremo, sino que podrán colocar y dar un giro a un Tribunal de Cuentas tremendamente cargado de nombres ultraconservadores.