martes, 26 noviembre 2024

La victoria de Irene Montero con la ley trans deja a Carmen Calvo en la rampa de salida

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cedido a las presiones de Unidas Podemos. La misión del líder socialista es desde que el PP dio un vuelco a las encuestas permanecer aferrado en la Moncloa a toda costa. Y para esto, ceder ante los independentistas y ante el partido morado es absolutamente fundamental. Dentro de estas «cesiones», el presidente del Ejecutivo ha menospreciado la posición de su vicepresidenta Carmen Calvo respecto a la ley trans con tal de contentar a un Unidas Podemos dominado por la ministra de Igualdad, Irene Montero. Todo podría haberse quedado ahí. Sin embargo, fuentes del Ejecutivo tienen claro que Calvo está en la rampa de salida y que ha comprado todas las papeletas para abandonar el Gobierno más pronto que tarde. O el Tribunal Constitucional reacciona y frena la ley, o Calvo podría abandonar el Ejecutivo este año.

La vicepresidenta primera está empeñada en frenar lo que considera una chapuza jurídica sin precedentes. El Consejo General del Poder Judicial también comparte el punto de vista de la socialista y añade que cada proyecto de ley que ha venido de Igualdad ha sido una constante aberración jurídica. En cualquier caso, Calvo está convencida de que será el Tribunal Constitucional el que frene la ley trans de Montero precisamente porque vulnera muchos derechos fundamentales y pone patas arriba otras cuestiones jurídicas fundamentales. De hecho, fuentes del PSOE aseguran que Calvo está arengando a los suyos para que el sector moderado del partido se plante ante lo que consideran una bajada de pantalones sin precedentes del presidente del Gobierno.

La ley trans abre cuestiones (especialmente en materia de identidad) que directamente no son compatibles con la Constitución. Este es el argumento al que se aferra la vicepresidenta socialista para permanecer en el Gobierno. Sin embargo, la mayoría en el partido comparte el análisis de que Calvo ha sufrido una derrota ante Montero. Y eso podría tener consecuencias a medio plazo que concluirían con el cese de la vicepresidenta primera del Gobierno.

Ley Trans

La remodelación llegará a finales de verano. Muchos ministros enfilarán la puerta de salida y otros entrarán en el Ejecutivo para afrontar estos dos años de legislatura. Y dentro de esta remodelación, en Ferraz se habla de la posible salida de Calvo precisamente por su derrota frente a Montero por la ley trans. El presidente Sánchez ha cedido a las presiones de Unidas Podemos porque les necesita para consolidar la mayoría absoluta. Primero ha dado todo lo que han querido a los independentistas y ahora quiere conceder a quien controla Podemos en la sombra el espaldarazo a su medida «estrella»: la ley trans.

Calvo confía en que el Tribunal Constitucional tumbe la ley de Montero para apuntarse un tanto ante los suyos. Pero si no es así, desde Ferraz entienden que sería ella misma la que pediría salir del Gobierno en un alarde de integridad. Sea como sea, lo cierto es que el presidente del Ejecutivo ha cedido ante Irene Montero porque la ministra de Igualdad considera que la ley trans será su legado y la razón por la que será recordada. Ya no será «la mujer de», sino la madre de la diversidad (o así es como ella se ve a sí misma).

EL PAPEL DEL PRESIDENTE

Este es el punto más controvertido del enfrentamiento entre Calvo y Montero: ¿qué quiere y pretende el presidente? Tras «humillar» a su vicepresidenta del Gobierno, el líder socialista la ha respaldado en el Consejo de Ministros para dejar claro que sigue confiando en ella. Desde el PSOE no quieren que Calvo deje sus funciones y menos por una cuestión, a juicio del presidente, menor que no debería repercutir en el Gobierno ni abrir una crisis. Sin embargo, Sánchez ha tomado la decisión de no apoyar la postura de Calvo a la par que la ha defendido en el Consejo de Ministros. Entonces, ¿qué espera Sánchez?

Hay una conspiración en Ferraz que asegura que el presidente comparte la postura de Calvo pero que quiere mantener las formas de cara a la galería. Sánchez sabe que necesita a la formación morada para poder acabar lo que resta de la legislatura y es consciente de que quien controla ahora el partido en la sombra es la pareja del exvicepresidente y exlíder de Unidas Podemos Pablo Iglesias. El líder socialista no podía ignorar la ley trans si quería el apoyo de Montero. Pero mientras que por un lado le ha tendido la mano a su ministra de Igualdad, por otro ha mantenido conversaciones con miembros del Tribunal Constitucional para conocer el alcance que podría tener esta ley.

Las malas lenguas aseguran en Ferraz que Sánchez es perfectamente consciente de que el Constitucional tumbará la ley trans de Montero, por lo que apoyar a Unidas Podemos en el Congreso no significaría llevar adelante una chapuza jurídica que ni el CGPJ comparte, sino simplemente dar el «ok» a una nueva ley que sabe en el fondo que no saldrá adelante porque tiene información privilegiada. Cuando Calvo le dice al ala moderada del PSOE que se esperen a que se pronuncie el TC, Sánchez sabe lo que pasará. O al menos es lo que comparten más de un grupo de voces díscolas en Ferraz.