Los ‘porrazos’ de la Policía a los médicos: cuando no había aplausos

La crisis del coronavirus con su cuarentena obligatoria está sirviendo para dar brillo y esplendor al colectivo de la Policía y fuerzas de seguridad en general. Ellos se encargan de velar por el cumplimiento de la ley para lograr eficientemente disminuir la propagación del virus y darle un pequeño respiro al sistema sanitario. Pero si nos remontamos al año 2012, estos mismos cuerpos de seguridad, contenían violentamente a los sanitarios que salieron a la calle a protestar contra los recortes en sanidad. Unos recortes que hoy día, en plena pandemia, están generando gravísimos problemas.

Los recortes que se aplicaron a golpes y porrazos por parte de la Policía, afectan a la clase trabajadora, pero especialmente al personal sanitario, al servicio de limpieza de centro de salud, mantenimiento y otros cuidados. Ellos están en primera línea, con el riesgo que conlleva.  En muchos hospitales se reporta falta de EPIS que son Equipos de Protección Individual que sirven para proteger al personal de los contagios. Esto, además de afectar a su propia salud, pone en riesgo a sus propias familias. Las limpiadoras sanitarias de algunos centros denuncian falta de mascarillas y en algunos hospitales han tenido que utilizar bolsas de basura para protegerse. De esta falta de material se derivan unas cifras terribles de contagios entre el personal sanitario, tan imprescindibles ahora mismo.

LOS CENTROS PRIVADOS SE DESENTIENDEN DE LA PANDEMIA

Mientras unos se dejan la piel, otros, como el grupo hospitalario MH, instaba a sus trabajadores a tomarse una excedencia o vacaciones para cumplir con la cuarentena. Cuando el coronavirus se empezaba a propagar en España, los hospitales de este grupo vendían los test para el diagnóstico a 300€, un precio diez veces mayor de lo que suele costar. Por su parte, los seguros privados de salud, han optado por no cubrir los tratamientos por COVID-19 por ser una pandemia. 

Las privatizaciones de 2012, que la Policía defendió contundentemente y a palos, llevaron a privatizar el 57% de los hospitales españoles. Así las cosas, hoy nos encontramos con escasez del material más básico como mascarillas. Tampoco hay suficientes tests, lo que permitirá aislar a los infectados rápidamente. Faltan respiradores, imprescindibles para los casos más graves. No existe vacuna, porque las farmacéuticas del mundo están compitiendo por la patente y mientras tanto, la cifra de fallecidos aumenta.

Nos vamos a quedar un casa, al menos durante un mes y mientras tanto Policía y militares vigilan por las calles, algunos empleando abusos de autoridad, y así son aplaudidos y puestos al mismo nivel que los sanitarios, aquellos a los que aporrearon cuando se oponían a una privatización que en unas pocas semanas a provocado el colapso absoluto de la sanidad pública. Lo más triste es que no aprenderemos de nuestros errores.