Los españoles asisten a un carrusel de comparecencias de técnicos de segundo nivel y del Ministro de Sanidad, Salvador Illa, en el que queda en evidencia que el Gobierno llega tarde a esta crisis y no se hace con ella.
A los mas de 1000 muertos y el descontrol estadístico que hace imposible saber cuantos españoles están contagiados por el virus, hay que sumar la preocupantes comparecencias, tanto de Fernando Simón, director del centro de Alertas y Emergencias Sanitaria, como del Ministro Illa, en las que fueron incapaces de responder de manera clara y sencilla a las dos preguntas claves referentes a las dos prioridades que tiene nuestro país si quiere hacer frente a esta pandemia:¿Cuanto material hace falta para que todos los centros médicos estén abastecidos, cuanto tenemos y cuando se va a mandar, donde se esta mandando y donde falta?
Y la otra pregunta clave: ¿Cuantos infectados asintomáticos hay? ¿Cuando se van a implantar los tests rápidos para aislar a esos enfermos asintomáticos y evitar que propaguen el virus de manera exponencial? ¿Y cuando se van a tener esas pruebas médicas cruciales?
SIN RASTRO DE LOS TEST Y DEL MATERIAL SANITARIO
Ni el inefable Simón, cuya credibilidad está más que achicharrada en esta crisis, ni el Ministro Illa, ni si quiera el Ministro Duque, que apareció en este carrusel de la confusión que perpetra todos los días el Palacio de La Moncloa para llenar los espacios en los medios sin que se hable del desastre de gestión de esta crisis, fueron capaces de dar una respuesta concreta a este problema que desespera a los profesionales sanitarios, a las Comunidades autonomías y a los ciudadanos, que lo único que reciben por parte del Gobierno son amenazas y represión si se les ocurre salir de su casa a por el pan y no lo hacen en línea recta al supermercado y o ir a trabajar sin un salvoconducto de su empresa.
Después del «mitin» del vicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias sobre las bondades de lo público sobre lo privado sin aportar solución alguna en su comparecencia del pasado jueves, Illa volvió a comparecer sin periodistas, pero con Miguel Angel Oliver filtrando preguntas llegadas a conveniencia del Gobierno, en la Sala de Prensa de La Moncloa para repetir los mensajes que Ivan Redondo le ha preparado estos días sin dar solución ni a la falta de material médico, ni a la falta de test.
Illa repitió que «vienen los días peores. Esos días en los que enfrentamos un crecimiento de casos, aproximándonos al momento en que conseguimos llegar al punto máximo, doblegar la tendencia creciente para hacerla bajar y derrotar al virus que es el objetivo al que nos convocó el presidente».
Los mil muertos que acumula ya esta crisis, no cambian esta estrategia de «moqueta y atril» del Gobierno que, en ningún momento, se le ha ocurrido salir del complejo Moncloa para ir a los hospitales y ver la realidad de lo que está ocurriendo. Médicos sin material para autoprotegerse y sin ventiladores para los pacientes , que caen como moscas victima del virus.
EL GOBIERNO «COMPLEMENTA» A LAS COMUNIDADES AUTONOMAS
Lo más sorprendente y preocupante de la comparecencia del filósofo metido a Ministro de Sanidad y que es para echarse a temblar es que, lejos de ponerse al frente de la crisis y después de declarar el estado de alarma y dejar vaciar a todas las instituciones políticas españolas de competencias, Illa se despachó a gusto diciendo que»el Gobierno de España complementa, en este sentido, el magnífico trabajo que han venido haciendo las comunidades autónomas».
¿Complementa? Pensábamos que el Gobierno de la nación tenía el mando absoluto de la crisis, pero a estás alturas, y viendo la impotencia manifiesta del Gobierno para dar soluciones concretas a los problemas concretos, mejor empezar a esparcir responsabilidades alrededor de toda la administración pública…no sea que…
La comparecencia de Illa y del Ministro de Ciencia Pedro Duque fue puro entretenimiento para los medios. Duque hizo un repaso de todas las investigaciones que se están haciendo alrededor del mundo y en España, lo cual ahora nos importa bien poco a los españoles que estamos con las dos urgencias que contábamos anteriormente de aislar a los enfermos que no han sido detectados vía test rápidos como en Corea y en dotar a los profesionales del material que necesitan para trabajar.
PABLO CASADO, «LOST IN TRANSLATION», RESUCITA
Lo peor del estado actual de la crisis es que los ciudadanos no encuentran soluciones en el Gobierno, pero miran al principal partido de la oposición y, hasta ayer, no estaba. El líder del Partido Popular, Pablo Casado, víctima de un ataque de arriolismo, hasta ayer no hizo acto de presencia, cuando hace falta mas que nunca alguien que haga de contrapeso y vaya marcando el terreno a un equipo de Gobierno que se está abrasando en su incompetencia manifiesta. Una cosa es no usar la crisis de manera partidista, y otra desaparecer como si la cosa no fuera con el Partido Popular.
Los expertos en comunicación lo tienen muy claro: «El PP tiene que crear un gabinete de crisis en la sombra que monitorice en tiempo real las decisiones que va tomando el Gobierno en esta crisis y salir a corregir y a proponer alternativas. Tiene que implicarse en la crisis como si fuera un Gobierno en la sombra.
Debe movilizarse para conseguir todo aquello que el Gobierno esta siendo incapaz de conseguir. No se trata de ser irrespetuoso ni partidista, sino de que los ciudadanos visualicen al PP como un partido capaz de lidiar con esta crisis, más allá de que algunos de sus líderes regionales lo estén haciendo bien», explica una experta en comunicación política consultada.
El PP salió del letargo, del «Lost in Translation» en el que se encontraba Pablo Casado como si fuera Bill Murray en la película de Sofia Coppola, y reclamó «eficacia para garantizar medios materiales a las autonomías y a los hospitales» Además, Casado solicitó más respiradores y tests masivos para la población para detectar el coronavirus.
El líder del PP se reunió por videoconferencia con los presidentes de las comunidades gobernadas por el PP y reclamó ayudas para las residencias de ancianos con un protocolo sanitario adecuado y que se ayude a los españoles que están fuera a ser repatriados.
Casado está ante la oportunidad de que los españoles le vean como un presidente en la sombra que da la cara poniéndose al frente, en la medida de sus posibilidades de esta crisis, mientras Sánchez sigue parapetándose en una legión de altos cargos de tercer nivel trufados con algún ministro. Veremos si es capaz o deja que Diaz Ayuso y Martinez Almedia le borren del mapa.