sábado, 23 noviembre 2024

Los peores ejemplos de la clase política española ante el coronavirus

  • Los dirigentes estatales han exhibido una mezcla de incompetencia y frivolidad.
  • La España cainita resucita cada vez que sucede una catástrofe.
  • Eso sí, algunos dirigentes europeos convierten a Sánchez en Churchill.
  • Las hipersensibles Bolsas llevaban escuchando la llegada de la caballería desde hace semanas y la clase dirigente, por esa memez falsa de no asustar a los mercados o porque una vez más está sobrepasada por los acontecimientos, hizo oídos sordos ante el coronavirus.

    Y pasa lo que pasa: Italia está colapsada y España lo estará. Eso sí, ni los dirigentes transalpinos ni los españoles llegan al nivel de Donald Trump, que se rió del asunto durante días; ni al de Boris Johnson, impasible ante la propagación del coronavirus; ni al de Macron, preocupado por quién será el alcalde de su pueblo.

    Cierto es que la clase política española no está para tirar cohetes. Tan solo Isabel Díaz-Ayuso y José Luis Martínez Almeida, tan masacrados en el último año por su colección de gazapos, tropezones, balonazos y ridículos de todos los colores, parecen mantener la serenidad.

    CERO EN CONDUCTA ANTE EL CORONAVIRUS

    ¿Los demás? Cero: Pedro Sánchez estuvo noquedado durante días, Pablo Iglesias ha sido el peor ejemplo que podíamos tener al no guardar la cuarentena en su casa e Irene Montero alentó el 8M de forma irreponsable.

    Vox tampoco se queda atrás: Ortega-Smith pasó de Milán a Vistalegre con sus «anticuerpos españoles» debilitados y Santiago Abascal se quedó sin colmillos contra el Ejecutivo central por la performance nacionalista con la que contraprogramaron al feminismo.

    Aunque la joya de la corona, si entendemos que el «de Madrid al cielo» de la eurodiputada Clara Ponsatí es un chiste negro, se la lleva Emiliano García-Page. El barón socialsita se quejaba porque, creía él, algunos querían tomarse «quince días de vacaciones» con la excusa del coronavirus.

    Page, escuela socialista José Bono, está acostumbrado a no perder nunca: él fue el primer del PSOE en dejar entrar a Podemos en su Ejecutivo y ahora va de centrista y moderado. Este dirigente susanista ha intentado cubrir su ridículo lanzándole una coz a Sánchez. Pero ha quedado… retratado.

    FALTA ALTURA DE MIRAS

    La derecha política está arremetiendo de forma desproporcionada ante el tono dubitativo del Ejecutivo. Y este hecho nos hace recordar a la peor versión del Partido Popular, que entre 2004 y 2008 saltó a las calles para exigir «la verdad» sobre el 11M.

    coronavirus
    El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia tras el Consejo de Ministros extraordinario.

    En aquel momento Mariano Rajoy y su troupe insinuaban que Zapatero era un golpista que había accedido al poder gracias a una pinza de la ETA y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Cuando en 2008 las urnas pusieron al PP en su sitio, Rajoy rectificó y ‘cambió de amigos’.

    Pablo Casado por su parte comenzó la crisis con un discurso bronco que por suerte ha ido moderando con el paso de los días. El líder de la oposición ha seguido el camino mesurado que le marcan Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijóo desde el sur y el norte.

    Y ese es un camino óptimo y lejano al que utilizaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que en 2014 buitrearon contra Mariano Rajoy por una crisis como la del ébola. En definitiva, que a la clase política española le falta altura de miras.

    LÓGICA PERIFÉRICA

    No habrá elecciones vascas y gallegas el 5A. Iñigo Urkullu se felicitaba porque ningún partido vasco con representación había puesto reparos a aplazar las elecciones: «Ha sido un acuerdo unánime. Somos capaces de demostrar a la sociedad vasca que los partidos somos capaces de ponernos de acuerdo».

    El Ejecutivo de Euskadi asegura en un comunicado que «celebrar las elecciones en este contexto puede ser perjudicial para la salud pública como para la democracia y el libre y normal ejercicio del derecho de sufragio».

    «El normal desenvolvimiento de la celebración de la cita electoral conlleva desplazamientos físicos de personas, congregación de ciudadanos en espacios públicos cerrados y limitados, presencia de multitud de elementos físicos inevitables (urnas, cabinas, papeletas y sobres, etc…) que pueden colisionar con medidas de aislamiento y minimización de interacciones interpersonales necesarias para evitar la propagación de la epidemia», añaden.

    Feijóo advertía que debían «extremar el estudio jurídico para que esta innovación que vamos a producir esté sustentada sólidamente sobre bases jurídicas (…) Por lo que a mi respecta, las elecciones están absolutamente fuera de la agenda. La única elección que tenemos en este momento es derrotar a la pandemia«.