Son tres los candidatos para ocupar la Consejería de Transportes. Quién se hará con la cartera de Ángel Garrido es aún un misterio, pero lo que no lo es, tal y como aseguran fuentes del PP a MONCLOA.com, es que todos los «enchufados» por Garrido que han medrado en empresas públicas como Metro de Madrid serán expulsados de sus puestos. La buena relación entre el antiguo consejero de Transportes y Miguel Oliver culminó en un regalo en forma de cargo público como director de Marketing y Comunicación de Metro. Este nombramiento trajo consigo otros que acabó con la reconocida compañía plagada de «enchufes» con gente cuyo currículum no está precisamente relacionado con el suburbano. Ahora, ya sea Alfonso Serrano, Carlos Díaz-Pache Gosende o Carlos Izquierdo, desde el PP tienen claro que Oliver y los suyos tendrán que salir de la administración pública.
Sobre si Miguel Oliver es del Partido Popular o de Ciudadanos, no hay respuesta. Miguel era de Garrido. Cuando Ángel le rescató del periódico ABC para colocarle como director de comunicación de la Comunidad de Madrid comenzó el idilio entre ambos y ya el uno no podía vivir sin el otro. Esto fue así hasta el punto de que cuando Garrido dio el salto del PP a Ciudadanos, Oliver fue detrás. Y cuando el que fue presidente de rebote de la Comunidad de Madrid fue nombrado consejero de Transportes, Garrido colocó a su amigo Oliver, que inició su carrera con el periodismo deportivo, como director de marketing y comunicación de Metro de Madrid. Nada que ver una cosa con la otra, pero qué más da.
Una vez con Oliver colocado en esta empresa pública, empezaron a llover nuevos cargos inesperados y cruces de relaciones que llevaron a nuevos «enchufes» en la administración, como es el caso de Cristina Sánchez Masa, amiga de Oliver, que acabó de subdirectora de relaciones institucionales del Metro. Pero en cualquier caso, esta práctica, que es algo muy común en las administraciones públicas y en la Comunidad de Madrid, llevará al nuevo ciclo con el cambio de consejero. Y con la llegada del nuevo titular de Transportes, Oliver y todo su séquito enfilarán la puerta de salida. Al menos desde el PP tienen claro que no hay cabida para perfiles tan afines a Garrido y con tan poca «lealtad» política como el de Oliver.
No es una cuestión de odios personales ni nada similar. Es una cuestión de puestos de confianza que los consejeros utilizan para colocar a los suyos. Oliver está ahí no por su trayectoria profesional, sino por sus relaciones personales con Garrido. Mientras que Garrido ya se ha marcado un Cifuentes y se gana la vida como tertuliano en las cadenas de televisión junto al presentador Risto Mejide, Oliver ha conseguido mantenerse en su puesto y pasar desapercibido por el vacío de poder que hay en la Consejería de Transportes. Pero esto llega a su fin pese a que el director de comunicación y marketing de Metro de Madrid se quiera acercar a los nuevos consejeros o pasar desapercibido escondiéndose debajo de la mesa.
Ya hay tres nombres encima de la mesa y eso indica que Transportes se renovará pronto. De esos nombres, el que más le conviene a Oliver para intentar mantenerse con el sueldazo público es el de Carlos Izquierdo, exconsejero de Medio Ambiente con el que Oliver coincidió mientras ejercía el cargo de director de comunicación de la Comunidad de Madrid. Oliver espera arrimarse a estos perfiles para que le dejen tranquilo. Se vive bien como director de comunicación y perder ese salario público y esas condiciones de vida es una auténtica faena. En caso de que llegue cualquiera de los otros dos, Oliver tiene pocas posibilidades de sobrevivir con su salario público.
En toda administración pública hay un día de La Purga. Y suele ser cuando cambia la cabeza de quien gobernaba o quien gestionaba la cartera en cuestión. Este día, el consejero, ministro o director general nuevo tiene el amparo de todos para despedir a todos los cargos de confianza y colocar a los suyos. Oliver sabe que se avecina ese día de La Purga y no espera convencer a quien venga de su validez para el cargo. Pero desde el PP lo ven muy difícil por su salto junto a Garrido hacia Ciudadanos.