La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a 36 años de prisión a un hombre por violar en tres ocasiones a una mujer que se hacía cargo del cuidado de sus hijos. En concreto, se le considera autor de tres delitos de agresión sexual –por los que le impone 12 años de prisión por cada uno– y de otro de lesiones por el que también ha sido condenado a pagar una multa de 900 euros. Asimismo, tendrá que indemnizar a la víctima con 30.280 por las lesiones y los daños morales causados.
Los hechos ocurrieron en el verano de 2019 en el domicilio del acusado, donde la víctima trabajaba cuidando a sus hijos, en tres ocasiones en las que la violó, bajo la amenaza de que la mataría si se resistía y con agresiones físicas, que incluyeron arrastrarla por el suelo, pese a la oposición de la víctima que le pedía que no lo hiciera porque era «virgen» y porque al ser musulmana «le arruinaría la vida».
La mujer logró zafarse del condenado en la última ocasión y huir para pedir ayuda, en un momento en que los hijos del acusado se interpusieron para evitar los golpes. La mujer saltó a casa del vecino, que no quiso ayudarla porque el acusado era amigo suyo, y en cambio llamó a un tío de este último, que le pidió que no llamara a la Policía que resolverían el problema entre ellos. Tampoco le prestó ayuda un vigilante de la urbanización donde residían y sí dos menores que iban en bicicleta y que llamaron a su padre, que le prestó auxilió.
Los magistrados consideran en la sentencia que el testimonio de la mujer «no ha presentado fisuras o contradicciones que hagan dudar de su credibilidad». Por ello, recoge que su declaración ha sido «no sólo contundente sino que a lo largo de las diversas veces que ha prestado declaración, su relato ha sido casi idéntico».
Además, subraya en este caso el «desnivel de posición notorio» entre el acusado, empleador, y la mujer, que «no solo dependía económicamente» de él sino también a nivel personal, dado que vivía en su casa, no hablaba español, y sus relaciones con el exterior eran mínimas ya que no tenía ni familiares ni amigos.
Y esta «situación de indefensión» es «aún más evidente» cuando intentó huir y el vecino no la auxilió. Para la sala, esto explica por qué no denunció ya el primero de los hechos.