Alberto Pozas, 61 años y ex de casi todo, tal y como presume en su cuenta de Twitter. Este reconocido periodista dirigió Interviú y fue el director general de Información Nacional bajo la Secretaría de Estado de Comunicación de Miguel Ángel Oliver.
Pero desde el pasado 4 de abril de 2019 su vida cambió: Pozas dimitió de su cargo al ser consciente de que Unidas Podemos iba a centrar con razón su campaña electoral contra su persona. ¿El motivo? Le había dado un pen drive con información personal de Pablo Iglesias y una asesora a José Manuel Villarejo.
Pozas fue imputado por la Audiencia Nacional y tuvo que declarar como testigo en la pieza 10 del caso Tándem. Aquel día reconoció los hechos de los que se le acusaban. Y desde entonces no ha levantado cabeza, tal y como se presume al repasar sus redes sociales.
MUCHO TIEMPO LIBRE PARA POZAS
Pozas realiza comentarios de los encuentros del Real Madrid, se interesa por los torneos de golf que emite Movistar, comparte mensajes de la Guardia Civil para buscar a desaparecidos y rebota informaciones de la Cadena SER, emisora en la que fue tertuliano.
Durante los últimos diez meses no se le conoce trabajo y apenas ha firmado un artículo sobre las fake news para la revista de la Asociación Profesional Española de Informadores de prensa, radio, televisión e internet.
También escribe de vez en cuando algunos mensajes de tinte político. El pasado 3 de febrero pareció acordarse con ironía de Iglesias: «En la última encuesta del CIS sólo un 4 por mil de los encuestados colocaron a la Monarquía como primer problema de España. Todos ellos dijeron haber votado a Unidas Podemos en las elecciones de 2019. ¡Qué cosas!».
Y cuatro días antes bromeó sobre la crisis gubernamental: «Hay rumores de que Delcy Rodríguez estuvo en el palco del Bernabéu para entrevistarse con la Conferencia Episcopal y el Orfeón Donostiarra, por ese orden. El Papa se lava las manos».
ARGUMENTO DE DEBATE
En la campaña de las elecciones del 28-A Pablo Iglesias utilizó al ex número dos de la Comunicación gubernamental para arrear a Pedro Sánchez: «¿Qué medidas ha implementado su Gobierno para limpiar las cloacas? (…) ¿Pero entonces, por qué imputan a Pozas, Pedro?».
Pozas no cogió el guante y escogió guardar silencio tras haberse despedido con afecto de los periodistas que cubren la información gubernamental: «Abusando de la generosidad de Miguel Ángel (Oliver, secretario de Estado de Comunicación), quiero comunicar a todos, a los amigos de siempre, a los de hace poco e incluso a los desconocidos, que ayer presenté mi dimisión y hoy ha sido aceptada», escribió.
El periodista pasó por alto sobre su polémica: «El motivo, os lo podéis imaginar. Estoy siendo utilizado para atacar al Gobierno y al Presidente, y eso no lo puedo permitir. Encima, la situación me impide poder siquiera opinar sobre lo que está pasando. Para los más veteranos, ya me conocéis, he estado en puestos de distinta responsabilidad, pero de los que no echaban el cierre nunca. Sin hacerme el interesante, he visto de todo, y en los últimos diez años, como director de Interviú, no os quiero ni contar».
Pozas reconocía que el asunto le pilló por sorpresa: «Aunque hubo muy poco tiempo para aceptar el puesto que me ofrecían, hicimos un breve repaso de las cosas pendientes que heredaba de la dirección de Interviú, y en ningún momento fui capaz de valorar que un asunto que en otras circunstancias podría ser menor, fuera a convertirse en una especie de bomba informativa en plena campaña electoral. Pensé que conocía la política, pero he aprendido una nueva lección: con las urnas cerca, hasta el arco iris puede verse en noche cerrada«.
POZAS ATROPELLADO POR LOS ACONTECIMIENTOS
Pozas desmentía que el asunto tuviese que ver con la policía patriótica: «A partir de ahora espero que pueda redimensionar el asunto que me ha atropellado. Que quienes han creído que podían mezclar mi nombre con la conocida como ‘policía patriótica’, vean que estaban muy equivocados, algunos a sabiendas. Y que quienes se dejan ofuscar por la tinta del calamar se den cuenta de la labor de despiste y puedan perseguir al calamar. En nuestro oficio atender señuelos conduce a la frustración».
Pablo Iglesias por aquel momento hacía la guerra contra los mass media: «¿Qué pasa cuando la banca tiene acciones de un medio de comunicación? Pues está demostrado que la banca manda, anteponiendo sus intereses políticos y económicos a tu derecho a la información y a los derechos de los periodistas. ¡Vamos a darle la vuelta a esto!».
E Irene Montero también ejercía de francotiradora: «BlackRock es un fondo que invierte a la vez en Atresmedia, Mediaset, BBVA o Santander. Un entramado que liga a bancos con medios de comunicación. ¿Alguien cree de verdad que sus inversiones no condicionan en absoluto la libertad de información de los medios?«.