El Gobierno de Pedro Sánchez ha comprado un total de 12,1 millones de cartuchos el pasado mes de marzo como con el que se amenazó a Pablo Iglesias tras el debate de Telemadrid. El destinatario de esta compra es el Ejército de Tierra. La parte troncal del contrato fue adjudicada al fabricante noruego Nammo Palencia, pero también hubo un lote a una empresa brasileña y otro quedó desierto.
Estos cartuchos son del mismo del calibre 7,62 mm que se ha enviado a Pablo Iglesias, candidato de Podemos a las elecciones de Madrid el 4 de mayo, Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, y a María Gámez, directora de la Guardia Civil.
Este tipo de munición no sólo se pueden utilizar en un Cetme, el arma mencionada por el exvicepresidente del Gobierno para denunciar la amenaza, sino también en una MG3, una ametralladora capaz de disparar 1.200 veces en un solo minuto, e incluso de una MG42 de la II Guerra Mundial.
ESPAÑA EN ALERTA 4 ANTITERRORISTA
Todo ello con un nivel de alerta 4 antiterrorista, activo desde hace seis años. En cada caja de estos cartuchos vienen 250 y se venden por lotes de millones. Cuando tienen la firma OTAN es porque se fabrican en Estados Unidos, según los expertos consultados por este medio.
El Gobierno adquirió este material en marzo de este mismo año. Esta empresa ha obtenido dos de los cinco lotes en el que está dividido el acuerdo marco puesto en marcha por el Ejército de Tierra. En concreto, proveerá de cartuchos de 7,62 mm por más de 10,5 millones de euros. Para la adjudicación se tuvo en cuenta el precio, con el 80% del valor de la nota final, y la vida útil, que contaba sólo con el 20%.
La brasileña CBC, a través de Omena Technologies, suministra 1,8 millones de cartuchos de 7,62 mm ordinarios por 1,7 millones de euros; mientras que Design Defence entrega 210.000 cartuchos, estos de fogueo, por 221.067 euros.
SE USAN EN LA OTAN, POLICÍA NACIONAL Y GUARDIA CIVIL
Esta munición, del calibre 7,62, se envió el pasado 19 de abril a través de un buzón de Correos situado en Vallecas. Los cartuchos no sólo son válidos para un Cetme, un arma en desuso entre las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, sino también para un armamento de guerra utilizado actualmente por la OTAN, el Ejército de España, Policía Nacional y Guardia Civil.
Esta munición tiene una gran singularidad y reside en la diferente composición del material explosivo. De hecho, las distintas fábricas no producen con la misma fórmula, ya que tienen hasta cinco componentes distintos, junto con proporciones desiguales. De esta forma, un cartucho hecho en España difiere de Italia, e incluso no es el mismo si se hace en Sevilla que si se realiza en el País Vasco.
«Se trata de munición de combate, diseñada para hacer el máximo daño posible», han asegurado fuentes militares y policiales consultadas por este medio, y a diferencia de la Heckler & Koch G36, un arma de asalto utilizada para producir heridas.
CARTUCHOS DE RECUERDO
Según los expertos en este tipo de munición, en algunos cuarteles del Ejército se pueden conseguir algunos cartuchos, «como un recuerdo», pero es muy complicado llevarse grandes cantidades. «Están contados y a los polvorines» sólo pueden acceder altos mandos, «de capitanes para arriba» para recoger la munición. «En ningún caso no se puede acceder sin autorización», han destacado las mismas fuentes. Y es que, incluso un oficial sin el correspondiente permiso tiene vetado el acceso.
La munición se pide mediante un documento y se responde con otro, señalando la hora y el día de recogida, así como el número de cartuchos entregados. «Se anota absolutamente todo. Queda registrado. Nunca se entrega un cartucho de más«, han señalado las mismas fuentes. A estos polvorines sólo acceden miembros de la logística del Ejército.
Este tipo de munición no se puede comprar en una armería ni hay tampoco un permiso especial para poder acceder a la misma por los cauces legales. Tan sólo se puede acceder a través del mercado negro, donde la Europa del Este y en algunos países de la UE se venden sin mayores problemas.
Para las fuentes consultadas por este medio, la principal amenaza ahora no son sólo los cartuchos, sino que haya potencial para poder dispararlos. «El problema es que haya más cartuchos«, han advertido. En España existen armas o réplicas reales para este calibre, la inmensa mayoría de ellas supuestamente inutilizadas. Sin embargo, con maña se pueden volver a reactivar siempre y cuando se tengan los conocimientos y las herramientas.
¿ESTABAN CARGADOS LOS CARTUCHOS?
Asimismo, los cartuchos de guerra se pueden manipular, por lo que también habría que conocer si los enviados a Pablo Iglesias, Grande-Marlaska y María Gámez estaban o no cargados, ya que su manipulación no es fácil.
Las mismas fuentes aseguran que estos cartuchos están enteros, según se aprecia en las imágenes. «No se han disparado», afirman. En este sentido, consideran que la principal amenaza es que existan más en poder de quien ha realizado la amenaza. Cada caja contiene 250, pero en los polvorines se cuentan pilas por millones.
La MG42, un arma solicitada para recreaciones de la II Guerra Mundial, no es tan rara en España. Y es que, hace sólo año y medio, en la operación Reina, la Guardia Civil requisó, entre numeroso material bélico, una de estas ametralladoras. También se incautaron tres armas de guerra y dos morteros de 60mm, junto con una escopeta de cañones paralelos.