sábado, 23 noviembre 2024

David Pérez coge fuerza en campaña y Ayuso sopesa darle un papel más visible

Dijo lo que todos pensaban y ha conseguido más impulso del que se esperaba. Cuando apareció esta pasada semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Getafe, desde el PSOE se vinieron arriba. El problema era que esta región madrileña estaba confinada y poco le importó al líder socialista. Si un vecino se arriesgaba a salir de su casa, la policía podría multarle, pero a Sánchez ni tocarle. Ha sido el consejero de Vivienda, David Pérez, quien ha salido a la calle a denunciar lo ocurrido. A Sánchez poco le importó la situación del territorio, pero a Pérez sí. Y estas palabras que se han hecho virales han llevado de nuevo al consejero a la primera línea de la política madrileña hasta el punto de que el gabinete de Isabel Díaz Ayuso no se plantea otra cosa que no se mantenerlo al frente de algunas de las principales consejerías, especialmente la suya.

Había estado algo desaparecido. Casi tanto como lo están el resto de consejeros. Es difícil encontrar a alguien de las listas del PP elevando el tono ante los medios en un momento en el que lo tienen todo de cara. Un error puede suponer que durante los próximos dos años pierdan el trabajo. Y un acierto tampoco sumará demasiado de cara al futuro inmediato. Sin embargo, el consejero de Vivienda no se ha callado después de ver al presidente del Gobierno saltándose a la torera todas las normas y las restricciones humillando así a los vecinos de Getafe. Si algún madrileño residente de esa región quería salir a dar una vuelta a otro distrito, la policía podría cogerle y multarle. Pero con Sánchez evidentemente se ha hecho una excepción. Algo que Pérez no ha dejado escapar arriesgándose a decir algo en público. Unas palabras que han gustado mucho en el entorno de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

«Sánchez sí puede ir a una zona confinada porque está por encima de todo»

«Sánchez se cree que está por encima de todo», ha comentado David Pérez. «Los vecinos de Getafe no pueden ir a ver a sus padres, a hacer la compra, a ir con sus hijos a un parque…», ha asegurado en un mitin electoral. «Pero Sánchez sí puede ir a una zona confinada porque está por encima de todo», ha comentado el popular. Un mensaje sencillo, directo y sobretodo enfocado a algo que seduce (y mucho) a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que es medirse directamente a nivel político con el líder socialista. Quién sabe si hay cruzadas aspiraciones políticas, pero lo cierto es que a Ayuso le han gustado las palabras de quien fue su número dos en las listas y si había alguna duda sobre la continuidad de David Pérez al frente de una consejería «de Estado», se ha disipado por completo dado que es el único dirigente del PP de la Comunidad que juega, se arriesga y gana.

Hay miedos dentro de la administración por los posibles cambios que se puedan avecinar en asuntos como quién dirigirá qué consejería. Los hay como el consejero de Justicia, Enrique López, cuya estrategia se basa en mantener los lazos de relaciones internos para aspirar a algo más, como podría ser la vicepresidencia de la Comunidad de Madrid siempre que ganen las elecciones y que Vox no sea parte fundamental de la investidura de Ayuso, mientras guarda un silencio sepulcral en plena campaña para evitar que haya fallos. Y los hay como David Pérez, que acostumbrado a su etapa como alcalde de Alcorcón, le gusta salir a jugar y arriesgarse a decir lo que piensa.

La mayoría de los diputados sabe que la campaña es un momento tremendamente delicado. Mejor estar callado que levantar la voz y cometer errores que salgan caros. En condiciones de bipartidismo, quien fuera consejero no estaría nervioso. Pero ahora, con Vox presionando desde abajo y ante la posibilidad de que el PP necesite a Rocío Monasterio para la investidura, ni siquiera los consejeros están a salvo. La Comunidad de Madrid necesitará, tal y como apuntan las encuestas, de pactos para generar un gobierno relativamente estable. Y ello puede implicar que Ayuso tenga que ceder alguna que otra consejería. La pregunta es cuál.

David Pérez

David Pérez es de los pocos que pueden estar tranquilos. El PP no se puede (ni quiere) permitir el lujo de perder a un político de batalla. Los hay como Enrique o Javier Fernández Lasquetty, que prefieren mantenerse en el sillón a la espera de que les suene el teléfono por la llamada de Ayuso para ser consejeros y como David Pérez, que lo mismo le da pelear por una consejería que por un municipio con tal de defender sus ideas al pie del cañón. Y al gabinete de Ayuso le gusta más el perfil de los segundos.

La idea inicial que baraja la Comunidad de Madrid es no hacer demasiados cambios de cara a los consejeros. Sí que se nombrarán nuevos en caso de que las carteras llevadas por Ciudadanos y que ahora ostentan de manera temporal otros consejeros en activo salgan a subasta. Pero en el caso de Pérez, Enrique López o Fernández Lasquetty la idea es que no haya cambios. Sin embargo, hay una pequeña corriente en el PP que considera que la posibilidad de ascender a Pérez a un cargo más visible no sería una mala idea para la imagen de los populares. Su forma de entender la política casa mucho con Ayuso y no tiene miedo en mojarse en temas polémicos. Siempre dice lo que piensa.

Aún es pronto para saber, primero, si el Partido Popular tendrá los suficientes votos como para obtener mayoría absoluta. También para saber si la suma del PP y Vox será más que suficiente para gobernar y por supuesto para ver qué pedirá Rocío Monasterio para dar su total apoyo a la investidura de Isabel Díaz Ayuso. En cualquier caso, David Pérez forma parte del núcleo duro del Partido Popular en la Comunidad de Madrid y la presidenta autonómica no tiene intención de desprenderse de él. En todo caso, lo llevará a un papel más visible. Un perfil así es ideal en un contexto en el que la cúpula de la Comunidad de Madrid quiere medirse de tú a tú con el presidente del Gobierno. Si alguien se acuerda del mitin de Sánchez en Getafe no es por lo que dijo, sino porque se saltó el confinamiento a la torera por el mero hecho de ser presidente del Gobierno.