El comisario Enrique García Castaño y el que fuera su jefe en la Comisaría General de Información, Enrique Barón, comparecerán este jueves en la ‘comisión Kitchen’ del Congreso de los Diputados para someterse a las preguntas de los grupos sobre la etapa en la que se montó el operativo para sustraer información sensible al extesorero del PP Luis Bárcenas.
García Castaño, que está investigado en la causa que instruye en la Audiencia Nacional el juez Manuel García Castellón, fue cesado de su cargo al frente de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Comisaría General de Información a las pocas semanas de la llegada de Juan Ignacio Zoido (PP) al Ministerio del Interior.
Su papel fue clave durante años para operaciones de la lucha antiterrorista, coincidiendo en la Comisaría General de Información bajo las órdenes de Enrique Barón, que llegó a este cargo en 2012, poco después de las primeras elecciones ganadas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Este último comisario declaró como testigo en la Audiencia Nacional, asegurando que no tuvo conocimiento del operativo bautizado como ‘Kitchen’.
El nombre de Enrique García Castaño es uno de los que más se repite en el sumario de la macrocausa abierta tras la detención en 2017 del comisario jubilado José Manuel Villarejo. El juez ha tenido la oportunidad de escuchar su relato sobre cómo se llevó a cabo el clonado de los móviles sustraídos a Luis Bárcenas: se realizó en una cafetería Vips y todos los datos fueron almacenados en un pendrive que, posteriormente, se entregaron al ‘número dos’ del Ministerio del Interior, Francisco Martínez.
En su declaración explicó que habían contado con la colaboración de otro investigado en el caso, el que fuera chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, que luego ingresó en la Policía Nacional y que también está siendo investigado por participar en un operativo supuestamente parapolicial. Además, habló de un ordenador portátil que se compró con fondos reservados para volcar la información recogida de los dispositivos del extesorero del PP.
En el procedimiento, no obstante, García Castaño –que ha manifestado su disposición a colaborar con la justicia– ha tratado de desvincularse de la actividad privada de Villarejo. En junio de 2020, presentó un recurso de apelación en el que alegaba «clarísima indefensión», en concreto por la pieza ‘Iron’, asegurando que él desde su puesto en la UCAO no fue fuente de información para los negocios privados del comisario jubilado.
RAJOY, FERNÁNDEZ DÍAZ O EL FALSO CURA
El testimonio de García Castaño ante el juez también ha sido clave en el intento de esclarecer el enfrentamiento del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y su ‘número dos’, Francisco Martínez, después de que este último entregara ante notario un mensaje que atribuye a su superior en el que le comunicaba que «la información se hizo con éxito», en referencia al volcado de la información que contenían varios teléfonos que presuntamente serían del extesorero del PP Luis Bárcenas.
En su declaración el 26 de marzo de 2019, García Castaño aseguró ante el juez que el presunto cabecilla de la trama, el excomisario José Manuel Villarejo, «tenía línea de comunicación política» e «informaba al presidente del Gobierno.
También confirmó que él despachaba directamente con el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y contestó que «sí» a la pregunta de si otro comisario relacionado con ‘Kitchen’, Andrés Gómez Gordo, se implicó en este operativo, principalmente como el encargado de captar al chófer de Bárcenas, con previo conocimiento de la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal.
García Castaño aseguró con rotundidad, según el sumario, que la persona que le transmite la importancia que tenía el operativo de 2013 sobre Bárcenas es Francisco Martínez, en un principio por el patrimonio oculto del que fuera senador del PP: «Se me transmite a mí desde el Ministerio del Interior que el señor Bárcenas se había llevado algunos discos duros de la sede del Partido Popular en el que aparecía la financiación que había recibido el Partido Popular en donaciones y los pagos en B».
El comisario se molestó cuando le preguntaron en sede judicial por la intervención del falso cura en la casa de los Bárcenas. «Eso es una ilegalidad», sostuvo, y cuando le interroga el juez si él hubiese entrado en la vivienda aprovechando que estaba vacía, añadió: «No, no por Dios; yo soy un profesional».
«Usted como juez, si me lo permite, no entiende cómo es la calle, las cosas no son tan fáciles», prosiguió García Castaño. El comisario dijo que no sabía nada de quién eligió al falso cura. «Yo estaba en mi despacho y me llaman los míos, que había entrado un tío disfrazado de cura. Es que eso es demencial». Y subiendo el tono, concluyó: «¡Esto es una chapuza, esto es una película de Alfredo Landa!».