El Gobierno ha comenzado a retirar en Melilla la sirga tridimensional de la valla perimetral que la separa de Marruecos, un entramado de 12.000 kilómetros de cables de acero que discurre entre las dos vallas de seis metros de altura que fueron instaladas en 2006 para evitar que se repitieran las entradas masivas de extranjeros que se sucedieron a lo largo de 2005.
Según han informado a Europa Press, la decisión de quitar la denominada «tercera valla» de Melilla se enmarca en la determinación del Gobierno de Pedro Sánchez de retirar la concertina, las cuchillas cortantes que coronan las vallas y, a la vez, quitar la sirga tridimensional que, con el paso del tiempo, no solo no evitaba las entradas, sino que facilitaba el salto de las alambradas.
La sirga, creada principios del año 2006, tuvo un coste de 20 millones de euros y de ella se destacó que contaba con sistemas físicos y de alta tecnología para dificultar el paso de los inmigrantes.
1.200 KILÓMETROS DE CABLES
El nuevo sistema tenía por objetivo retardar en al menos quince minutos la entrada de las personas inmigrantes y evitar que se lesionasen en el intento.
La sirga recorre 9,9 kilómetros de perímetro y se extiende desde Aguadú hasta el dique sur, con un cable de acero trenzado que suma una longitud de total de 1.200 kilómetros, «la misma distancia que va desde Cádiz hasta Lérida», se destacó en su día.
El sistema lleva asociadas unas cámaras que detectan cualquier movimiento próximo a la valla y permite, desde el centro de control de la Guardia Civil, identificar si se trata de personas, vehículos o animales.
La sirga tridimensional fue la primera valla de estas características que se construyó en el mundo, pero desde esta semana se ha comenzado su retirada por operarios para implantar el nuevo sistema que quiere implantar el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska que incluye además quitar las concertinas, con el fin de lograr una frontera más segura pero menos lesiva.
OBRAS EN LAS VALLAS FRONTERIZAS
Tal y como publicó recientemente El Confidencial, el Plan de Refuerzo y Modernización del Sistema de Protección Fronteriza Terrestre (de 32 millones) que el Ministerio del Interior puso en marcha a finales de noviembre de 2019, invertirá diez meses y destinará casi 18 millones de euros en las obras de las vallas fronterizas que separan los territorios de España y Marruecos en Ceuta y Melilla.
Entre finales del pasado mes de noviembre y principios de diciembre comenzaron los trabajos: operarios de la empresa pública Tragsa empezaron a retirar de la valla de Ceuta las concertinas, el rollo de alambre con cuchillas que instaló el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005, y que provocó críticas por las heridas que provocan en las personas que tratan de entrar ilegalmente en territorio español tratando de saltar estas vallas.
Las concertinas van a ser sustituidas por otros elementos que obstaculicen el salto.
El Ministerio del Interior ha firmado las resoluciones que bloquean la difusión de los datos que suele ofrecer la web de Contratación del Estado sobre contratos públicos, para evitar “la probabilidad de que las redes criminales aprovechen la ejecución de las obras de refuerzo y modernización del perímetro fronterizo para facilitar entradas planificadas y organizadas”, explica la Secretaría de Estado de Seguridad.