jueves, 12 diciembre 2024

Desarrollan una metodología para evaluar la atención temprana en los trastornos del espectro autista

La Universidad de Córdoba (UCO) y la Universidad de Jaén (UJA) han participado de forma conjunta en el desarrollo de un sistema para evaluar la calidad de la atención temprana en los padres y madres de los pequeños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), un método enfocado a medir la intervención de los programas en la familia, cuyo rol se ha revelado fundamental en el progreso y calidad de vida de los pacientes con autismo.

Tal y como ha indicado la UCO en una nota, los casos de TEA se sitúan en uno por cada cien nacimientos, según los datos que maneja la asociación internacional Autismo Europa. Actualmente, los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana son los organismos encargados de dar respuesta a las necesidades de esta población hasta la edad de los seis años. Estas entidades, además, también dirigen sus programas a las familias, cuyo papel es crucial para el propio progreso de los pacientes.

En este contexto, David Sánchez, uno de los investigadores del Departamento de Psicología de la UCO que, junto con Auxiliadora Robles-Bello (UJA), ha realizado el estudio, ha afirmado que «las prácticas del profesional con los progenitores influyen en los procesos de aprendizaje y pueden mejorar el desarrollo de los hijos».

El equipo de investigación ha validado una metodología denominada ‘Escala de Prácticas Centradas en la Familia’, un método que evalúa la percepción de los padres y madres con respecto a la atención que reciben por parte del personal sanitario y que ahora ha sido adaptada a los progenitores de niños con Trastorno del Espectro Autista.

La escala ha sido elaborada a partir de entrevistas a profesionales de Centros de Atención Infantil Temprana de varias regiones de España y encuestas realizadas con casi medio millar de familias. Concretamente, evalúa una serie de variables relacionadas con la mejora de la atención terapéutica, la implicación de los padres y madres en el proceso de planificación o la empatía del personal especializado en los programas de atención.

Los resultados, han apuntado desde el equipo de investigación, «aportan una fiabilidad que se sitúa por encima del 90 por ciento», aunque existen algunas diferencias en función del género. Según los cuestionarios realizados, «los padres y madres perciben las prácticas centradas en la familia de forma diferente», ha señalado la investigadora Auxiliadora Robles-Bello.

De hecho, «las madres suelen ser más participativas en los procesos de atención temprana y conocen mejor a los profesionales, por ello, deberían plantearse escalas de evaluación diferentes para madres y padres», ha subrayado.

En cualquier caso, este nuevo método podría ayudar a evaluar la atención recibida por parte de las familias y mejorar, de esta forma, la calidad de vida de los pequeños con TEA.