El Papa ha señalado que Jesús no es un «personaje del pasado» o un hecho «ocurrido hace mucho tiempo, cuando de niño asistía al catecismo» y ha instado a encontrarlo sobre todo en los pobres y en los marginados.
«Jesús comenzó su misión, dirigiendo su anuncio a los que bregan por la vida de cada día, a los excluidos, a los frágiles, a los pobres», ha destacado el Pontífice durante la ceremonia de la Vigilia Pascual, celebrada en la basílica de San Pedro, en la que los católicos esperan la Resurrección de Jesús.
En su homilía, el Papa ha reflexionado sobre el significado de ser cristianos y ha señalado que los seguidores de Cristo deben buscar «incansablemente a quien está desanimado o perdido» y desplazarse si hace falta «hasta los mismos límites de la existencia» porque a los ojos de Cristo «nadie es último, nadie está excluido». Así, ha instado a los fieles a estar presentes como Jesús en «la vida cotidiana» en «las calles» y «los rincones» de las ciudades.
En este sentido, ha pedido alejarse de la «pureza ritual» y encontrar a «Cristo resucitado en los pobres y en los marginados». «El Señor nos precede y se hace presente, precisamente en la vida de los que pasan a nuestro lado y comparten con nosotros el tiempo, el hogar, el trabajo, las dificultades y las esperanzas», ha agregado.
Para el Papa, Galilea es el «lugar más lejano, en esa región compleja y variopinta viven los que están más alejados de la pureza ritual de Jerusalén» y «es allí donde el Resucitado pide a sus seguidores que vayan, también hoy».
Por otro lado, ha arremetido contra la fe que está «hecha de costumbres, de cosas del pasado, de hermosos recuerdos de la infancia», que ya «no conmueve», ni «interpela».
«Muchos viven la «fe de los recuerdos», como si Jesús fuera un personaje del pasado, un amigo de la juventud ya lejano», ha lamentado. Frente a esto ha destacado que para que la fe «esté viva» debe ponerse «de nuevo en camino» y confiar «sin la presunción de saberlo ya todo, sino con la humildad de quien se deja sorprender por los caminos de Dios». «Dios no puede ser depositado entre los recuerdos de la infancia, sino que está vivo, siempre sorprende», ha manifestado.
Así ha invitado a «sobrepasar las barreras» y «superar los prejuicios» para encontrar a Cristo resucitado en los rostros entusiastas «de los que sueñan» y en «la resignación de los que están desanimados, en las sonrisas de los que se alegran y en las lágrimas de los que sufren». Y ha agregado: «Nos asombraremos de cómo la grandeza de Dios se revela en la pequeñez, de cómo su belleza brilla en los sencillos y en los pobres.
La Vigilia Pascual es una de las celebraciones litúrgicas más sugestivas de la Semana Santa, que ha comenzado con la basílica de San Pedro sumida en la oscuridad total para simbolizar la muerte de Jesús. La ceremonia inicial con el fuego ha tenido lugar detrás del altar de la confesión.
En años anteriores el Papa ha celebrado el Sacramento del bautismo para varios adultos, pero por segundo año consecutivo a causa de la pandemia han sido cancelados. La celebración como todas las de Semana Santa se ha celebrado con poca presencia de fieles sentados en los bancos de la Basílica de San Pedro respetando las distancias.
El rito ha comenzado con la basílica de San Pedro sin iluminación, en penumbra total, y con la bendición del fuego. Está previsto que este domingo el Papa oficie la misa del Domingo de Resurrección, en la que el leerá el mensaje de la Pascua e impartirá la tradicional bendición Urbi et Orbi (para la ciudad y para el mundo) desde la logia central de la basílica.