sábado, 23 noviembre 2024

El Parlament de Cataluña rechaza de nuevo investir a Aragonès y activa el reloj de las elecciones

El pleno del Parlament ha vuelto a rechazar este martes investir presidente de la Generalitat al candidato de ERC, Pere Aragonès, por lo que se ha activado el plazo de dos meses antes de que la Cámara catalana se disuelva automáticamente y se convoquen de nuevo elecciones.

En la segunda vuelta de la investidura, a Aragonès le bastaba con obtener mayoría simple para ser elegido presidente, es decir, tener más votos a favor que en contra, pero ha recabado los mismos apoyos que en la primera votación del viernes: 42 votos a favor de ERC y la CUP, 32 abstenciones de Junts y 61 votos en contra del PSC-Units, Vox, los comuns, Cs y el PP.

Con el segundo intento fallido para ser investido, ERC y Junts tendrán hasta el 26 de mayo –cuentan dos meses desde la primera votación– para desencallar las negociaciones y evitar la repetición electoral.

Si en estos dos meses ni Aragonès ni ningún otro candidato fuera investido, se disolvería automáticamente el Parlament y se convocarían elecciones a mediados de julio, algo que no ha sucedido nunca, a excepción de la legislatura anterior, cuando corrió este plazo tras la inhabilitación de Quim Torra porque no se presentó ningún candidato para sustituirle, pero no tras el fracaso de una candidato en la investidura justo después de los comicios.

PRECEDENTES

En la historia del Parlament tampoco hay ningún precedente de que un candidato a la Presidencia se haya vuelto a presentar a la investidura tras haber fracasado en las dos primeras votaciones.

Tanto Carles Puigdemont como Quim Torra fueron investidos durante este plazo de dos meses, pero lo hicieron después de que se cambiara el candidato a la Presidencia que se había presentado en un inicio.

En 2015, Artur Mas había había fracasado en la primera y segunda vuelta, y JxSí acordó con la CUP investir a Puigdemont el 10 de enero de 2016, justo el día que finalizaba el plazo para evitar repetición electoral, y en 2018, tras las investiduras fallidas de Puigdemont, Jordi Turull y Jordi Sànchez, Junts planteó a Torra como presidenciable y salió escogido días antes de agotar el plazo.

FALTA DE ACUERDO CON JUNTS

La investidura de Aragonès ha vuelto a fracasar en esta segunda vuelta por la falta de acuerdo con Junts, a los que el candidato republicano se ha dirigido durante su discurso porque considera que no había «motivos de peso que justifiquen alargar la formación del Govern».

«Lo que podemos hacer hoy, no tenemos que esperar dos meses a hacerlo. Ni dos meses ni dos semanas ni dos días. Porque nos va la credibilidad del proyecto que compartimos, pero, sobre todo, por responsabilidad con una ciudadanía que está agotada», ha afirmado.

En su intervención, Aragonès se ha reafirmado en el programa de gobierno que planteó en el pleno del viernes, ha sostenido que las diferencias no son sobre las políticas que debe hacer el nuevo Govern, sino sobre la estrategia independentista, y ha reconocido al Consell per la República, aunque ha apostado por coordinarse pero dejando claro que no aceptaría «sustituciones ni tutelas.

Precisamente el Consell per la República ha sido uno de los escollos de las negociaciones: Junts quiere que tenga más peso y sea el espacio de coordinación de la estrategia independentista, mientras que ERC en un inicio lo rechazaba, pero en los últimos días se ha abierto a que pueda ser el órgano que ostente la dirección estratégica del proceso soberanista, aunque lo condiciona a que primero se reformule para integrar a los principales partidos y entidades independentistas.

La apuesta de Junts provocaría restar a la Generalitat potestad para tomar decisiones de peso en la estrategia independentista; unas competencias que ganaría el órgano dirigido por Carles Puigdemont, en una propuesta que coincide con el momento en que Junts han perdido la Presidencia del Govern en favor del republicano Pere Aragonès –si hay acuerdo–, por lo que ERC recela de este plan.

Sin embargo, la portavoz de Junts, Gemma Geis, ha negado que su formación quiera imponer tutelas a Aragonès, pero le ha pedido «flexibilidad» y que reconozca que ERC tiene 33 diputados y no 68.

La dirigente de Junts ha destacado que están más cerca de pactar que el viernes y ha confiado en que lograrán un acuerdo en los próximos días o semanas, pero ha emplazado a los republicanos a pactar una unidad de acción de los partidos independentistas en Madrid y una estrategia conjunta desde «el exilio» en Europa.

Además, ha cuestionado la premisa de Aragonès de que los obstáculos para desencallar las negociaciones son únicamente sobre la estrategia independentista, ya que ha criticado el acuerdo entre ERC y la CUP, que ha tachado de «estéril» porque asegura que no les interpela.

Según ella, este pacto se aleja del proyecto que quiere Junts para Cataluña y ha afeado especialmente el acuerdo para impulsar un plan piloto sobre una renta básica universal, una crítica que ha provocado que la ‘cupaire’ Eulàlia Reguant saliera a la palestra a advertir de que dicho punto «no se toca».

El fracaso del intento de Aragonès de alcanzar la Presidencia de la Generalitat pone sobre plano que las diferencias entre las dos principales fuerzas independentista –ERC y JxCat– manifestadas en los últimos años no se han superado y auguran un mandato plagado de desacuerdos o directamente una legislatura inexistente si es que en los dos próximos meses no consiguen sellar un pacto de Govern.