La intervención de la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, ha sido recibida este domingo en el Pleno de investidura del candidato socialista, Pedro Sánchez, con gritos de «asesinos» o «terroristas», acabando todo en una bronca en el hemiciclo que ha obligado a intervenir a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, pidiendo respeto a sus señorías respeto por la libertad de expresión.
Prácticamente desde que ha subido a la tribuna, desde la bancada de la derecha, donde se encuentran ubicados el PP, Vox y Ciudadanos, se ha comenzado a interrumpir a la dirigente de Bildu. La primera vez cuando estaba criticando el discurso del Rey tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Enseguida se ha escuchado un «asesinos» e incluso también un «Viva» al Rey. El primer calificativo no ha pasado desapercibido para la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que ha tenido que intervenir en diversas ocasiones para pedir silencio y respeto a la oradora.
El discurso de Aizpurua ha continuado pero a medida que avanzaba los ánimos en el hemiciclo se iban caldeando, sobre todo cuando se ha dirigido a los diputados de Unidas Podemos para recordarles el ofrecimiento que les hizo en su día el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, para «acabar con la Transición» cuando salió de la cárcel.
«FASCISTAS», «NOS MATABAN»
En varios momentos se ha visto tanto al presidente del PP, Pablo Casado, como a los portavoces parlamentarios de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, o de Ciudadanos, Inés Arrimadas, haciendo aspavientos y censurando cada frase de Bildu. «Fascistas» o «terroristas», se volvía a escuchar una y otra vez desde los escaños ubicados a la derecha del Salón de Plenos.
Tanto el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, como la portavoz parlamentaria, Irene Montero, y los diputados de Esquerra Republicana (ERC) han comenzado a pedir calma al PP, Vox y Ciudadanos pero, lejos de conseguirlo, las protestas iban a más.
«Nos mataban», ha gritado en un momento determinado el presidente del PP, Pablo Casado, cuando la portavoz de Bildu hablaba de democracia. «¿Pero usted está escuchado? Esto no puede ser», le ha dicho entre gestos Casado al candidato socialista.
Durante su alocución, Aizpurua ha denunciado la «crueldad»política penitenciaria y desde la bancada de la derecha algunos diputados han exigido al ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, que tomara nota. «Crueldad es matar a los muertos», ha enfatizado el diputado de Ciudadanos Marcos de Quinto.
No han sido pocas las veces que la presidenta de la Cámara ha tenido que llamar al orden a sus señorías. «La libertad de expresión es uno de los fundamentos de nuestra Constitución y el pluralismo político uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico», les ha recordado una de esas veces.
El discurso inicial de la diputada de Bildu, sin embargo, ha concluido con gritos de «fuera, fuera» desde la bancada de la derecha. Aizpurua ya era diputada en la legislatura fallida, aunque es la primera vez que Bildu logra grupo parlamentario propio al sumar cinco diputados y superar el 15% de voto en las tres provincias vascas y en Navarra.
El alboroto no ha cesado durante el rifirrafe de Aizpurua con Sánchez, especialmente cuando era ella quien tomaba la palabra, lo que ha obligado a Batet a volver a defender la libertad de expresión y a dejar claro que su misión desde la Presidencia es garantizarla.
BORRAR LOS ATAQUES AL REY
«En el Parlamento se defienden las posiciones políticas mediante la palabra, no mediante el insulto. Esta Presidencia ha tenido que escuchar muchas cosas absurdas, execrables, insostenibles e incluso falsas, pero su obligación por encima de cualquier otra es garantizar la libertad de expresión», ha aseverado, mientras el líder del PP negaba con la cabeza desde su escaño.
Batet ha pedido a los parlamentarios de la bancada derecha que no la obligasen a «empezar a llamarlos por su nombre», es decir a llamarles al orden individualmente, paso previo a una eventual expulsión.
Una vez finalizado el debate entre Sánchez y Aizpurua, la presidenta ha dado la palabra a Casado, quien le ha reprochado que no hubiera llamado al orden a la portavoz de la coalición abertzale por vertir «descalificaciones y conceptos injuriosos contra la instituciones del Estado».
También ha recriminado al candidato socialista que no haya defendido al Rey ni a la víctimas del terrorismo, objeto de los ataques, ha dicho, de uno de la «intervención más nauseabunda» que ha oído jamás en el hemiciclo. «Es infame lo que hemos vivido», ha denunciado.
De su lado la vicepresidenta segunda del Congreso, Ana Pastor, ha pedido la transcripción del discurso de Bildu para que se borren del Diario de Sesiones las ofensas al jefe del Estado. Durante su etapa como presidenta de la Cámara, Pastor acostumbraba a ordenar que se eliminaran las palabras a su juicio indecorosas que se pronunciaban en el Pleno si su autor no accedía a hacerlo ‘motu proprio’.
LA DICTADURA YA PASÓ
Minutos después el secretario general del grupo parlamentario de Vox, Edmundo Val, también ha pedido a Batet que hiciera desaparecer del Diario de Sesiones las acusasiones de «autoritario» que Aizpurua ha dedicado al Rey, recabando el aplauso del PP y Vox.
En su respuesta, y después de que la bancada de la derecha coreara ‘libertad, libertad’, Batet ha subrayado que «por suerte» en España se acabó la época en la que no se permitía la «crítica ni al Gobierno ni a otras instituciones y ahora se disfruta de una democracia plena. «Y precisamente para garantizar esa democracia plena tenemos que garantizar la libertad de expresión en el interior de esta Cámara y eso es lo que va a hacer esta Presidencia», ha insistido.
Después en los pasillos del Congreso, Aizpurua subrayado que ella sólo ha hecho una «crítica política» sin «insultar a nadie», ha enmarcado la actitud de Batet en la «lógica democrática» de una institución como el Congreso y ha anunciado que su formación estudiará los «insultos de grueso calibre» que le han dedicado desde la derecha. Según ha desvelado alguno de sus compañeros ha escuchado que le gritaban «muérete».