La inseguridad y desconfianza en una relación puede llevar al sufrimiento de celos. A ellos se les relaciona con varias situaciones desagradables, como el cibercontrol, y con muchos otros factores no recomendables en una relación. Sin embargo, para toda regla existe una excepción y parece que aquí también.
El miedo a perder a una persona es lo que lleva a otra a obsesionarse. Inseguridad, rechazo, miedo… Todos estos sentimientos están relacionados con los celos, aunque también se ha demostrado que estos pueden relacionarse con un aumento de la atracción en la pareja.
Si nunca has escuchad hablar sobre ello, descubre cómo los celos pueden ayudar a tu relación (no siempre son malos).
Los celos suelen reflejar inseguridad y desconfianza
Los celos funcionan como una respuesta cognitiva que logran crear pensamientos alejados de la razón. Por eso, están tan relacionados con la inseguridad y sentimientos como el rechazo, muy normales cuando dejamos de confiar en nuestra pareja y nuestra relación.
Cuando sentimos que la persona a la que queremos ha dejado de sentir lo mismo por nosotros, nuestro cerebro no lo sabe asimilar de forma adecuada. Lo primero que pensamos es que la perderemos, por lo que anidará en nuestro interior esa sensación de miedo tan reconocida cuando nos encontramos a las puertas de una posible ruptura con la que no estamos de acuerdo.
El miedo de este estilo es muy difícil de tolerar para las personas con tendencias obsesivas o controladoras. Con su comportamiento, lo único que terminan consiguiendo es que ese miedo se materialice. Hay que entender que no se puede controlar a otra persona, ni si es nuestra pareja ni si es nuestro amigo o compañero. Sin embargo, para mucha gente, cuando esa persona empieza a dedicar tiempo a otras comienza el fin de la relación.
La excepción: pueden provocar más atracción en la relación
Sabemos que los celos no son recomendables y que, en la mayoría de ocasiones, acaban terminando con la pareja. Sin embargo, como ya hemos dicho anteriormente, toda regla tiene excepciones y parece que esta también. En ocasiones, se da un fenómeno que resulta de lo más curioso y que está relacionado con este miedo interno de perder a la otra persona. Parece que, a veces, los celos pueden ocasiones una atracción mayor hacia la pareja.
En un lado, tenemos a la persona que los sufre, que se aferra de forma férrea a creer que estos son una muestra de amor en la relación. En el otro lado, tenemos a la otra persona, considerada como «su posesión». Si alguien intenta quitársela, esto hace que la quiera proteger de forma mucho más intensa, lo que aumenta esa atracción, que no llega a ser buena pero que sí puede existir.
Por ejemplo, tenemos algunos casos de parejas reales en los que podemos ver cómo sucede esto en programas de máxima audiencia televisiva como puede ser «La isla de las tentaciones». En este caso, los celos son el pan de cada día de los protagonistas. Ante ellos, algunas personas reaccionan llorando, otros intentando enamorarse de otros, otros continúan actuando de forma leal a sus parejas… Sin embargo, esto último suele suceder cuando se dan cuenta de que no hay nada que hacer para salvar la relación del fracaso inminente.
Este problema de celos se da en relaciones no saludables
Cuando los celos aparecen, lo único que demuestran es que la relación en la que nos encontramos no es saludable. Este problema está directamente relacionado con la idea de amor romántico que tenemos en la cabeza debido a lo que hemos aprendido a lo largo de los años en la sociedad. Este tipo de ideas consideran a la otra persona de la pareja como una propiedad, lo que convierte las relaciones en tóxicas.
Además, también debemos destacar el problema de que, en muchas ocasiones, las personas que son «la propiedad», se sienten mejor cuando su pareja muestra celos hacia ellas. Creen que ese sentimiento es una buena forma de demostrar el amor y de que su relación continua tan viva como siempre. Esto nos hace pensar, de forma errónea, que cuando algo que quiero o tengo está en riesgo hay que defenderlo de forma más intensa, creando beneficios en la pareja.
Lo cierto es que los celos, en cualquiera de sus versiones, se convierten en un sentimiento autodestructivo que lo único que logra es minar la relación hasta que sucede la ruptura. Es decir, justo lo que se ha intentado evitar. Quien tiene algo desea controlarlo. Sin embargo, sobre todo al hablar de personas, esto solo crea dependencia emocional, dando lugar a relaciones tóxicas tanto para la persona celosa como para la otra.
Gestionarlos de forma sana para salvar la relación
Para que los celos no se conviertan en un problema grave en nuestra relación, desde el momento en el que los sentimos, lo primero es saber reconocer que estamos ante este tipo de problema. De este modo, podremos reaccionar de forma adecuada antes de que el sentimiento se vuelva difícil de controlar. Para ello, podemos intentar buscar medidas por nuestra cuenta o recurrir a un profesional, en el caso de que no sepamos qué debemos hacer.
Cuando este sentimiento se da con nuestra pareja, es importante pararse y pensar de forma fría, analizando si la situación es un episodio de celos o, en cambio, cualquier otra cosa. Algunos signos por los que lo puedes reconocer es si notas que gritas a menudo y sin motivo, si crees que se viste de forma distinta por haber conocido a alguien, si te sientes mal por su comportamiento, etc. Cuando cumples algunas de las claves anteriores, puede que haya llegado el momento de pensar que tenemos celos y reconocer el problema.
En ningún caso, una relación se debe basar en ningún tipo de miedo. La pareja debe asentar sus bases sobre una alfombra de cuidados y respeto. Aunque los celos pueden ser una emoción como cualquier otra y, por tanto, difícil de controlar, no es imposible. Es normal que puedan darse en situaciones puntuales. Sin embargo, la clave está en saber reconocerlos, comunicarse con la pareja y, por supuesto, tomar medidas para erradicarlos.