Primero Andalucía y ahora la Comunidad de Madrid. Vox tiene claro que la diputada Macarena Olona no está del todo exprimida y sopesa varios escenarios, pero las bases tienen claro dónde la quieren. En un principio, los de Santiago Abascal tuvieron claro que Olona tenía que ser candidata autonómica en Andalucía, pero ahora, con las elecciones anticipadas en Madrid, los planes han cambiado. El partido debate qué hacer con Olona ante un aluvión de presiones dentro de Vox que claman porque tumben a Rocío Monasterio y pongan en su lugar a Macarena Olona como candidata a las elecciones de la Comunidad de Madrid. Monasterio no convence, pero la diputada tiene tirón. Y mucho. El problema es que Vox no solo tendría que degradar a una Monasterio que formó parte de la fundación del partido, sino que se buscaría un problema con otro de los pesos pesados de la formación: Iván Espinosa de los Monteros.
Las elecciones autonómicas de Madrid han adquirido una entidad nacional. Que el vicepresidente segundo del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, haya bajado a los infiernos autonómicos dejando su puesto de moqueta a un lado ha convertido unas elecciones de segundo nivel en un punto crucial para la política española y para el rumbo que tomarán todos los partidos. Dada la entidad que han adquirido los comicios de la Comunidad de Madrid, en Vox se ha dejado caer el debate de si sustituir a Rocío Monasterio o no para reforzar las posibilidades de la agrupación ante una Isabel Díaz Ayuso que pisa fuerte. Desde Vox apuestan por Olona, pero el miedo que suscita en la directiva es el de desatar una guerra interna por apartar a una peso pesado de la formación que además es pareja de uno de los miembros del núcleo duro del partido.
Monasterio no convence. Fuentes de la formación de extrema derecha deslizan que es un perfil «sectario» que incluso podría dificultar un posible pacto con Ayuso en caso de que juntos sumaran mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid. Las exigencias de Vox no serán del todo fáciles de asumir por el PP, pues se plantearán algunas líneas rojas que harán dudar a los populares y si a esto se le añade un perfil como el de Monasterio, los problemas y las tensiones están servidos.
A esto hay que añadir que Ayuso pisa fuerte en la Comunidad de Madrid. Hay visionarios dentro del PP que apuestan incluso porque la presidenta popular conseguirá la mayoría absoluta sin la necesidad de usar la muleta de Vox. Y desde la formación de Abascal no son ajenos a que esto es una posibilidad que está encima de la mesa. La lectura que hacen desde el partido es que si quieren plantar cara a Ayuso, deben poner una candidata o candidato fuerte con suficiente tirón, porque el riesgo de que la presidenta popular absorba a Vox en Madrid está. Y Abascal no se puede permitir el lujo de retroceder en todo el territorio conquistado.
Las dudas están carcomiendo al partido. Y el mayor miedo de la formación de extrema derecha es abrir una brecha interna al apartar a una Monasterio que ha formado parte del núcleo duro desde que Vox obtuvo sus primeros buenos resultados. Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros podrían abrir una guerra de la que difícilmente se recuperaría el partido. Y más si degradan a la arquitecta de una forma que algunas voces cercanas al partido consideran humillante. Pero el tirón de Olona está ahí. Y la sensación de que la diputada de Vox está completamente desaprovechada, también.
El problema es que Vox ha trascendido. Ya el cotarro no lo dirigen con total control los de siempre. Ahora hay opiniones, corrientes ideológicas y presiones internas. Y los vientos ahora soplan a favor de Macarena Olona, ya sea porque la manden a Andalucía a fajarse contra Juan Manuel Moreno o porque la dejen en Madrid para contener la sangría del voto útil a una Isabel Díaz Ayuso reforzada entre el electorado de la derecha, según se desliza de todas las encuestas realizadas en la Comunidad de Madrid hasta la fecha.
Fuentes de Vox aseguran que Olona no está entusiasmada ante la posibilidad de acabar en la Junta de Andalucía. Ella no quiere marcharse y espera tener un papel algo más relevante dentro del partido. Y lo peor de todo es que desde Vox saben que es ahora o nunca, dado que todos se muestran convencidos de que las próximas elecciones (tanto autonómicas como generales) serán aquellas en las que obtengan mejores resultados dado que son los que mejor han capitalizado el descontento general con el Gobierno.
Se trata de Olona contra Monasterio. Desde el partido crecen considerablemente las presiones por apartar a la actual candidata y dar un giro de guion similar al que ha dado Ayuso al convocar elecciones o Iglesias al dejar su cargo de vicepresidente segundo del Gobierno para postularse como candidato de Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid.
ALEJARLA DE ABASCAL
Es una estrategia que desde Vox consideran brillante. Aparentemente, mandar a la diputada del partido Macarena Olona a encabezar la candidatura de Andalucía es un “premio” para ella que, además, conseguiría frenar la consolidación del Partido Popular en el territorio para dar otro impulso a Vox que coquetearía con el ‘sorpasso’, según sus lecturas internas. Esto, de cara a las generales, sería el impulso que Vox necesitaría para conseguir los mejores resultados de su historia. Sin embargo, fuentes del partido informan de que la verdadera razón por la que han empaquetado a Olona para enviarla a Andalucía es para evitar ensombrecer a quienes algunos consideran los “aristogatos”, los cabezas de cartel de Vox; es decir, Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y compañía. Sin embargo, la operación Olona en Madrid no tendría el mismo resultado ni de lejos, pues abriría una brecha interna y no alejaría demasiado a Olona de Santiago Abascal.
Desde la línea oficial de Vox, el paso de Olona a Andalucía se vende como un auténtico premio para la diputada. La dirigente del partido ha ganado peso estos últimos años hasta el punto de que desde Vox la ven como la sucesora natural de Abascal. En un partido tan jerarquizado, esto no ha sentado bien en algunas capas y por eso fuentes del partido apuntan a que el mandar a Olona por la A-4 a Andalucía es más bien un premio envenenado que buscaba alejar a la diputada del entorno de Abascal. Así, el beneficio es doble, aunque los reacios al cambio no sabrían decir si lo que más ha pesado a la hora de tomar la decisión es aleja a Macarena o dar un golpe de efecto en Andalucía que deje tiritando a Juan Manuel Moreno Bonilla.