Ciudadanos lleva meses sometiéndose a un proceso continúo de supervivencia. El partido que dirigiera Albert Rivera durante más de una década todavía está recomponiendo las piezas para salir a flote. Sin embargo, los últimos pronósticos y dimisiones siguen desequilibrando la balanza de recuperación. Ahora la formación se aferra a la denominada vía 221 para evitar unas terceras elecciones que hundan aún más su presencia institucional.
Un último sondeo ha dado todavía un resultado peor a la agrupación naranja. Unas cifras, que de cumplirse, relegarían a Ciudadanos al grupo mixto y casi al ostracismo. El partido ya ha experimentado una gran caída al pasar de 57 a 10 diputados en tan solo seis meses y estos números podrían ser más bajos en caso de ir a unas terceras elecciones. Tampoco está atravesando un buen momento en la política catalana, su golpe fuerte, donde una encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) augura que el independentismo podría ganar en unos comicios y Cs pasaría de primera a cuarta fuerza.
Ante estos primeros pronósticos, ahora lo importante para Ciudadanos es consolidar una nueva legislatura nacional y no permitir una vuelta a las urnas que empeore sus datos. Los de Inés Arrimadas necesitan tiempo para consolidar y levantar el proyecto, con novedosos planteamientos que atraigan al votante desencantado.
MALA IDEA IR A UNAS TERCERAS ELECCIONES
Los dirigentes de la formación no quieren ir a terceras elecciones. Sea como sea. Han aprendido de sus errores y saben que volver a dificultar una investidura podría hundirle más en las urnas. Los votantes del partido, los menos fieles, le dieron la espalda en noviembre y según las últimas encuestas, volverían a dárselas de nuevo en unos hipotéticos comicios.
Invymark ha realizado esta semana un sondeo para La Sexta en la que se habla del resultado de unas posibles elecciones generales –las terceras en pocos meses si no hay acuerdo–. Y Ciudadanos vuelve a ser el más perjudicado. Los naranjas se dejarían otros siete parlamentarios, al pasar de diez a tres, lo que les dejaría por primera vez sin agrupación propia en la Cámara Baja. La formación tendría que integrarse en el grupo mixto, junto a otros partidos minoritarios como la CUP, Más País o Junts per Catalunya.
Este resultado no solo condenaría a los de Arrimadas a tener poca presencia y tiempo de debate en el Congreso, sino que podría favorecer una posible desaparición del partido –o absorción por parte del PP–. Fuentes políticas consultadas auguran que es muy probable que de cumplirse estos pronósticos se incremente la posibilidad de que Partido Popular y Ciudadanos consolidaran su unión definitiva.
El PP ya ha mostrado en más de una ocasión su interés por aliarse con los naranjas. Ya lo expresaron antes de su debacle electoral, cuando Ciudadanos vivía su momento de máximo apogeo y lo ha seguido expresando en la actualidad. La idea de España Suma sigue estando sobre la mesa y los de Pablo Casado no niegan que su objetivo principal sería acudir en coalición con los naranjas en futuras elecciones. Algo a lo que se resisten en Cs. Al menos de momento.
MÁS BAJAS EN CIUDADANOS
En paralelo a la preocupación de Arrimadas y su equipo por mantener vivo el partido, está el sucesivo desmoronamiento de candidatos. Todavía siguen sumándose bajas desde el 10-N, la última la de Félix Álvarez, conocido por todos como Felisuco. El actor y humorista era el candidato de Ciudadanos a la presidencia de Cantabria y portavoz. Sin embargo, ha decidido abandonar las filas naranjas y lo justifica alegando “desavenencias” con la dirección regional del partido.
Felisuco había ocupado este cargo desde 2016 y fue elegido expresamente por la dirección nacional que capitaneaba Rivera. Ahora deja sus responsabilidades de portavoz, aunque ha anunciado que no abandonará su acta como diputado regional. El actor se ha sumado a una amplia lista de dimisiones que ya comenzaron en verano y que se han incentivado tras los resultados del 10 de noviembre.
Unas dimisiones que han afectado a la estructural troncal del partido, empezando por la del propio presidente. Albert Rivera asumió su responsabilidad y tras sus pasos se fueron también José Manuel Villegas, que era el secretario general, Fernando de Páramo, secretario de Comunicación o Fran Hervías, secretario de Organización, entre otros. Antes de ellos, otros integrantes como Francisco de la Torre, Toni Roldán o los fundadores Xavier Pericay o Francesc de Carreras también dejaron el partido, en este caso, por la deriva del mismo.
Estas salidas han hecho tambalear las raíces del partido, pero algunos miembros del mismo lo ven como una oportunidad de regeneración. En unos meses se tendrá que decidir los nuevos cargos de la dirección y el comité, empezando por la presidencia, que todos creen que asumirá Arrimadas. La jerezana ya se ha puesto en marcha con su nueva posición y está tomando las riendas de las negociaciones con el gobierno de Sánchez para introducir la “vía 221”, que uniría a PP, PSOE y Cs contra Unidas Podemos y el nacionalismo. Una alternativa que de momento parece improbable, pero que ya ha conseguido lo que parecía imposible: que los tres líderes se sentaran a debatir.