Los marxistas españoles, tipo IU, miran por encima del hombro a los nacionalistas periféricos que se dicen progresistas porque creen que priorizan debates favorables a la derecha, los identitarios, respecto a al agenda social.
Y los nacionalistas periféricos, tipo ERC o Bildu, miran por encima del hombro a los herederos del PCE porque creen que comparten visión del estado con la derecha madrileña y niegan una salida democrática al ‘problema español’.
Estas dos familias, comunistas ibéricos e independentistas, estarán más cerca que nunca a nivel europeo. Porque Sortu, heredera ideológica de Herri Batasuna y matriz de Euskal Herria Bildu, se va a incorporar al Partido de la Izquierda Europea (PIE) como observador.
La izquierda abertzale todavía no será miembro de pleno derecho, situación que hasta ahora solo tienen tres formaciones políticas del Estado español: Izquierda Unida, el PCE y el que hasta hace unos meses actuaba como referente de ambos en Cataluña, Esquerra Unida i Alternativa.
COMUNISMO Y NACIONALISMO
Los marxistas de la escuela Laclau creen que hay que tomar elementos conservadores aglutinantes, las banderas, para hacer revolución, véase la Unión Soviética o los triunfos bolivarianos en Latinoamérica la década pasada.
Las relaciones entre nacionalismo y comunismo en España han tenido luces y sombras: en la II República era pública y notoria la gran amistad que unía al lehendakari José Antonio Aguirre, PNV, con Jesús Monzón, estrella navarra del PCE.
En los largos años de oposición al franquismo hubo una especie de simpatía mutua al compartir trinchera: en el Mundo Obrero redactado en el exilio se aplaudió a «el ETA», calificativo que evidenciaba la distancia entre el PCE y la banda armada.
Pero en la Transición las cosas cambiaron: el PCE abrazó sin titubeos monarquía, rojigualda y Constitución mientras ETA seguía en el monte. Santiago Carrillo, necesitado de hacerse perdonar tras cuarenta años de demonización, llegó a comparar a HB con «el partido nazi alemán».
IU TEME AL NACIONALISMO
El PIE celebró hace unos días un Congreso en Benalmádena y Enrique de Santiago, secretario general del PCE, aseguró que «para parar el fascismo, nuestro partido con Unidas Podemos hemos apostado por entrar en el gobierno, para evitar que se hagan políticas de la derecha, o que la socialdemocracia acabe entregada a las políticas neoliberales».
Pero lo más llamativo de su charla fue el dardo que le envió al nacionalismo catalán: «Pero sólo hay un impedimento. La actitud de la izquierda independentista catalana. Hacemos un llamamiento para no fortalezcan a la derecha española ni la ultraderecha, para que permitan un gobierno de la izquierda».
LOS TITUBEOS DE GARZÓN
Alberto Garzón, coordinador federal de IU, también provocó ampollas en el nacionalismo por las declaraciones que realizó hace unos días en El Español: «La izquierda ha cometido un error y ha sido romantizar los nacionalismos periféricos, hay una sensación de que son emancipadores».
Aunque el líder de IU matizaba su palo al nacionalismo catalán y vasco: «Yo no lo pienso, aunque sé notar las diferencias entre un PNV que es nacionalista pero es democrático y un Vox que es nacionalista y antidemocrático».
LOS RETOS DEL REFERENTE EUROPEO DE IU
Heinz Bierbaum, máximo responsable de Política Internacional de Die Linke, quinta fuerza alemana, fue elegido como presidente del PIE, referente europeo de IU. El partido paneuropeo apostará en los próximos tres años por tres ejes: la democracia contra el autoritarismo, el ecologismo y el feminismo. La lucha de clases, como vemos, se ha aparcado.
Enrique de Santiago, líder del PCE, aseguró que el reto «será estabilizar ese espacio plural que permite hacer políticas de otra forma, que no sea solo una coalición electoral, que sea un sujeto político, y garantizar el acompañamiento social y popular al gobierno. De nada sirve si nuestro pueblo no es cómplice con ese trabajo de gobierno».
Y sostuvo que «el compromiso del PCE y del PIE es ampliar este espacio político, aquí tiene que estar desde el laborismo británico que ha dado una defensa por los derechos y los servicios sociales, hasta el último partido comunista de este continente».
Por último apuntó que «sólo uniendo fuerzas seremos imparables, y se puede lograr con un programa en común. La izquierda se fortalece unida. El PIE ha pasado un momento delicado, y la voluntad del PCE siempre ha sido la construcción de amplios acuerdos en torno a propuestas».