Los huevos fritos son una receta aparentemente sencilla y muy recurrente, porque a todo el mundo le gustan y se preparan en cuestión de minutos. Hacer un huevo frito es fácil, pero hacer un huevo frito perfecto, no lo es tanto. ¿Qué entendemos por huevo frito perfecto? Pues uno de esos en el que la yema está en su punto para untar con pan, y la clara consistente, con una puntilla crujiente alrededor, pero sin resultar demasiado aceitoso. Para conseguir un resultado así, es necesario perfeccionar la técnica siguiendo algunos trucos que nos pueden ayudar a conseguir la mejor versión de este plato.
1LA IMPORTANCIA DE LAS HERRAMIENTAS
Lo primero que hay que tener en cuenta, son las herramientas que vamos a utilizar. Una buena sartén es imprescindible para cualquier preparación, pero cuando se trata de hacer un huevo frito, su importancia es aún más relevante. Para que la receta salga bien, es fundamental que sea una sartén antiadherente, y tanto mejor si además se trata de una sartén de doble fondo, porque tendremos la profundidad más adecuada para que el proceso de fritura se lleve a cabo de manera idónea. El tipo de espumadera que se utiliza también es importante. Uno de los trucos que utilizan los expertos es dejarla sumergida en el aceite mientras se está calentado, para que cuando la utilicemos bañar el huevo en el aceite, habrá tomado temperatura.