La sensación en Ciudadanos tras las palabras del consejero de Transportes, Ángel Garrido, es de incredulidad. Fuentes del partido aseguraron a MONCLOA.com que fue el propio consejero quien se postulaba como candidato a la moción de censura. Sin embargo, ahora Garrido ha salido a la palestra para mostrar su «fidelidad» al candidato actual: el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado. “En Madrid, en Ciudadanos, hay un líder que se llama Ignacio Aguado”, ha lanzado, y ha asegurado que “ya está resulta la pregunta”. Pero fuentes del partido tienen claro que la razón por la que Garrido ha cedido el paso ha sido, primero, por no abrir otra guerra interna con un Ciudadanos tocado tras el fiasco del plan de Inés Arrimadas y, segundo, por quemar a Aguado en estas elecciones e intentar que dimita tan pronto conozca los resultados, siempre que se cumplan los pronósticos de las encuestas electorales.
Garrido ha optado por la templanza. Mientras que las fuentes consultadas aseguraban que Arrimadas habló con él la posibilidad de que fuera el candidato en la moción de censura que ha sido abortada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, ahora han dado un giro de 180 grados tras la convocatoria de los comicios autonómicos. Garrido ha dejado vía a libre a Aguado porque ha visto que ese camino electoral solo lleva al fracaso. Que Aguado pierda la mitad de sus diputados (o más) será una razón más de peso para solicitar su dimisión y boicotearle desde dentro. La paciencia es una virtud, y mejor dejar que sea el vicepresidente el que se estrelle solo sin necesidad de empujarle. Este es el mensaje que entienden desde Ciudadanos que ha lanzado Garrido al dejarle vía libre a su candidato naranja. Ahora nadie duda de que Aguado irá a unos comicios en los que nadie confía.
El margen de maniobra de Ciudadanos es estrecho. Que remonte la formación de Arrimadas en cuestión de un mes y con los sondeos completamente en contra es casi un milagro y en el partido lo dan por hecho. Casi tanto, como el hecho de que los que ahora son consejeros tengan la posibilidad de volver a serlo. Al menos los que pertenecen a la formación naranja. Por esto, desde el gabinete de Garrido han visto completamente oportuno que sea Aguado quien se presente de nuevo a las elecciones para quemar al candidato.
Las palabras de Garrido han caído en un principio como un plomo incomprensible en el partido. Todos daban por hecho que era el sucesor natural de Aguado y que sería el candidato para los comicios del 4 de mayo. Que Garrido saliera a la palestra a decir justo lo contrario y someterse al criterio de Aguado para venderle como el candidato ideal de la formación naranja ha descolocado a algunos dirigentes del partido de primeras, pero después, las fuentes han tenido claro el mensaje: «no es el momento» de que Garrido se presente porque lo único que va a conseguir es quemarse con el legado del vicepresidente. Algo similar a lo que le pasó al exministro Alfredo Pérez Rubalcaba con el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones generales cuando le pasó el testigo de la candidatura.
EL PSOE TOMA LA MISMA DECISIÓN
Esa lectura también la ha hecho el PSOE. La mayoría de los diputados socialistas apostaban porque era la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien sustituiría a un Ángel Gabilondo ya de salida. El partido ha confirmado que será el filósofo quien se presente a las elecciones, pero lo cierto es que desde la formación deslizan que el motivo es algo similar al de Ciudadanos, aunque con la diferencia de que Margarita Robles se ha aferrado al sillón y no quiere dejar bajo ningún concepto el asiento en de ministra. Gabilondo caerá o se mantendrá por el momento, aunque en este caso los sondeos no perjudican especialmente a los socialistas, pero la idea es que Robles venga con todo el efecto posible, como el exministro de Sanidad Salvador Illa, y que aprovechen toda la estela.
También ha pillado por sorpresa a los socialistas el hecho de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no haya movido un dedo por cambiar al candidato en la Comunidad. Gabilondo se daba por hecho que acabaría como defensor del pueblo y que dejaría la candidatura socialista. Esto era así hasta que el partido se ha reunido de urgencia este jueves y ha tomado la decisión de que si alguien se tiene que quemar en estos prontos comicios es el candidato que está de salida.
El quemar a los candidatos en estas elecciones es una decisión de urgencia. No se trata de que Ciudadanos y el PSOE hayan optado por mantener la estructura del partido porque apuesten por ella, pero sí que entienden que la decisión de la presidenta autonómica de adelantar las elecciones les ha pillado a contrapié y que han tenido que salvar los muebles como buenamente han podido.
ARRIMADAS, LA MALA ESTRATEGA
Después de las asignaturas de Lengua, Matemáticas y Conocimiento del Medio, no había otra que se llamara Estrategia Política. Esta última se achaca más al sentido común, una cualidad que parece que la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se ha dejado en casa esta semana cuando tomó la decisión de urdir junto al ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE un “plan maestro” para presentar mociones de censura en varias comunidades autónomas contra el Partido Popular. Ahora, ante la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de convocar elecciones anticipadas, la formación naranja no solo se ha quedado con las ganas del golpe de Estado figurado, sino que ha dejado a su partido a las puertas de la desaparición. Arrimadas reivindicaba el legado de Albert Rivera y parece que completará la tarea que inició el exlíder del partido naranja: hacer desaparecer Ciudadanos.
Arrimadas ha reconocido que mantuvo contactos con el PSOE y que intentó protagonizar una patosa estrategia para desbancar al PP de algunas comunidades autónomas y algún que otro municipio suelto, como ha sido el caso de Murcia, pero ha matizado que habló con el presidente popular, Pablo Casado, en más de una ocasión para dejarle claro que solo intentarían tumbarles en algún que otro gobierno autonómico, pero no en Madrid ni en Castilla y León. Nadie en su partido entiende qué quería decir la candidata con estas palabras o cómo pretendía que reaccionaran en el PP, pero todos dan por hecho que si Ciudadanos ya asomaba la cabeza al abismo, Arrimadas ha dado el empujón que hacía falta para hundir al partido en la miseria. Las encuestas, por el momento, en la Comunidad de Madrid, auguran un batacazo de la formación naranja similar al que se han dado el pasado febrero en Cataluña. Y esto es solo el principio.
No hay nadie en todo el partido naranja que resuma mejor que la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, lo que ha ocurrido en realidad. Es un resumen que Arrimadas reconoce, pero que no quiere oír. “Nos habéis jodido, de verdad”, le ha comentado Villacís a Casado este jueves en cuanto le ha visto en la capital en un acto conmemorativo del atentado del 11-M. Con esto se refiere a que Ayuso, al abortar la intención de Arrimadas de presentar una moción de censura en la Comunidad de Madrid días después del anuncio de que se presentaría también en Murcia a nivel autonómico y municipal, ha desmontado su estrategia además de que ha conseguido hundir más, si cabe, a la formación naranja en unas elecciones que auguran que Ciudadanos se convertirá en un partido casi tan votado como el Partido Comunista.