La Asamblea de Extremadura aprobó la pasada semana una propuesta presentada por el PP, que solicita a la Junta trasladar al Gobierno central su apoyo a la aplicación del artículo 155 en Cataluña. El PSOE, partido de Guillermo Fernández Vara, actual presidente de la Junta, ha votado a favor al igual que Ciudadanos, mientras que Podemos fue la única formación que se posicionó en contra.
El texto contó con seis puntos que defienden la Monarquía parlamentaria y el español como lengua vehicular y común de la enseñanza en todas las comunidades autónomas, con respeto a las lenguas cooficiales, así como la defensa incondicional de los símbolos de la nación.
En la propuesta aprobada, se exigió también al Gobierno central el abandono de la «bilateralidad” con Cataluña. Su intención es trasladar al Gobierno central del PSOE su respaldo a una posible aplicación del artículo 155 de la Constitución, “de manera firme, con la amplitud y duración que se requiera, para frenar el desafío independentista catalán, recuperar la unidad entre los españoles que viven en Cataluña, el respeto a la nación española y la historia que compartimos”.
Fernández Vara justificó el voto en positivo del PSOE alegando que se podría «aplicar el 155 si se dan las circunstancias, que en estos momentos no se dan», y alertó de que «si se hiciera sin razones los tribunales europeos podrían rechazarlo y sería muy grave.
Tras el revuelo político, el secretario general del PSOE extremeño quiso que nadie viera “nada raro” en esta votación, considerada como un toque de atención al gobierno de Pedro Sánchez. “Se votaba algo sin matices, como es hoy la política en España, y la política territorial está llena de ellos”, subrayó.
Desde Cataluña, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, le recriminó por alusiones su actitud: «A mí no me gustaría que en el Parlament de Catalunya se votara una moción sobre lo que tiene que hacer Extremadura, sería poco elegante», y remachó que «no se dan las condiciones» para la aplicación del 155.
Esta aparente salida de tono de Fernández Vara es la última de varias decisiones políticas que ha tenido que tomar en esta legislatura para mantenerse en el poder, ante la debilidad parlamentaria con la que nació su Gobierno. Después del éxito de recobrar el poder para los socialistas en 2015 tras una legislatura en la oposición, el presidente extremeño se dio de bruces con la dura realidad.
VARA PACTA CON EL PP Y CS
El PSOE fue la fuerza política más votada haciéndose con un total de 30 escaños, aunque no consiguió la mayoría absoluta que se situó en los 33. Gracias a los votos a favor de Podemos, que había obtenido seis escaños, Fernández Vara se convirtió en el nuevo presidente de la Asamblea con un pacto de gobierno con la formación morada, pero la alegría le duró poco.
Sus primeros presupuestos fueron tumbados por toda la oposición sin excepción. Lejos de arredrarse, Fernández Vara llevó unas nuevas cuentas y, sorpresa, logró sacar las cuentas extremeñas en abril de 2016 con la abstención de PP y Ciudadanos. Un caso único en toda España y sin apenas despeinarse: de los 5.197 millones presupuestados, sólo se movieron 5,1 durante el debate final a través de las enmiendas de PP y Cs.
En paralelo, la relación de Vara y Pedro Sánchez estuvo marcada desde sus inicios por varias desavenencias. Sin ir más lejos, en mayo de 2017, el presidente extremeño se postuló del lado de Susana Díaz en las primarias del PSOE. “A mí me gustaría que España pudiera tener una presidenta de gobierno. Mujer, porque sé que solamente así venceríamos las últimas resistencias en el ámbito de la igualdad de género», señalo Vara.
«A mí no me gustaría que en el Parlament de Catalunya se votara una moción sobre lo que tiene que hacer Extremadura, sería poco elegante»
Eso sí, en cuanto se confirmó la victoria de Sánchez, el dirigente extremeño fue el primero de los barones que rindió pleitesia al nuevo secretario general del PSOE y accedió a integrarse en la nueva Ejecutiva ‘sanchista’. Desde entonces, ha sido leal al líder de los socialistas, aunque en varias ocasiones ha alzado la voz.
Por ejemplo, en junio de 2018, tras el nombramiento de Sánchez como presidente del Gobierno como consecuencia del éxito de la moción de censura, varios medios se hicieron eco de la desconformidad del presidente extremeño con varios nombramientos del nuevo Ejecutivo.
Fue el caso de Belén Fernández, que había sido uno de los principales apoyos extremeños de Sánchez durante las primarias. Su nombre empezó a circular como nueva delegada del Gobierno en Extremadura y se desataron los rumores sobre la enemistad de esta última con Vara. Incluso, se llegó a especular sobre una llamada telefónica en la que Fernández Vara habría amenazado a Sánchez con dimitir si este nombramiento se hacía efectivo.
El secretario general extremeño aclaró más tarde que esa conversación nunca se había producido. Pero sí es cierto que la Agencia EFE publicó la noticia sobre la elección de Belén Fernández, para tan solo 50 minutos después, corregirse y aclarar que la verdadera delegada del Gobierno sería Yolanda García Seco, una personas más cercana a Vara.
Pero los problemas de Vara no se quedan solamente dentro de casa, y es que también ha roto los puentes con el líder de la oposición extremeña, José Antonio Monago (PP). El pasado 4 de enero, Monago abandonó el llamado ‘Pacto por el Ferrocarril’ creado por el PSOE, alegando que el organismo se había convertido en «inútil» e «ineficaz». Además, acusó a Vara de ser «sumiso» al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El ferrocarril en Extremadura es uno de los grandes problemas de la comunidad, y es que la red ferroviaria de la región sigue sin estar duplicada ni electrificada en sus 725 kilómetros. En la madrugada del 1 de enero, 162 pasajeros se quedaron “tirados” en medio del campo en el trayecto entre Badajoz y Madrid. Se trataba de la segunda incidencia del mismo tren en menos de 24 horas y Vara puso el grito en el cielo.
Tras reunirse con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el 2019, dado a conocer la semana pasada, contempla una inversión real de casi 492 millones de euros en Extremadura, lo que supone un aumento del 27,5% respecto a las cuentas del año pasado.
Como viene siendo habitual, las inversiones ferroviarias vuelven a acaparar la mayor parte del gasto previsto, con más de tres cuartas partes del total: 383 millones de euros. Sin embargo, la novedad este año es que, además de la inversión en la línea de alta velocidad (335 millones de euros, un 28,3% más que en el 2018), el proyecto de ley incluye una considerable partida para la red convencional, destinada a mejoras, mantenimiento, reparaciones o actuaciones en estaciones y pasos a nivel, entre otros aspectos. Eso sí, la inauguración del AVE se retrasa un año más y no llegará a Badajoz hasta 2026.