jueves, 12 diciembre 2024

Fiscalía de Asturias pide 20 años de prisión para acusado de agredir sexualmente a su cuñada

La Fiscalía del Principado de Asturias solicita 20 años de prisión, 15 de alejamiento y libertad vigilada para un hombre por agredir sexualmente durante años a su cuñada, a la que controlaba desde que era una niña y que se quedó embarazada con 17 años. La vista oral está señalada para este martes, 9 de marzo de 2021, en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, a las 10.00 horas.

El procesado, nacido en 1961, convivía con su mujer en el domicilio de los padres de ella, en Cangas del Narcea, donde también residía su cuñada, que por aquel entonces tenía 9 años. El Ministerio Fiscal sostiene que, desde el inicio de la convivencia, el procesado, de manera reiterada y sostenida en el tiempo, ejerció un férreo control sobre la víctima, decidiendo desde la ropa que debía ponerse hasta cuándo y con quién podía salir; control que derivó en abusos de toda índole.

Así, fue objeto de numerosos tocamientos, era víctima de constantes insultos y la ridiculizaba, provocando una situación de tensión que hacía que desde niña se doblegara a los deseos. En estas circunstancias, y sin que pueda concretarse la fecha pero que puede situarse alrededor del décimo cuarto cumpleaños de la víctima, el procesado comenzó a mantener relaciones sexuales completas con ella, que continuaron de forma ininterrumpida a lo largo de los años siguientes.

La mujer no accedía a las mismas, aunque, dado el temor que el procesado le inspiraba debido a su carácter violento, con agresiones a otros miembros de la familia y las amenazas de matarla a ella o a sus parientes, así como el aislamiento que padecía, optó por someterse, hasta el punto de que, cuando con 17 años y fruto de estas relaciones, se quedó embarazada. La joven ocultó el embarazo y la identidad del progenitor por miedo a su reacción.

Tal era el control y dominación del procesado sobre la víctima que, con un simple gesto, ella acudía a donde él le ordenaba, agachando la cabeza, y se dejaba hacer, presionada y atemorizada por las consecuencias de una negativa. Hasta tal punto estaba aislada e indefensa, que el procesado, para facilitar la ejecución de sus agresiones y lograr que nadie acudiese en su auxilio, construyó una trampilla para acceder desde la cuadra a la habitación de la joven.

Además, el procesado la presionaba para que se abstuviera de relacionarse con personas distintas de las que él eligiera, abandonara el domicilio o vistiera de determinada manera, y si ella iniciaba un mínimo conato de resistencia, trataba de torcer su voluntad con insultos tales como «guarra, puta, asquerosa» y otros similares, o con amenazas de causar daño a su hijo o a sus sobrinas si no accedía a sus deseos, todo ello con la finalidad de someterla e infundirle temor, impidiendo el libre desarrollo de su vida, hasta que, finalmente se decidió a denunciar.

Como consecuencia de lo anterior, la mujer sufre trastorno de estrés postraumático de tipo crónico con estado ansioso-depresivo que precisa tratamiento psicológico y psiquiátrico.

Además de la pena de 20 años de prisión la Fiscalía, en concepto de responsabilidad civil, solicita que el procesado indemnice a la joven con 15.000 euros por los daños morales y psicológicos padecidos y al SESPA, con la cantidad que se acredite en ejecución de sentencia por los gastos de asistencia sanitaria prestada, más los intereses legales correspondientes.